Page 28 - San Miguel 2024 marzo
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u  se preocupa de las cosas del mundo, de cómo ag-
        radar a su mujer; está por tanto dividido (1 Co 7, 32-
        33).
            María siente un gran entusiasmo por hacer que
        el temor y el amor de Dios reinen en su casa y en
        el taller, y «por cerrar — dice su historiador — todas
        las salidas por las que pueda penetrar el pecado».
        Mediante su caridad y delicadeza en las atenciones
        personales, sabe ganarse el afecto de los empleados.
        Les insiste discretamente para que se confiesen a
        menudo. Como posee talento, discreción  y don  de
        palabra, lo que dice es comprendido y asimilado.
        Al mismo tiempo que actúa, la Palabra de Dios
        permanece presente en su alma: «Tras meditar so-
        bre los Salmos, me venían continuamente pasajes a
        la memoria, de los que me servía en las reuniones…
        Así pues, cuando iba a ocuparme de mis cosas, me
        encomendaba a Dios con este anhelo que me era ha-
        bitual: En ti, Señor, he puesto mi esperanza, no quede
        yo jamás confundida» (Sal 30, 2).
            A sus diecinueve años, en abril de 1619, María da
        a luz a un hijo, al que ponen el nombre de Claude,
        como su padre; seis meses después muere su espo-
        so, afectado sin duda por la quiebra de su taller de
        sedería. Al quedarse viuda a los veinte años, María
        debe encargarse de la liquidación de los negocios de   El éxtasis de María de la Encarnación, por la Madre
        su marido. Se trata de concluir los pleitos, de satis-   Sainte-Ursule, según Enrico Bottoni, hacia 1890
        facer a clientes y deudores, de prever el futuro.
            «Todas  aquellas cruces  — dirá ella — eran  por   En ese mismo momento se ve sumergida en la San-
        naturaleza más grandes de lo que una persona de mi   gre redentora del Hijo de Dios. Se confiesa al primer
        edad  y  de  mi  sexo,  de  mi  capacidad  y  de  mi  poca   sacerdote que encuentra en la capilla de los feuillants
        experiencia, hubiera podido soportar. Pero la sobre-  (cistercienses) y regresa, tan pode- rosamente cambi-
        abundancia de la bondad divina insufló en mi mente   ada que ya no se reconoce a sí misma.
        y en mi corazón una fuerza y un coraje tales que         María  aspira  a  una  vida  de  reclusión,  pero  su
        me ayudaron a soportarlo todo. Mi apoyo se funda-    hermana  Claudia,  casada  con  Paul  Buisson,  comer-
        mentaba en estas santas palabras: Estoy con los que   ciante, la invita en 1621 a vivir en su casa. Ella acepta
        están en la tribulación (cf. Sal 90, 15)… De ese modo   la oferta para asegurar su subsistencia y la de su hijo,
        llevaba a buen término todo lo que emprendía».       pero pretende llevar una vida de abnegación y de ser-
                     Una fuerza irresistible                 vicio. Así, al principio, asume una situación de «sirvi-
                                                             enta de los sirvientes», tomando a su cargo las tareas
            María se retira a casa de su padre, y su deseo de   más ingratas y cansadas de la casa. Unas veces es
        entrar en un convento se le vuelve a presentar im-   cocinera, otras es criada o cuidadora de enfermos, y
        perioso. Sin embargo, el estado lamentable de sus    comparte mesa con una treintena de carreteros para
        negocios y su hijo en la cuna la retienen en el mun-  impedir que blasfemen, cuidándolos como una madre
        do.  Se  presentan  numerosos  pretendientes,  por  lo   cuando están enfermos. Sin embargo, ese mismo
        que la empujan a volverse a casar para remontar su   año las gracias místicas la conducen a una unión más
        economía. No obstante, tras algunos momentos de      estrecha con Cristo. Aunque ya está unida a Dios por
        duda, decide seguir su inclinación por la soledad y   el voto de castidad, profesa también los de pobreza y
        hace voto de castidad. Emprende la lectura de libros   obediencia.
        espirituales y se dedica a conversar íntimamente con     No obstante, se le reconocen sus cualidades
        Dios. De pronto, el Señor irrumpe en su vida. Ella   como administradora, por lo que, en 1625, Paul Buis-
        misma cuenta la experiencia mística que provocó lo   son le confía la responsabilidad de su empresa de
        que ella denomina su «conversión». Una mañana en     transporte fluvial. He aquí, pues, a María sumergida
        que se dirigía a sus ocupaciones, una fuerza irresist-  en un «montón de negocios», conversando con gran
        ible se abate sobre ella y la detiene en medio de la   número de clientes por los muelles del río Loira. Sin
        calle. En un momento, los ojos de su alma se abren   embargo, experimenta un «paraíso interior» y recibe
        y se le muestran todos sus pecados e imperfeccio-    revelaciones inenarrables relacionadas con el mis-
        nes, con una «claridad más cierta que toda certeza».


        28     SAN MIGUEL  marzo-abril 2024                                           www.revistasanmiguel.org
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