Reducir la inmensa, generosa, constante y eficaz respuesta de la Iglesia Católica al problema del SIDA en el mundo, y más en concreto en África, a una discusión sobre la necesidad de repartir gomitas profilácticas en el viejo continente es tramposo, falso y tremedamente injusto con la impresionante realidad que promueve desde hace mucho tiempo esta milenaria institución. La propuesta que hace la Iglesia a través de Benedicto XVI al ser humano de hoy es a vivir la sexualidad de una forma radicalmente distinta y liberalizadora a la que desgraciadamente nos ha impuesto, todavía hoy, la mal llamada "liberación sexual" de los años 60.
En sus declaraciones a la prensa en el vuelo a Camerún Benedicto XVI subrayó la eficacia de la Iglesia al combatir esta enfermedad: "Pienso que la realidad más eficiente, más presente en el frente de la lucha contra el Sida es precisamente la Iglesia católica, con sus movimientos, con sus diversas realidades. Pienso en la comunidad de San Egidio que hace tanto, visible e invisiblemente, en la lucha contra el Sida, en los Camilos, en todas las monjas que están a disposición de los enfermos… Diría que no se puede superar el problema del Sida sólo con eslóganes publicitarios -afirmó-. Si no está el alma, si no se ayuda a los africanos, no se puede solucionar este flagelo sólo distribuyendo profilácticos: al contrario, existe el riesgo de aumentar el problema". Y explicó que la solución puede encontrarse en un doble sentido: "El primero, una humanización de la sexualidad, es decir, una renovación espiritual y humana que traiga consigo una nueva forma de comportarse uno con el otro, y segundo, una verdadera amistad también y sobre todo hacia las personas que sufren, la disponibilidad incluso con sacrificios, con renuncias personales, a estar con los que sufren. Y estos son factores que ayudan y que traen progresos visibles. Por tanto, diría, esta doble fuerza nuestra de renovar al hombre interiormente, de dar fuerza espiritual y humana para un comportamiento justo hacia el propio cuerpo y hacia el prójimo, y esta capacidad de sufrir con los que sufren, de permanecer en los momentos de prueba. Me parece que ésta es la respuesta correcta, y que la Iglesia hace esto y ofrece así una contribución grandísima e importante", añadió.
Y de esto sabe mucho la Iglesia gracias al testimonio generoso y edificante de sus miles de misioneros, religiosos, e instituciones a pie de obra infatigable. La lógica epidemiológica nos dice que ante cualquier problema social de conducta de riesgo o hábitos nada saludables para el ser humano las políticas concretas siempre han de estar encaminadas a una concienciación que modifique conductas (veáse problemas como los accidentes de tráfico, las drogas, las dietas insanas...). Pues bien. Motivados entre otras cosas por los millones de dólares que mueve la empresa condonera en el mundo, sus intereses, lo poco que a algunos les importa es África, o porque nadie se atreve a comprobar que se puede apostar por vivir la sexualidad de una forma plena y feliz en el matrimonio sacramental. Pero para el SIDA nada de esto vale. Y no se le ocurra a usted decir lo contrario. Será tachado de hereje y "ultra" por el pensamiento dominante. El periodista ateo Giuliano Ferrara, director de opinión de il Foglio, escritor italiano independiente y nada políticamente correcto, ha mostrado su sorpresa ante el unánime y visceral ataque que ha sufrido el pontífice por reiterar la conmovedora postura de la Iglesia ante esta epidemia. Copio la traducción de una parte de sus palabras del escritor JJ García Noblejas: "Se quejan porque Benedicto XVI ha reafirmado, en el curso del viaje a África, su convicción: no se combate la pandemia del Sida con condones. Se trata de una convicción que, a la luz del sentido común, es capaz de aguantar cualquier posible prueba y verificación, puesto que el preservativo sólo es el viático de la promiscuidad sexual masiva a la que remite la responsabilidad del contagio. Y esta convicción es notoriamente compartida en África por la gran mayoría de los operarios sanitarios y sociales, no sólo en la vasta red misionera católica o cristiana de otras denominaciones, sino también entre los laicos". De todas formas algo que es preocupante es una de las respuestas que dió el ministro de Sanidad de España a la propuesta papal y que ha sido enviar un millón de preservativos al continente negro.
