La Arquidiócesis de Nueva York llevó a cabo una conferencia obligatoria para la formación del clérigo enfocada al flagelo de la pornografía. Peter Kleponis, director auxiliar de "Comprehensive Counseling Services" (Servicios de Asesoramiento Integral) patrocinó un Webinar (seminarios vía internet) con el Instituto para Sanación Matrimonial. Kleponis es un terapeuta católico especializado en terapia matrimonial y familiar, en temas masculinos y en recuperación a la adicción de la pornografía. Siendo así, principal exponente en esta conferencia llevada a cabo en Nueva York.
El Arzobispo Timothy Dolan patrocinó la conferencia en respuesta a las múltiples demandas de sacerdotes quienes habían pedido ayuda para abordar el tema de la pornografía en sus parroquias y el confesionario. En entrevista con ZENIT, Peter Kleponis habla sobre la naturaleza de la pornografía, sus causas, y cómo tratarla a niveles personales y sociales.
ZENIT: ¿Cuáles son las últimas estadísticas sobre el predominio del uso de la pornografía?
Kleponis: El predominio es enorme, e incluso las estadísticas que tenemos son subestimables, porque esto es algo que sucede tarde por la noche, en la privacidad de los hogares, así que no sabemos realmente lo serio que es.
Lo que sí sabemos es que es una industria que produce $97 mil millones de dólares, y que $13 mil millones de éstos provienen de los Estados Unidos. También representa un número impresionante la cantidad de sitios Web dedicados a la pornografía.
ZENIT: ¿Cómo es esto utilizado en comparación entre los hombres y las mujeres?
Kleponis: Actualmente el 83% de los adictos a la pornografía son hombres, y el 17% son mujeres.
Los hombres y mujeres se conectan de manera diferente. Para las mujeres son más atractivos los chats que la pornografía visual. Los hombres, en cambio, son muy sensibles a la estimulación visual. Cuando un hombre mira una imagen pornográfica, se produce una reacción química en su cerebro. La dopamina es liberada, se genera una euforia, y, cuando se combina con la excitación sexual y el orgasmo, se convierte en lo que yo llamo "la receta perfecta" para una adicción. Por eso ellos son más atraídos por fotografías y videos.
Las mujeres, por otro lado, son más proclives a relacionarse, por lo que se interesan en los chats donde es posible hasta desarrollar un personaje falso. Allí pueden ser cualquier persona que deseen, verse como quieran, y engancharse en relaciones eróticas con hombres en el internet, y todo a través de palabras. Es como si trabajaran con ese hombre y escribieran juntos su propia novela romántica. Es así como ellas se vuelven adictas también. Existen mujeres igualmente adictas a la pornografía visual, pero en una pequeña cantidad.
Hay un número de mujeres jóvenes que son forzadas a consumir pornografía porque sus novios insisten en que es parte de la relación. En realidad ellas no lo quieren, pero eso es otro tema.
Esto nos lleva a la cuestión de lo que la pornografía enseña a los jóvenes. En primer lugar, ha enseñado a los hombres jóvenes y adolescentes que las mujeres están ahí para su propio placer sexual (llamándolo "filosofía utilitaria sexual" o en ámbitos universitarios, "cultura de conexión"). Promoviendo en ellos la creencia de que es correcto usar a alguien para su propio placer.
Lo que esto enseña a las mujeres jóvenes es que para obtener un novio y conservarlo, tienen que ser sexualmente activas y participar en pornografía.
Ahora es una cosa popular para las mujeres usar las cámaras de sus celulares para tomarse fotos desnudas y mandarlas por email a sus novios. Sienten que esto es lo que deben hacer. Pero, ¿les gusta? No. Si se les pregunta, en el fondo, ellas sienten que es degradante y que les molesta. Pero se sienten atrapadas, y por lo tanto no pueden hacer otra cosa. Entonces es evidente cómo se deforma, en una persona, el sentido de lo que es una relación sana y amorosa; y en ese tipo de relación, ya bastardeada, se pierde el respeto uno por el otro.
