Page 23 - San Miguel 2024 mayo
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Los esposos Seton llegan a tener cinco hijos y, de la encarcelación de san Juan Bautista, ella le dice:
además, acogen en su casa a los seis hermanos y her- «Sí, papá, Herodes lo encarceló, pero Herodías lo dejó
manas pequeños de William. Pero los conflictos en- libre. —No, cariño, mandó que le cortaran la cabeza.
tre Francia e Inglaterra, y después entre los Estados —¡ Claro, papá, hizo que saliera de la cárcel y lo envió
Unidos e Inglaterra, les ocasionan serios reveses de con Dios!».
fortuna, llegando a perder la casa. La salud de William, Un profundo deseo de Cristo
quien padecia tuberculosis desde mucho tiempo, em-
peora, y los médicos les aconsejan una estancia en El 17 de diciembre termina la cuarentena, pero
Italia. Isabel y su hija mayor, Anne, de ocho años, le William se encuentra agotado. No obstante, la belleza
acompañan. del paisaje durante el viaje a Pisa le devuelve la son-
risa. Unos amigos, los Filicchi, les han preparado una
cómoda casa en esa ciudad. Sin embargo, la enfer-
medad de William arremete de nuevo y pide recibir el
“sacramento”. Los Seton carecen de los sacramentos
de la Iglesia Católica, Eucaristía y Unción de los enfer-
mos, pero siguen las prácticas recibidas en su iglesia :
con toda devoción, Isabel vierte un poco de vino en un
vaso mientras reza unas plegarias, y luego beben uno
tras otro de esa copa de acción de gracias mientras
dirigen sus miradas hacia la eternidad. Ese gesto evo-
ca la primera copa de acción de gracias que JESÚS
ofreció a sus apóstoles (Lc 22, 17-18).
Un profundo deseo de Cristo brota de los corazo-
nes de Isabel y de su marido. El día de Navidad reci-
ben la visita del capitán del barco que los había traído,
al cual William confía a su mujer para que la lleve de
vuelta a los Estados Unidos. Esa petición de su espo-
so moribundo conmueve profundamente a Isabel. Wi-
lliam entrega su alma a Dios el 27 de diciembre con
estas palabras: «¡ Cristo JESÚS, ten piedad de mí ! ¡ Y
recíbeme ! ¡ Cristo JESÚS…!».
Los hermanos Filicchi, Filippo y Antonio, socios
de William en los negocios, son verdaderos amigos:
se encargan espontáneamente de todas las formali-
dades para las exequias y acogen en su casa a Isabel
Isabel con su hija Anne y a su hija. Ese primer contacto con familias católicas
impresiona sobremanera a la joven viuda. Los Filicchi
Llegados a Livorno, el 18 de noviembre de 1803, los llevan a Florencia, ciudad de arte incomparable en
procedentes de Nueva York donde hay fiebre amarilla, medio de su entorno de naturaleza toscana.
son puestos en cuarentena en un lazareto miserable.
Isabel escribe en su diario: «No solamente estoy deci- En contacto con los tesoros de la naturaleza y del
dida a llevar la cruz, sino que la he besado. En ese mo- arte, Isabel recobra el gusto por la vida, aunque no
mento, mientras daba gloria a Dios por sus consuelos, por ello olvida a su querido esposo. Al mismo tiempo
William padece una crisis que casi supera sus fuerzas» se sorprende de sentir una atracción profunda por el
Y añade después: «Tras el silencio de la noche he re- recogimiento de una asamblea católica: «Caí de rodi-
zado sola nuestro pequeño oficio, lo que William no llas en el primer sitio libre y vertí un río de lágrimas».
ha podido hacer hoy». Ese oficio contenía oraciones Demasiado inteligente y sincera con sí misma como
de la mañana y de la tarde que los esposos habían para sofocar esas nuevas sensaciones, pregunta a los
compuesto buscando en los raros libros anglicanos Filicchi acerca de la diferencia entre las confesiones
de que disponían. católica y episcopaliana. Antonio le responde con sen-
cillez: «Una sola es la verdadera, y sin ella no se puede
Isabel vive esa cuarentena en medio de una ora- agradar a Dios».
ción consolada: «Considero mi situación como un te-
soro. Si bien mi cuerpo está encarcelado, mi alma está Esa clara afirmación forja, en poco tiempo, un lar-
en libertad, en un estado tal de libertad que, mientras go camino en el alma de Isabel. Un solo Señor, una
este cuerpo y esta alma estén unidos en este mundo, sola fe, un solo bautismo —afirma san Pablo (Ef 4, 5).
quizás no conozca nada parecido ». Incluso la pequeña De hecho, « El Señor JESÚS, único salvador, no esta-
Anne parece transportada espiritualmente a regiones bleció una simple comunidad de discípulos, sino que
que no son propias de su edad, pero entiende muy constituyó a la Iglesia como misterio salvífico… Los
bien que su padre se está muriendo. Durante la lectura fieles están obligados a profesar que existe una u
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