La señora Donielle Wilde, de Charlotte (Carolina del Norte), tenía en el pasado cáncer de seno; pero este reaparece y hace metástasis y recibe un diagnóstico sombrío: cáncer de pecho en cuarta etapa.

Donielle estaba embarazada de su décimo hijo y le fueron ofrecidas dos opciones inaceptables que podrían salvar su vida: abortar, o someterse a un tratamiento agresivo, que podría dañar a su bebé.

Donielle y su esposo Keith, decididos a proteger al hijo por nacer rechazaron las opciones mortales para éste y eligieron "los plazos de Dios". 

Los Wilde se mantuvieron animosos, aun sabiendo que su opción exponía la vida de la madre y podría echar por tierra sus proyectos de familia. No sabían que Dios tenía otros planes.

La mano de Dios obrando maravillas

Keith y Donielle Wilde saben lo que significa vivir de "Jesús, en Ti confío" todos los días. Casados desde hace 17 años, son padres de nueve hijos menores de 12, y son dueños de un negocio en Summerfield, dependen en gran medida de su fe en Jesucristo y en la Iglesia Católica.

"El comienzo de este año fue muy difícil para Keith y para mí", recuerda Donielle. "El negocio, factores de tensión económica, y 11 de nosotros viviendo bajo el mismo techo nos tenían en una tensión al máximo. En nuestra mente, estábamos seguros de que Dios nos había dado todo lo que podíamos manejar.

"Sin embargo, Dios no tardaría en revelar que Él tenía otros planes. Ya que estábamos usando la PFN (planificación familiar natural), estábamos más que un poco sorprendidos al descubrir que estaba embarazada con nuestro décimo hijo. Después de compartir nuestros sentimientos de alegría y emoción, comenzamos a preguntarnos cómo Dios podía pensar que éramos capaces de manejar más. Pero Él nunca nos defraudó antes. Él siempre proveyó para nosotros en el pasado, y estábamos seguros de que esta vez no sería diferente. "

Como católicos, los Wilde creen en la protección de la santidad de la vida humana en todas las etapas - pero no es sólo un concepto abstracto para ellos. Se les vuelve más real cada día de este embarazo.

El camino que eligieron no era fácil, pero jamás titubearon. Y a lo largo del trayecto fueron siendo bendecidos con ayuda sobrenatural. Un amigo de la familia les puso en contacto con Laura Wohlstadter, una madre católica de San Luis, Missouri, que había pasado por un embarazo riesgoso algunos años antes y había rezado a San Antonio de Santa Ana Galvão (1739-1822).

Este admirable franciscano brasileño, recientemente canonizado, es un verdadero obrador de milagros para las mujeres encintas. La Sra. Wohlstadter finalmente dio a luz un niño que los médicos aseguraban que nunca nacería, y le puso por nombre Anthony en agradecimiento al gran taumaturgo paulista.

Quizás Fray Galvão podría ayudarlos a ellos también, pensaron los Wilde. Donielle inmediatamente tomó una de las famosas "píldoras" popularizadas por el santo que le envió la familia Wohlstadter: un pedacito de papel de arroz con la frase latina Post partum Virgo, inviolata permansisti, Dei Genitrix, intercede pro nobis ("Después del parto, oh Virgen, permanecisteis intacta; Madre de Dios, intercede por nosotros"). Donielle también empezó la novena a Fray Galvão.

Elección del nombre: Silvia, la "hija del milagro"

No había sido la costumbre de los Wilde averiguar el sexo de sus hijos, pero esta vez sintieron la necesidad de hacerlo. Les parecía necesario, no sólo porque permitió que sus demás hijos rezaran por el bebé mencionando su nombre, sino también porque personalizó a la criatura que Donielle llevaba en su vientre.

Cuando se determinó que tendría una niña, Keith instintivamente escogió el nombre Silvia, sin saber nada de su significado. Después, Donielle investigó y descubrió que Santa Silvia no es solamente la madre del gran Papa San Gregorio Magno, sino también la patrona de las madres gestantes. Reconfortante señal: los Wilde decidieron que el segundo nombre sería Hope (Esperanza), una virtud en la que se apoyarían fuertemente en los meses siguientes.

Los médicos necesitaban adelantar el nacimiento de la niña tanto cuanto fuese posible, a fin de iniciar el tratamiento del cáncer de la madre, y optaron por realizar una cesárea el 6 de noviembre. La fecha, planificada con mucha antelación, llegó por fin y Donielle pasó por un alumbramiento perfecto. Gracias a su decisión, el mundo no quedará preguntándose lo que la homónima de Santa Silvia –amenazada de exterminio antes de ver la luz del día– podría haber realizado en su vida. Ahora sólo le bastará esperar y ver.

Lo que aún estaba incierto era la salud de la madre. Ella había elegido "los plazos de Dios", pero, después de asumir tal riesgo, ¿viviría para ver crecer a su hija? La respuesta no se hizo esperar.

Impresionante noticia

Si bien todos querían ver un alumbramiento seguro, había un abrumador deseo de que esa madre que tan abnegadamente decidió poner otra vida humana por encima de la suya terminase enteramente curada. Días más tarde, tanto Donielle como su recién nacida fueron dados de alta del hospital. El médico se sorprendió de lo bien que la madre estaba sanando. Era algo insólito, en una paciente a quien pocos meses antes se le diagnosticara cáncer en cuarta etapa.

Entonces Donielle recibió la sorprendente noticia. Los resultados de su primera tomografía del abdomen superior fueron negativos en cuanto a coágulos de sangre o cualquier signo de cáncer. Si bien esto fue motivo de esperanza, no era en absoluto el momento de descorchar botellas de champagne.

Un escaneo de cuerpo completo y nuevos análisis de sangre fueron programados para el 21 de noviembre, a fin de determinar si quedaban remanentes del cáncer. Cuando ese día finalmente llegó, la familia y amigos se regocijaron con los resultados.

En un mensaje electrónico enviado a sus amigos, Donielle contó que había sido "oficialmente calificada como'N.E.D.'("Sin evidencia de enfermedad", siglas en inglés). La exploración fue perfecta y sus niveles sanguíneos, según los médicos, fueron "excepcionalmente buenos".

"¡Las oraciones han sido respondidas!", escribió. "¡Sigo completamente asombrada de la grandeza de Dios, el amor personal de Dios y la misericordia de Dios! ¡No puedo evitar cantar'gloria a Dios en las alturas y paz a su pueblo en la Tierra'! ¡Gracias a ustedes por sus horas de oraciones y su continuo apoyo durante estos meses!".

Una decisión en Dios

Durante toda esta prueba, Donielle insistió en restar importancia al heroísmo de su decisión, y prefirió dar énfasis al mensaje por la vida. Cuando consideramos objetivamente las opciones, realmente no cabía otra elección, para una madre de verdad.

Sin embargo, rodeados como estamos por un mundo egoísta donde las personas suelen elegir según sus propias ventajas, una decisión potencialmente peligrosa con riesgo de vida, como la tomada por Donielle y su esposo Keith, es un acto de coraje que nos reconforta.