Page 30 - San Miguel 2024 marzo
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u      La madre María de la Encarnación se siente ense-  lo mejor de sí misma para las pequeñas amerindias.
        guida colmada por el fervor que constata en la joven   Las recibe con los brazos abiertos, se las ingenia para
        Iglesia de Canadá. Se alegra de participar en la Misión,   comprenderlas, para catequizarlas y hacerlas felices.
        aunque reconociendo sencillamente que la vida cotid-  Recomienda a todas las religiosas «el saludo y algunas
        iana es extremadamente dura. Al llegar, confirma sus   frases de afecto» al dirigirse a las alumnas indígenas.
        cualidades  de  «mujer  de  negocios».  Se  instala  con   A menudo las llama «delicias» de su corazón y «las
        mucha dificultad en una casa de los arrabales, aloja-  mejores joyas de su corona». No obstante, confiesa
        miento provisional al que llama su «Louvre». Para res-  que le resulta «casi imposible» que adopten la cultura
        guardarse del frío deben dormir en baúles forrados de   y el modo de vida francés, pues en unos meses no
        sarga. En 1642 se mudan a un hermoso monasterio      se puede pasar de la vida salvaje de los hijos de los
        de piedra de tres plantas, 30 metros de longitud y 9 de   bosques a las costumbres civilizadas del «gran siglo».
        anchura: una maravilla para la región. Pero la noche           «¡Ánimo, santas mujeres!»
        del 31 de diciembre de 1650 se produce un incendio
        que acaba con aquel aloja-                               También es intenso el apostolado de la madre
        miento, fruto de inmensos                                                   María con los amerindios
        sacrificios. Sin decaer en su                                               adultos. Admira la fe sen-
        ánimo, la fundadora empieza                                                 cilla de esos neófitos, y una
        de nuevo la construcción.                                                   de sus mayores alegrías es
        Lo  conseguirá,  apoyada  en                                                asistir a su Bautismo en la
        el auxilio divino, a fuerza de                                              capilla de las ursulinas. Con
        energía,  ingenio  y  limosnas                                              más  de  cuarenta  años,  con
        colectadas. María de la En-                                                 la  ayuda  de  los  jesuitas,  se
        carnación es realmente una                                                  pone  a  estudiar  las  lenguas
        «mística de la acción». Cul-                                                amerindias, y hasta tal punto
        tiva una huerta, explota una                                                las dominará que escribirá
        granja y hace excavar pozos.                                                un diccionario francés-al-
        Los gobernadores, los in-                                                   gonquino, además de un dic-
        tendentes y los notables                                                    cionario y un catecismo iro-
        de  la  colonia  la  consultan                                              qués.  Después  del  incendio
        respecto a los asuntos tem-                                                 de 1650, los hurones temen
        porales, y ella pone sus cuali-                                             perder a María de la Encar-
        dades de dirigente al servicio                                              nación y a sus compañeras,
        de las almas. Los jesuitas son                                              por lo que su jefe les dirige
        sus directores espirituales, y                                              estas  emotivas  palabras:
        ella los acompaña por deseo                                                 «¡Ánimo, santas mujeres, no
        propio en las expediciones                                                  se dejen vencer por el amor
        en territorio de los indígenas,   Retrato de la Madre María de la Encarnación,   de sus padres, y muestren
        en el transcurso de las cuales      atribuido a Hugues Pommier, 1672        hoy que el afecto que sient-
        ocho  de  ellos,  casi  todos                                               en por los pobres salvajes es
        conocidos personalmente de la  ursulina, morirán     una caridad celestial más fuerte que los lazos de la
        mártires entre 1642 y 1649; fueron canonizados en    naturaleza!».
        1930.                                                    Sin embargo, la esperanza de una fusión har-
            Las ursulinas llegaron sobre todo a Canadá para   moniosa  entre los pueblos de  Canadá  no  se hace
        educar a las niñas. Al llegar a Quebec, reciben a todas   realidad. A los nativos, por lo general, no les agrada
        las  jóvenes  francesas  para  instruirlas  en  el  fervor  y   la vida sedentaria ni la agricultura. Son vulnerables
        en las buenas costumbres. Las ursulinas acogen pri-  a  las  bebidas  alcohólicas  que  los  colonos  poco  es-
        mero entre dieciocho y veinte internas de pago. Con   crupulosos canjean con ellos a cambio de pieles; los
        el paso de los años, el número aumenta y la tarea se   misioneros se ven obligados a alejarlos de los cen-
        hace pesada.                                         tros de población europea, que se han convertido en
            «Si no hubiera ursulinas  — escribe la madre     escándalo para ellos. Esa situación aflige mucho a
        María — , las jóvenes se hallarían en continuo peligro   María de la Encarnación, que se pregunta con angus-
                                                             tia si habrá que regresar a Francia, pues los iroqueses
        en  lo  referente  a  su  salvación»:  abandonadas  a  su   saquean las granjas de la misión ursulina, matan a
        suerte en aquel mundo duro de los colonos, corrían   sus siervos y a muchos de sus mejores amigos. En
        el riesgo de pervertirse. Antes de morir, la fundadora   1660 su monasterio es sitiado. Finalmente, en 1666,
        tendrá el consuelo de entregar el hábito religioso a   el gobernador Daniel de Courcelles instaurará la paz
        varias canadienses de nacimiento que habían acu-     con los iroqueses.
        dido a tomar el relevo.
            Pero María de la Encarnación reserva siempre         En  1659  llega  a  Quebec  monseñor  François  de


        30     SAN MIGUEL  marzo-abril 2024                                           www.revistasanmiguel.org
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