Page 29 - San Miguel 2024 enero
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divina hace que, cuando habla de la Eucaristía, no
ponga en primer lugar su deseo de recibir a Jesús
en la sagrada comunión, sino el deseo de Jesús que
quiere unirse a nosotros y habitar en nuestros cora-
zones. En la Ofrenda al amor misericordioso, sufrien-
do por no poder recibir la comunión todos los días,
dice a Jesús: « Quédate en mí como en el sagrario ».
El centro y el objeto de su mirada no es ella misma
con sus necesidades, sino Cristo que ama, que bus-
ca, que desea, que habita en el alma.
El abandono cotidiano
La confianza que Teresita promueve no debe en-
tenderse sólo en referencia a la propia santificación
y salvación. Tiene un sentido integral, que abraza la
totalidad de la existencia concreta y se aplica a nues-
tra vida entera, donde muchas veces nos abruman
los temores, el deseo de la seguridad humana, la ne-
cesidad de tener todo bajo nuestro control. Aquí es
donde aparece la invitación al santo “abandono”.
La confianza plena, que se vuelve abandono en
el Amor, nos libera de los cálculos obsesivos, de la
constante preocupación por el futuro, de los temores
que quitan la paz. En sus últimos días Teresita insistía
en esto: « Los que corremos por el camino del amor
creo que no debemos pensar en lo que pueda ocu-
rrirnos de doloroso en el futuro, porque eso es faltar
a la confianza ». Si estamos en las manos de un Padre
que nos ama sin límites, eso será verdad pase lo que
pase, saldremos adelante más allá de lo que ocurra
y, de un modo u otro, se cumplirá en nuestras vidas
su proyecto de amor y plenitud.
Junto con la fe, Teresa vive intensamente una
confianza ilimitada en la infinita misericordia de Dios:
«la confianza puede conducirnos al Amor ». Vive, aun
en loscuridad, la confianza total del niño que se aban-
dona sin miedo en los brazos de su padre y de su
madre. Para Teresita, de hecho, Dios brilla ante todo
a través de su misericordia, clave de comprensión de
cualquier otra cosa que se diga de Él: « A mí me ha
dado su misericordia infinita, ¡y a través de ella con-
templo y adoro las demás perfecciones divinas…! lo pone en contacto con la Sangre de Jesús y dice
Entonces todas se me presentan radiantes de amor; a Dios que está segurísima de que en el último mo-
incluso la justicia (y quizás ésta más aún que todas las mento Él lo perdonaría y que ella lo creería « aunque
demás) me parece revestida de amor ». Este es uno no se confesase ni diese muestra alguna de arrepen-
de los descubrimientos más importantes de Teresita, timiento ». Da la razón de su certeza: « Tanta confian-
una de las mayores contribuciones que ha ofrecido a za tenía en la misericordia infinita de Jesús ». Cuánta
todo el Pueblo de Dios. De modo extraordinario pe- emoción, luego, al descubrir que Pranzini, subido al
netró en las profundidades de la misericordia divina y cadalso, «de repente, tocado por una súbita inspira-
de allí tomó la luz de su esperanza ilimitada. ción, se volvió, cogió el crucifijo que le presentaba
el sacerdote ¡y besó por tres veces sus llagas sa-
Una firmísima esperanza gradas…! ». Esta experiencia tan intensa de esperar
Antes de su entrada en el Carmelo, Teresita había contra toda esperanza fue fundamental para ella: «
experimentado una singular cercanía espiritual con A partir de esta gracia sin igual, mi deseo de salvar
una de las personas más desventuradas, el criminal almas fue creciendo de día en día ».
Henri Pranzini, condenado a muerte por triple ase- Teresita es consciente del drama del pecado,
sinato y no arrepentido. Al ofrecer la Misa por él y aunque siempre la vemos inmersa en el misterio de
rezar con total confianza por su salvación, sin dudar Cristo, con la certeza de que « donde abundó el peca- u
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