El principio de todo pecado es la soberbia: quien la tuviere será lleno de maldición, y al cabo le transformará. Si 10, 15. Inspirado en este texto de Sirácida y por la necesidad que tenemos de erradicar la Soberbia de nuestras vidas, me permito hacer esta reflexión, con el propósito de que nos ayude a localizar su origen en nuestra vida y así poder trabajar en la humildad, tal como nos lo pide el Señor.
Definición
Soberbia (del latín superbia) y orgullo (del francés orgueil), son propiamente sinónimos aún cuando coloquialmente se les atribuye connotaciones particulares cuyos matices las diferencian. El principal matiz que las distingue está en que el orgullo es disimulable, e incluso apreciado, cuando surge de causas nobles o virtudes, mientras que a la soberbia se la concreta con el deseo de ser preferido a otros, basándose en la satisfacción de la propia vanidad, del Yo o ego. Por ejemplo, una persona Soberbia jamás se "rebajaría" a pedir perdón, o ayuda, etc.
La soberbia es el más grave pecado contra Dios, contra el prójimo y contra sí mismo. El hombre se hace autónomo desconociendo su condición de creatura.
Identificación de la Soberbia
La soberbia fue el primer pecado que se cometió en los tiempos inmemoriales con Satanás que se reveló contra Dios llevándose consigo a otros ángeles, y el mismo, ya en el tiempo del hombre, lo llevó al primer pecado de rebeldía, de autonomía, de auto dependencia, de autodominio.
Es lo que Dios nos hace ver en su palabra desde el capítulo 3 del Génesis. La soberbia está a la raíz del pecado original y por eso es la fuente y raíz de todos los pecados, y es por lo tanto la puerta para todo otro pecado; por eso también es el primer pecado capital.
La soberbia es fuente de muchos delitos; por eso se ora al Señor: "Guarda a tu siervo también del orgullo no sea que me domine; entonces seré irreprochable, libre de delito grave" (Sal 19, 14).
Vanidad, vanagloria, sobre autoestima, ostentación, hipocresía, jactancia, celos, violencia, rencores, prepotencia, son algunos de los vicios que engendra la soberbia.
Mientras más se tenga en el corazón es mayor fuente de pecados: los humildes pecan poco, los soberbios demasiado.
La soberbia es hija de Satanás, nacida de su mismo ser, y madre general de todos los vicios: a todos ellos los engendra y lleva en su seno. De la soberbia se deriva como causa natural, todo desorden en las operaciones del alma, y aun los mismos desórdenes materiales. Ella envenena los actos del espíritu y es la principal destructora de toda virtud y de toda santidad.
Torres muy altas de santidad ha derribado la perniciosa soberbia. Lleva la soberbia, por compañera inseparable a la Impureza, al Rencor, a la Venganza, a la Envidia, a la Ira, a los Celos, a la Hipocresía, al Orgullo, a la Obstinación y a otros muchos en más o menos escala.
La Murmuración, el Respeto humano, el Amor propio, la Vanagloria, la Dobles, el Engaño, la Mentira, el Egoísmo, la Presunción, la Astucia, la Falsedad, la Afección, y otros forman sus satélites donde la soberbia vive y se recrea.
¡Qué solo se encuentra Jesús en medio de los hombres! ¡Cuánto humo y cuánta paja…!