Los cambios culturales de los últimos siglos han llevado a una perdida en el hombre de su identidad masculina. Hoy en día, en la sociedad occidental post-cristiana, la debilidad se ha convertido en una virtud. El hombre ideal, para los modernos, es el que se disculpa por todo, que piensa todo el día en como no ofender a nadie, evitando a toda costa el enfrentamiento y hablando siempre de diálogo y tolerancia. Es decir, un hombre que no es hombre.
En este nuevo paradigma de rediseñar al hombre, algunos "expertos" lo definen con términos como "crisis del varón", "redefinición de la virilidad" o "varones desubicados". Incluso en las redes sociales se leen comentarios sobre los "cambios" de esquemas donde los hombres se han afeminado y las mujeres se han masculinizado. Se habla de haber logrado romper el rol tradicional de masculinidad y que incluso algunos hombres se sienten acomplejados por su propia virilidad ya que está siendo mal visto socialmente.
En la guerra contra Dios, Satanás intenta destruir al ser humano, y no hay mejor forma de hacerlo que desvirtuando su naturaleza. Por esto, está haciendo que los hombres se comporten como mujeres y que las mujeres se comporten como hombres. Los hombres reales (no los personajes de cinemas) que demuestran virtudes masculinas, como el valor, el honor y el sacrificio, son vilipendiados. En algunos círculos, se habla de masculinidad tóxica, se insinúa que todos los hombres somos o violadores o machistas en potencia y se fantasea sobre un mundo feliz gobernado por mujeres.
Esta nueva ideología o "paradigma" feminista solo ha arraigado en Occidente, los países asiáticos y africanos no han cedido a esta "nueva forma" de vivir su propia virilidad y viven ellos al margen de esta degeneración post-cristiana. Este peligro de que el hombre pierda su identidad y se convierta en un peón manipulable de la ideología de género y que la sociedad se entregue al feminismo radical, está convirtiendo a sus hombres en verdaderos idiotas afeminados y sin trascendencia. Esto hace que a diferencia de los mahometanos que no han invertido el rol natural del hombre y de la mujer y a pesar de su desnaturalización en cuanto al abuso de sus mujeres, su población es objetivamente hablando joven y en constante crecimiento. Ellos presienten que el día llegará pronto en que con los vientres de sus mujeres conquistarán nuestros países, en donde podemos apreciar que una gran mayoría de hombres han perdido su virilidad. Con este peligro es hora de que los hombres Católicos volvamos a las filas en la Iglesia Militante y rechacemos el estigma que los enemigos de Dios perversamente proyectan sobre nuestra sociedad, tan alejada de Dios.
Debe haber una oposición a la llamada que se hace por todos los medios, incluso llamados "católicos", a la búsqueda de la igualdad entre hombres y mujeres, porque esto no existe y es una abominación.
El Sr. Arzobispo de Phoenix, S.E.R. Thomas J. Olmsted, hizo ya un llamado apremiante en el año 2016 a los hombres Católicos de su Diócesis, iniciando su llamado en Ezequiel 22, 30: "busqué entre ellos un hombre que levantara un cerco y se mantuviera firme sobre la brecha delante mi…" la introducción apremiante de esta carta sigue:
Un llamado a la batalla
Empiezo está carta con un llamado fuerte y claro para ustedes, mis hijos y hermanos en Cristo: hombres católicos, no duden al entrar en la batalla que se pelea alrededor de ustedes, la batalla que está hiriendo a nuestros niños y familias, la batalla que está distorsionando la dignidad tanto de hombres como mujeres. Esta batalla de seguido esta oculta, pero es muy real. Esta batalla es primordialmente espiritual, pero está matando progresivamente lo que queda del carácter cristiano de nuestra sociedad y cultura, e incluso en nuestros propios hogares.
El mundo está bajo el ataque de Satanás, como lo predijo el Señor (1 Pedro 5:8-14). Esta batalla sucede en la misma Iglesia; y la devastación es demasiado evidente. Desde el año 2000, 14 millones de católicos han dejado la fe, la educación religiosa para niños en las parroquias ha bajado un 24%, la asistencia en las escuelas católicas ha bajado un 19%, el bautizo de niños ha bajado un 28%, el bautizo de adultos ha bajado un 31%, y los matrimonios sacramentales católicos han bajado un 41%. Esta es una brecha muy grave, un hoyo en las líneas de combate de Cristo. Aunque la Diócesis de Phoenix está mucho mejor que las estadísticas nacionales, las pérdidas son asombrosas.
