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Santa Teresa, modelo de apostolico celo
He aquí extractos de la audiencia general del Papa
Francisco en la Plaza de San Pedro el 7 de junio de
2023, cuando citó a Santa Teresa de Lisieux como mo-
delo de celo apostólico:
Están aquí delante de nosotros las reliquias de san-
ta Teresa del Niño Jesús, patrona universal de las mi-
siones. Es hermoso que esto suceda mientras estamos
reflexionando sobre la pasión por la evangelización,
sobre el celo apostólico. Hoy, por tanto, dejémonos
ayudar por el testimonio de santa Teresita. Ella nació
hace 150 años, y en este aniversario tengo intención
de dedicarle una Carta Apostólica (ver página 27).
Es patrona de las misiones, pero nunca estuvo en
misión: ¿cómo se explica esto? Era una monja carme-
lita y su vida estuvo bajo el signo de la pequeñez y El Papa se recoge ante las reliquias de Santa Teresa
la debilidad: ella misma se definía “un pequeño grano tantes había salido de la prisión de su egoísmo y de su
de arena”. De salud frágil murió con tan solo 24 años. lamento; empezó a sentir que “la caridad le entraba en
Pero, aunque su cuerpo estaba enfermo, su corazón el corazón, con la necesidad de olvidarse de sí misma”
era vibrante, era misionero. En su “diario” cuenta que (cfr. Manuscrito A, 133-134). Desde entonces dirigió su
ser misionera era su deseo y que quería serlo no solo celo a los otros, para que encontraran a Dios y en vez de
por algunos años, sino para toda la vida, es más, hasta buscar consolación para sí se propuso «consolar a Je-
el fin del mundo. sús, hacerlo amar por las almas», porque —anotó Tere-
Teresa fue “hermana espiritual” de diversos misio- sa— «Jesús está enfermo de amor y [...] la enfermedad
neros: desde el monasterio los acompañaba con sus del amor sólo se cura con amor». Este es el propósito
cartas, con la oración y ofreciendo por ellos continuos de todas sus jornadas: «hacer amar a Jesús», interceder
sacrificios. Sin aparecer intercedía por las misiones, para que los otros lo amaran. Escribió: «Quisiera salvar
como un motor que, escondido, da a un vehículo la las almas y olvidarme por ellos: quisiera salvarles tam-
fuerza para ir adelante. Sin embargo, a menudo no fue bién después de mi muerte» (Carta al P. Roullan, 19 de
entendida por las hermanas monjas: obtuvo de ellas marzo de 1897). En más de una ocasión dijo: «Pasaré
“más espinas que rosas”, pero aceptó todo con amor, mi cielo a hacer el bien en la tierra». Este es el primer
con paciencia, ofreciendo junto a la enfermedad, tam- episodio que le cambió la vida a los 14 años.
bién las críticas y las incomprensiones. Y lo hizo con Hermanos y hermanas, esta es la fuerza de la in-
alegría, lo hizo por las necesidades de la Iglesia, para tercesión movida por la caridad, este es el motor de la
que, como decía, se esparcieran “rosas sobre todos”, misión. De hecho, los misioneros, de los que Teresa
sobre todo sobre los más alejados. es patrona, no son solo los que hacen mucho camino,
Pero ahora, me pregunto, podemos preguntarnos aprenden lenguas nuevas, hacen obras de bien y son
nosotros, todo este celo, esta fuerza misionera y esta muy buenos anunciando; no, misionero es también
alegría de interceder ¿de dónde llegan? Nos ayudan cualquiera que vive, donde se encuentra, como instru-
a entenderlo dos episodios, que sucedieron antes de mento del amor de Dios; es quien hace de todo para
que Teresa entrara en el monasterio. El primero se re- que, a través de su testimonio, su oración, su interce-
fiere al día que le cambió la vida, la Navidad de 1886, sión, Jesús pase.
cuando Dios obró un milagro en su corazón. A Teresa Y este es el celo apostólico que, recordémoslo
le quedaban poco para cumplir catorce años. Siendo la siempre, no funciona nunca por proselitismo —¡nun-
hija más pequeña, en casa era mimada por todos, pero ca!— o por constricción —¡nunca!—, sino por atrac-
no “malcriada”. Al volver de la Misa de medianoche, ción: la fe nace por atracción, uno no se vuelve cris-
el padre, muy cansado, no tenía ganas de asistir a la tiano porque sea forzado por alguien, no, sino porque
apertura de los regalos de la hija y dijo: «¡Menos mal es tocado por el amor. La Iglesia, antes que muchos
que es el último año!», porque a los 15 años ya no se medios, métodos y estructuras, que a veces distraen
hacía. Teresa, de carácter muy sensible y propensa a de lo esencial, necesita corazones como el de Teresa,
las lágrimas, se sintió mal, subió a su habitación y llo- corazones que atraen al amor y acercan a Dios. Pida-
ró. Pero rápido se repuso de las lágrimas, bajó y llena mos a la santa —tenemos las reliquias, aquí—, pida-
de alegría, fue ella la que animó al padre. mos a la santa la gracia de superar nuestro egoísmo y
¿Qué había pasado? Que, en esa noche, en la que pidamos la pasión de interceder para que esta atrac-
Jesús se había hecho débil por amor, ella se volvió ción sea más grande en la gente y para que Jesús sea
fuerte de ánimo. Un verdadero milagro: en pocos ins- conocido y amado. v
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