Page 30 - San Miguel 2024 enero
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u  do, sobreabundó la gracia » (Rm 5,20). El pecado del   humillación. Ella ve que, si los relatos apócrifos es-
        mundo es inmenso, pero no es infinito. En cambio, el   tán llenos de episodios llamativos y maravillosos, los
        amor misericordioso del Redentor, este sí es infinito.   Evangelios nos muestran una vida humilde y pobre,
        Teresita es testigo de la victoria definitiva de Jesús   que transcurre en la simplicidad de la fe. Jesús mis-
        sobre todas las fuerzas del mal a través de su pasión,   mo quiere que María sea el ejemplo del alma que lo
        muerte y resurrección. Movida por la confianza, se   busca con una fé pura. María fue la primera en vivir
        atreve a plantear: « Jesús, haz que yo salve muchas   el “caminito” en pura fé y humildad; así que Teresita
        almas, que hoy no se condene ni una sola [...]. Jesús,   no duda en escribir:
        perdóname si digo cosas que no debiera decir, sólo       « Yo sé que en Nazaret, Madre llena de gracia,
        quiero alegrarte y consolarte ». [48] Esto nos permite   viviste pobremente sin ambición de más. ¡ Ni éxtasis,
        pasar a otro aspecto de ese aire fresco que es el men-  ni raptos, ni sonoros milagros tu vida embellecieron,
        saje de santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz.  Reina del Santoral…! Muchos son en la tierra los pe-
          El amor más grande en la mayor sencillez           queños y humildes: sus ojos hacia ti pueden sin mie-
            Al final de la Historia de un alma, Teresita nos re-  do alzar. Madre, te place andar por el camino común,
                                                             para guiar las almas al feliz Más Allá ».
        galó su Ofrenda como víctima de holocausto al amor
        misericordioso de Dios. Cuando ella se entregó en     En el corazón de la Iglesia, yo seré el amor
        plenitud a la acción del Espíritu recibió, sin estriden-  Teresita heredó de santa Teresa de Ávila un gran
        cias ni signos vistosos, la sobreabundancia del agua   amor  a la Iglesia y pudo  llegar a  lo  hondo  de  este
        viva: « los ríos, o, mejor los océanos de gracias que   misterio. Lo vemos en su descubrimiento del “cora-
        han venido a inundar mi alma ». Es la vida mística   zón de la Iglesia”. En una larga oración a Jesús, [64]
        que, aun privada de fenómenos extraordinarios, se    escrita el 8 de septiembre de 1896, sexto aniversario
        propone a todos los fieles como experiencia diaria   de su profesión religiosa, la santa confió al Señor que
        de amor.                                             se sentía animada por un inmenso deseo, por una
            Teresita vive la caridad en la pequeñez, en las co-  pasión por el Evangelio que ninguna vocación por sí
        sas más simples de la existencia cotidiana, y lo hace   sola podía satisfacer. Y así, en busca de su “lugar”
        en compañía de la Virgen María, aprendiendo de ella   en la Iglesia, había releído los capítulos 12 y 13 de la
        que « amar es darlo todo, darse incluso a sí mismo ».   Primera Carta de san Pablo a los corintios.
        De hecho, mientras que los predicadores de su tiem-      En el capítulo 12, el Apóstol utiliza la metáfora del
        po hablaban a menudo de la grandeza de María de      cuerpo y sus miembros para explicar que la Iglesia
        manera triunfalista, como alejada de nosotros, Tere-  incluye una gran variedad de carismas ordenados
        sita muestra, a partir del Evangelio, que María es la   según un orden jerárquico. Pero esta descripción no
        más grande del Reino de los Cielos porque es la más   es suficiente para Teresita. Ella continuó su investiga-
        pequeña (cf. Mt 18,4), la más cercana a Jesús en su   ción, leyó el “himno a la caridad” del capítulo 13, allí
                                                                                     encontró la gran respuesta
                                                                                     y escribió esta página me-
                                                                                     morable:
                                                                                         «Al mirar el cuerpo
                                                                                     místico de la Iglesia, yo no
                                                                                     me había reconocido en
                                                                                     ninguno de los miembros
                                                                                     descritos por san Pablo; o,
                                                                                     mejor dicho, quería reco-
                                                                                     nocerme en todos ellos...
                                                                                     La caridad me dio la clave
                                                                                     de mi vocación. Compren-
                                                                                     dí que si la Iglesia tenía un
                                                                                     cuerpo, compuesto de dife-
                                                                                     rentes miembros, no podía
                                                                                     faltarle el más necesario, el
                                                                                     más  noble  de  todos  ellos.
                                                                                     Comprendí que la Iglesia
                                                                                     tenía un corazón, y que ese
                                                                                     corazón  estaba  ardiendo
                                                                                     de amor. Comprendí que
                                                                                     sólo  el  amor  podía  hacer
                 Teresa deja rosas en los primeros pasos del Niño Jesús», acuarela de   actuar a los miembros de la
                 Marie du Saint-Esprit, que reproduce un cuadro de Pascal Blanchard.  Iglesia; que si el amor lle-

        30     SAN MIGUEL  enero-febrero 2024                                         www.revistasanmiguel.org
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