Page 15 - San Miguel 2024 mayo
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ciosas. Sin embargo, son personas que atraen gra- (Mt 5,6), soñadores que custodian en su corazón el
cia y bendiciones tanto sobre sí mismas como sobre deseo de una fraternidad universal. Y de este sueño,
el mundo en el que viven. Los justos no son moralis- especialmente hoy en día, todos tenemos una gran
tas que se establecen como verificadores, sino per- necesidad. Necesitamos ser hombres y mujeres jus-
sonas rectas que “tienen hambre y sed de justicia” tos, y esto nos hará felices. v
Papa Francisco
La virtud de la fortaleza:
el valor para decir “no” al mal
Podemos saber lo que es justo, lo que es bue- dores sucumben incluso antes de comenzar el de-
no, pero no tener el valor, la fuerza de decirlo, de safío! (...)
hacerlo, por miedo a la persecución, por ejemplo. Además de las pruebas internas, hay enemi-
Por eso necesitamos también la virtud de la forta- gos externos, que son las pruebas de la vida, las
leza, que fue precisamente el tema de la cateque- persecuciones, las dificultades que no nos esperá-
sis del Papa Francisco del miércoles 10 de abril de bamos y que nos sorprenden. En efecto, podemos
2024. Como Louis Even, necesitamos tener el valor intentar prever lo que nos sucederá, pero en gran
de decir a los financieros: “¡No, no tenéis derecho medida la realidad se compone de acontecimien-
a robarnos! Y a los Gobiernos: “¡No, no tenéis de- tos imponderables, y en este mar a veces nuestra
recho a ser cómplices de estos Financieros!”. barca es sacudida por las olas. La fortaleza enton-
La catequesis de hoy está dedicada a la tercera ces nos hace marineros que resisten, que no se
de las virtudes cardinales, o sea, la fortaleza. Em- asustan ni se desaniman.
pecemos por la descripción que hace el Catecis- La fortaleza es una virtud fundamental porque
mo de la Iglesia Católica: «La fortaleza es la virtud toma en serio el desafío del mal en el mundo. Algu-
moral que, en las dificultades, asegura la firmeza nos fingen que no existe, que todo está bien, que
y la constancia en la búsqueda del bien. Reafirma la voluntad humana a veces no es ciega, que en la
la decisión de resistir a las tentaciones y de supe- historia no luchan fuerzas oscuras portadoras de
rar los obstáculos en la vida moral. La virtud de la muerte. Pero basta ojear un libro de historia, o, por
fortaleza hace capaz de vencer el temor, incluso a desgracia, incluso los periódicos, para descubrir
la muerte, y de hacer frente a las pruebas y a las los horrores de los que somos en parte víctimas
persecuciones.» (n. 1808). Esto dice el Catecismo y en parte protagonistas: guerras, violencia, escla-
de la Iglesia Católica sobre la virtud de la fortaleza. vitud, opresión de los pobres, heridas que nunca
He aquí, por tanto, la más “combativa” de las han cicatrizado y que aún sangran.
virtudes. La primera de las virtudes cardinales, La virtud de la fortaleza nos hace reaccionar y
la prudencia, se asocia sobre todo a la razón del gritar “no”, un rotundo “no” a todo esto. En nues-
ser humano; y la justicia reside en la voluntad; en tro cómodo Occidente, que ha “aguado” un poco
cambio, esta tercera virtud, la fortaleza, ha sido a todo, que ha convertido el camino de la perfección
menudo asociada por los autores escolásticos a en un simple desarrollo orgánico, que no necesi-
lo que los antiguos llamaban “apetito irascible”. ta luchar porque todo le parece igual, sentimos a
El pensamiento de los antiguos no imaginó un ser veces una sana nostalgia de los profetas. Pero las
humano sin pasiones: sería una piedra. Y las pasio- personas incómodas y visionarias son muy raras.
nes en sí no son necesariamente el residuo de un Necesitamos que alguien nos levante del “blan-
pecado; pero deben ser educadas, deben ser diri- do lugar” en el que nos hemos acomodado y nos
gidas, deben ser purificadas con el agua del Bau- haga repetir con decisión nuestro “no” al mal y a
tismo, o, mejor, con el fuego del Espíritu Santo. Un todo lo que conduce a la indiferencia. “No” al mal
cristiano sin valentía, que no doblega sus propias y “no” a la indiferencia; “sí” al camino, al camino
fuerzas al bien, que no molesta a nadie, es un cris- que nos hace progresar, y para ello debemos lu-
tiano inútil. ¡Pensemos en esto! (...) char.
Hay enemigos internos a los que tenemos que Redescubramos, entonces, en el Evangelio la
vencer, que responden al nombre de ansiedad, fortaleza de Jesús, y aprendámosla del testimonio
angustia, miedo, culpa: son todas fuerzas que se de los santos y de las santas. ¡Gracias! v
agitan en lo más íntimo de nosotros mismos y que
en alguna situación nos paralizan. ¡Cuántos lucha- Papa Francisco
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