ZENIT: ¿Cuáles son los signos de una dependencia pornográfica ó adicción? ¿Cómo una persona puede saber si ella misma o un ser querido están desarrollando esta adicción?
Kleponis: Primero, puede ser difícil de identificar este conflicto en un matrimonio y en la vida familiar. Pido a los hombres que respondan algunas preguntas acerca de sus comportamientos para evaluar si ellos dependen de la pornografía:
¿Se ha retraído en su relación afectiva y amorosa con su esposa?
¿Ha perdido usted la capacidad de apreciar la belleza y bondad de su esposa? ¿Usted comparte esta parte de su vida con su esposa? ¿Cuándo una persona atractiva pasa a su lado, usted la sigue con la mirada?
¿Esconde ciertas revistas u otras cosas de su esposa? ¿Tiene usted ganas de realizar sus viajes de trabajo? Esta última es una pregunta importante porque en los cuartos de los hoteles se puede mirar toda clase de pornografía en la televisión. También, muchas veces en estos viajes, van a bares, burdeles, tiendas pornográficas y cosas por el estilo.
¿Tiene usted un lugar especial donde esconde cosas de la vista de su esposa? ¿Existen ciertos comportamientos que no comparte con su esposa? Todos estos son signos que alertan que una persona podría estar desarrollando dependencia a la pornografía.
Lo primero que sienten las esposas es una debilidad en la relación matrimonial que se expresa en menos afecto y menos intimidad. Sus esposos parecen mucho más distantes, desagradecidos y frecuentemente irritables y críticos.
Las esposas en esta situación usualmente presienten que algo está seriamente mal. Sus respuestas son similares a aquellas en las que se sospecha una infidelidad matrimonial ya que, de hecho, el uso de la pornografía es eso. Cuando una esposa comenta esos cambios, la respuesta del esposo, quien está usando pornografía, es a menudo en sus inicios una negación, lo cual de nuevo es similar a la respuesta de las preguntas acerca de la infidelidad matrimonial.
ZENIT: ¿Si la esposa encuentra estos signos y sospecha que su esposo está usando pornografía, hay alguna forma en que ella se pueda acercar sin que su esposo se ponga a la defensiva? ¿Se ha tenido éxito en esta área?
Kleponis: Sí, nosotros hemos tenido éxito en descubrir y direccionar serios conflictos en matrimonios. De todas maneras, el interrogar al esposo acerca de su uso de pornografía es algo muy desafiante y que requiere una gran sabiduría y mucha prudencia.
La respuesta inicial de una esposa que comprueba el uso de la pornografía por parte de su esposo es tan devastadora como el descubrimiento de una amante. Ella responde enérgicamente desde su corazón sensible y de su fuerte vida emocional, y experimenta sentimientos de traición, pena, tristeza, cólera, desconfianza y una pérdida en su sentido de bondad y belleza.
Es difícil para ella responder de manera calmada y decirle, "Cariño, he notado esto y pienso que tienes un problema". Ella está devastada. Muchas de las veces los esposos no pueden entender por qué sus esposas están tan molestas, ya que piensan: "Sólo estoy viendo pornografía; no es gran cosa". Pero si es gran cosa para la mujer. Ella piensa, "Mi esposo prefiere estar con esas mujeres en la pantalla de la computadora que conmigo". Es devastador para la autoestima de la mujer.
Las mujeres que trabajan en la industria de la pornografía son jóvenes que tienen 18 ó 19 años de edad. Muchas de ellas han tenido ya muchas cirugías plásticas. Utilizan toneladas de maquillaje, y cuando finalmente sus imágenes son sometidas a los artilugios de la tecnología digital, terminan por no existir.
Así que aquí tienes una mujer, tal vez cercana a los treinta años; está casada desde hace varios; ha tenido algunos hijos; ella puede ser hermosa, pero no se ve como una de 18. Así que piensa: "¿cómo podré competir?" A menudo se siente rechazada y poco atractiva. Nosotros recomendamos que cuando una mujer descubre el uso de la pornografía en su esposo, puede comenzar a corregirlo describiéndole su dolor por la traición de la que es objeto.
