Page 11 - San Miguel 2024 mayo
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La práctica de la maternidad subrogada viola, ante   de la eutanasia o el suicidio asistido se denominan a
        todo, la dignidad del niño. Por tanto, el niño tiene de-  veces “leyes de muerte digna”.
        recho, en virtud de su dignidad inalienable, a tener un    Está muy extendida la idea de que la eutanasia o
        origen  plenamente  humano  y  no  inducido artificial-  el suicidio asistido son compatibles con el respeto a
        mente, y a recibir el don de una vida que manifieste, al   la dignidad de la persona humana. Frente a este he-
        mismo tiempo, la dignidad de quien la da y de quien   cho,  hay  que  reafirmar  con  fuerza  que  el  sufrimien-
        la recibe. El reconocimiento de la dignidad de la per-  to no hace perder al enfermo esa dignidad que le es
        sona  humana  implica  también  el  reconocimiento  de   intrínseca e inalienablemente propia, sino que puede
        la dignidad de la unión conyugal y de la procreación   convertirse en una oportunidad para reforzar los lazos
        humana en todas sus dimensiones. En este sentido, el   de pertenencia mutua y tomar mayor conciencia de lo
        deseo legítimo de tener un hijo no puede convertirse   preciosa que es cada persona para el conjunto de la
        en un “derecho al hijo” que no respete la dignidad del   humanidad.
        propio hijo como destinatario del don gratuito de la
                                                                 Ciertamente,  la  dignidad  del  enfermo,  en  condi-
        vida.                                                ciones críticas o terminales, exige que todos realicen
            La práctica de la maternidad subrogada viola, al   los esfuerzos adecuados y necesarios para aliviar su
        mismo tiempo, la dignidad de la propia mujer que o se   sufrimiento mediante cuidados paliativos apropiados
        ve obligada a ello o decide libremente someterse. Con   y evitando cualquier encarnizamiento terapéutico o in-
        esta práctica, la mujer se desvincula del hijo que crece   tervención desproporcionada. Estos cuidados respon-
        en ella y se convierte en un mero medio al servicio   den al «constante deber de comprender las necesida-
        del beneficio o del deseo arbitrario de otros. Esto se   des del enfermo: necesidad de asistencia, de alivio del
        contrapone, totalmente, con la dignidad fundamental   dolor, necesidades emotivas, afectivas y espirituales».
        de todo ser humano y su derecho a ser reconocido     [94] Pero tal esfuerzo es totalmente distinto, diferen-
        siempre por sí mismo y nunca como instrumento para   te, incluso contrario a la decisión de eliminar la propia
        otra cosa.                                           vida o la de los demás bajo el peso del sufrimiento.
              La eutanasia y el suicidio asistido            La vida humana, incluso en su condición dolorosa, es
                                                             portadora de una dignidad que debe respetarse siem-
            Hay un caso particular de violación de la dignidad   pre, que no puede perderse y cuyo respeto permane-
        humana, más silencioso pero que está ganando mu-     ce incondicional.
        cho terreno. Tiene la peculiaridad de utilizar un con-
        cepto erróneo de la dignidad humana para volverla        En efecto, no hay condiciones en ausencia de las
        contra la vida misma. Esta confusión,  muy común     cuales la vida humana deje de ser digna y pueda, por
        hoy en día, sale a la luz cuando se habla de eutanasia.   tanto, suprimirse: «la vida tiene la misma dignidad y
        Por ejemplo, las leyes que reconocen la posibilidad   el mismo valor para todos y cada uno: el respeto de  u



                 Cariño, me           No quiero acabar mi vida en un es-             «Nada ni nadie pue-
              gustaría pedirte        tado vegetativo dependiente de alguna       de  autorizar  la  muer-
                                      máquina. Si eso ocurre alguna vez,
                 un favor.            prométeme que me desconectarás.             te  de  un ser  humano
                             Sí.                                                  inocente,  sea  feto o
                                                                ¡Vale!            embrión, niño o adul-
                                                                                  to, anciano, enfermo
                                                                                  incurable o agonizante.
                                                                                  Nadie  además  puede
                                                                                  pedir este gesto homi-
                                                                                  cida para  sí mismo o
                                                                                  para otros confiados a
                                                                                  su responsabilidad  ni
                                                                                  puede  consentirlo  ex-
                                                                                  plícita  o implícitamen-
                                                                                  te.  Ninguna autoridad
                                                                                  puede legítimamente
                                                                                  imponerlo  ni  permitir-
                                                                                  lo er.»  (Juan Pablo II,
                                                                                  carta  enc.  Evangelium
                                                                                  Vitae, n. 57.)



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