A una pregunta tendenciosa, el Papa responde con claridad y contundencia según la doctrina de la Iglesia y los hechos constatables especialmente en Africa. Sin embargo las reacciones a las palabras del Papa fueron muy agresivas, juzgándolas como "irresponsables y peligrosas, retrógradas, anticientíficas, ajenas al sentido común y que van en contra de la caridad y misericordia cristianas.
Lo que dice la ciencia
Sin embargo, el doctor Pablo Barreiro, adjunto del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Carlos III de Madrid sostiene que la campaña masiva de uso de preservativos sólo consigue agravar el problema. Respecto al envío de un millón de condones al África del gobierno de España el considera que "eso se llama tirar el dinero. Sólo lo van a usar 20 de cada 100″. Y es que asegura que el 80% de los africanos rechazan los preservativos por razones culturales. "El mensaje que se transmite con las campañas de fomento del preservativo es que el sexo es para jugar. Y lo que se consigue es aumentar el consumo de sexo, sabiendo que no van a usar esa medida que se propone", aclara.
En África hay unos 25 millones de infectados y tasas de infectados de entre el 20 y 30% en algunos países. Pero en Uganda, y en otros países desde hace unos quince años, se ha extendido todo un movimiento social en defensa de una sexualidad responsable basada en promover nuevas conductas, que ha dado muy buen resultado. Se trata de promover entre otras cosas en primer lugar la abstinencia o el retraso de las relaciones sexuales sobre todo en los jóvenes, la fidelidad entre las personas con pareja. "A los adolescentes se les habla de abstinencia y no se comete la barbaridad de empezar a hablarles de preservativos. No se trata de café para todos, sino de adaptar el mensaje". El resultado de esta estrategia es que alrededor de 1990 en Uganda, la prevalencia estimada del SIDA alcanzó un máximo del 20% de la población. Ahora está entre el 6 y el 7%, y Uganda se ha convertido en modelo de prevención del SIDA para los demás países africanos. "Desde el año 90 se ha visto una reducción muy marcada en los nuevos casos de infección por VIH".
La medida más eficaz
El doctor Barreiro considera que la educación de la población en la sexualidad responsable es lo más importante. "O se le da un sentido humano de relación con el otro, de expresión de amor y transmisión de vida o si no es así es difícil que se actúe responsablemente. El reto es recuperar los valores profundos de la sexualidad que nuestra sociedad ha mancillado. El sexo se ha convertido en puro placer, y si se vende como algo puramente lúdico. Educación y recuperar los valores profundos de la sexualidad es la mejor forma de prevención del sida".
Cabe anotar aquí, para terminar, las palabras de Monseñor Rodrigo Aguilar Martínez, Obispo de Tehuacán, en México: "Ya estando en Camerún, el Papa de alguna manera vuelve al tema, en contexto de familia, diciendo que "la familia representa el pilar sobre el cual está construido el edificio de la sociedad" (Ecclesia in Africa, 80). Y, sin embargo, como todos sabemos, también aquí la familia está sometida a muchas presiones: angustia y humillación causada por la pobreza, el desempleo, la enfermedad y el exilio, por mencionar sólo algunas. Es particularmente inquietante el yugo opresor de la discriminación sobre mujeres y niñas, por no hablar de la práctica incalificable de la violencia y explotación sexual, que provoca tantas humillaciones y traumas. También he de subrayar otro aspecto muy preocupante: las políticas de aquellos que, con el espejismo de hacer avanzar el "edificio social", minan sus propios fundamentos. Qué amarga es la ironía de aquellos que promueven el aborto como una atención de la salud "materna". Qué desconcertante resulta la tesis de aquellos para quienes la supresión de la vida sería una cuestión de salud reproductiva (cf. Protocolo de Maputo, art. 14)."
Demos gracias a Dios por el valiente magisterio del Papa Benedicto XVI, con el cual retoma una de sus prioridades pastorales, de "confirmarnos en la fe". Que con su testimonio, nosotros mismos seamos testigos fieles de Jesucristo. No temamos sufrir persecución por causa de Cristo y el anuncio, la celebración y el servicio de Su Evangelio, que es Evangelio de la Vida plena."