También la animamos a intentar dominar su cólera entrando en el proceso de perdón que es a menudo inicialmente espiritual, rogando, "Dios perdónalo" ó "Dios toma mi cólera". Fuerte corrección se debe dar con una expectativa de cambio y la fidelidad en el matrimonio y los niños.
La respuesta a dicha corrección varía. Algunos hombres son agradecidos de que la oscuridad en sus vidas ha sido expuesta, mientras que otros responden: "No hay nada de malo, no es un problema, todos lo hacen"
Si esta última respuesta persiste a pesar de comprobarse el uso de la pornografía, las esposas deberán insistir en que la pareja discuta sobre este problema con un tercero, como un pariente o amigo de confianza, un sacerdote o un consejero profesional. La mayoría de los hombres casados con problemas de pornografía con los que trabajamos están en nuestras oficinas porque sus esposas han exigido el tratamiento.
ZENIT: La pornografía es a menudo presentada como algo aceptable en nuestra cultura. Algunas personas podrían argumentar que el uso de la pornografía en el matrimonio está bien, y hasta ayuda. ¿Qué podría decir sobre esto?
Kleponis: Todos los efectos nocivos de la pornografía son extensivos sobre la persona que la usa, sobre los matrimonios, jóvenes adultos y niños. Animamos a los esposos a responder a su llamado vocacional de ser líderes fuertes y protectores de sus esposas e hijos.
La causa más común del uso de la pornografía es el egoísmo, lo que vuelca al hombre sobre sí mismo, dañando de este modo su llamado como hombre a ser un protector y proveedor maduro; otro Cristo para su esposa y sus hijos. En la pornografía el hombre está entrando en un mundo de fantasía desprovista de una verdadera relación amorosa e íntima, que es en realidad sobre el uso de la otra persona para su propio placer personal. Daña su capacidad de ver la belleza y bondad de su esposa y del amor conyugal, de la sexualidad y la castidad.
Un hombre que se dedica a la pornografía regresa a un estado infantil que lo conduce a buscar el placer. Pierde el sentido de una masculinidad sana y la realización como esposo y como padre.
La pornografía debilita a los hombres de cualquier manera y daña su habilidad de liderazgo. Como hombres estamos llamados a ser líderes, proveedores y protectores, de nuestras familias, parroquias y la sociedad. No podemos hacerlo si estamos esclavizados por la pornografía. También animamos a los hombres a entender el plan de Dios para una sexualidad sana conforme a las enseñanzas de la Iglesia.
Usualmente citamos del catecismo: "Ofende la castidad porque desnaturaliza la finalidad del acto conyugal, la íntima entrega de los cónyuges entre sí. Introduce a unos y otros en la ilusión de un mundo ficticio. Es una falta grave". (Catecismo de la Iglesia Católica, 2354)
Desafiamos la visión cultural que dice no haber daño que venga de usar a otros como objetos sexuales, y explicar que esta visión está arraigada en un egoísmo profundo y una carencia de respeto por los demás.
El esposo necesita entender que este problema no es sólo suyo, sino que es un tema matrimonial y familiar y debe ser tratado con su esposa.
Es de vital importancia en esta cultura "pornográfica" que los sacerdotes comuniquen la plenitud de la enseñanza de la Iglesia sobre la moralidad sexual y cuestionen duramente la visión cultural que dice que no hay daño alguno al usar a otros como objetos sexuales.
Acercarse a la profunda sabiduría de Juan Pablo II en "Amor y Responsabilidad" y "Teología del Cuerpo", puede fortalecer y purificar a los hombres y a la cultura entera en esta lucha.
Y finalmente ¿qué es lo que la pornografía hace? También promueve la contracepción, porque convierte al acto sexual nada más que una actividad recreativa. Quita los aspectos de relación y procreación, así que nada bueno puede salir de eso.
Genevieve Pollock
Publicación Original por zenit.org
Reimpresión con permiso