Una de las razones claves por las que la Iglesia está vacilando bajo los ataques de Satanás es que muchos hombres católicos no han estado dispuestos a "mantenerse firmes sobre la brecha" –llenando ese espacio abierto y vulnerable al ataque. Un tercio ha dejado la fe y muchos de los que todavía son "católicos" practican la fe con timidez y un compromiso mínimo de transmitirles la fe a sus hijos. Nuevas investigaciones revelan que en grandes números los hombres jóvenes católicos están dejando la fe para convertirse en "Ningunos", hombres que no tienen afiliación religiosa. Las crecientes pérdidas de hombres católicos jóvenes tendrán un impacto devastador en la Iglesia en EE.UU. en las siguientes décadas, a medida que los hombres ancianos mueran y los hombres jóvenes no permanezcan ni se casen en la Iglesia, acelerando así las pérdidas que ya han ocurrido.
Estos datos son devastadores; porque a medida que nuestros padres, hermanos, tíos, hijos y amigos se alejan de la Iglesia, caen más profundamente en el pecado, lo cual rompe nuestros lazos con Dios y hace a los hombres vulnerables a los fuegos del infierno. Aunque sabemos que Cristo le da la bienvenida a todo pecador arrepentido, sucede que cantidades enormes de hombres católicos están fracasando en el cumplimiento de las promesas que hicieron en el bautismo de sus hijos niños de llevarlos a Cristo y criarlos en la fe de la Iglesia.
Esta crisis se hace evidente en el desaliento y la desconexión de hombres católicos como ustedes y yo; de hecho, es precisamente por eso que considero necesaria esta exhortación, e incluso la razón de mi esperanza. Porque Dios constantemente supera el mal con el bien; la alegría del Evangelio es más fuerte que la tristeza traída por el pecado. Una cultura del descarte no puede resistir la luz y vida nueva que constantemente irradia de Cristo. ¡Por eso, los llamo a que abran sus mentes y corazones a Él, el Salvador que los fortalece para permanecer firmes en la brecha!
La Crisis del hombre
La crisis del hombre actual, es una crisis de su masculinidad e identidad. En nuestras sociedades modernizadas y apóstatas, la debilidad masculina se ha convertido en una "nueva virtud". Para una gran mayoría de mujeres y la sociedad post moderna en general, el hombre ideal, es aquel que no ofende a nadie, que se disculpa por todo y que se pasa todo el día pensando en cómo no decir nada argumentativo a nadie para no ofender… evitando a toda costa el enfrentarse con alguien y siempre buscando el diálogo y la tolerancia… En palabras sencillas: un hombre ¡que ha dejado de serlo!, y que ya no se identifica como Cristiano.
No hay igualdad sino complementariedad
Hace muchos años Aristóteles dijo que: "El macho, a menos que se desnaturalice de alguna manera, es naturalmente más apto para el liderazgo que la hembra." Esto nos hace recordar las enseñanzas de las Sagradas Escrituras:
« Entonces dijo Yahvé Dios: "No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda semejante a él". […] Entonces Yahvé Dios hizo caer un profundo sueño sobre el hombre, el cual se durmió; y le quitó una de las costillas y cerró con carne el lugar de la misma. De la costilla que Yahvé Dios había tomado del hombre, formó una mujer y la condujo ante el hombre. Y dijo el hombre:
"Esta vez sí es hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada varona, porque del varón ha sido tomada". Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se adherirá a su mujer, y vendrán a ser una sola carne. » (Génesis 2, 18-25)
Varona: Así dice el hebreo y también la traducción de Scío. Usando la palabra varón en su forma femenina "varona", hoy caída en desuso, se ve perfectamente que ante Dios, la mujer y el hombre tienen el mismo valor, aunque no la misma posición. Enfatiza en esto un autor: « Dios no le hace un cuerpo propio, aparte, creado de la misma manera que antes había plasmado el cuerpo del varón. Usa el cuerpo del varón como principio creador del cuerpo de la mujer. La materialidad de su cuerpo es tomada del cuerpo del varón. Y también su nombre es tomado del nombre del varón. "Será llamada varona (isháh) porque del varón (ish) fue tomada". El varón la reconoce y la recupera. Ella se reencuentra en él como en su origen y su contexto de pertenencia: del varón fue tomada... Hay que notar también que según el texto bíblico ella no proviene del cuerpo del varón por generación sino como por partición. Varón y mujer comparten; son copartícipes de una sola carne, un solo cuerpo. Él reconoce en ella la parte que le faltaba y sin la que estaba incompleto. Y ella reconoce en él a aquél de quien proviene y a quien desde siempre pertenecía, sin el cual estaba como perdida e incompleta también. » P. Horacio Bojorge. "La Casa sobre la roca"
El hombre y la mujer no son iguales y está igualdad que se les quiere imponer es dañina, por decir algo, ya que jamás serán iguales. Y afirmar y sostener esto en nuestros tiempos es una cuasi herejía, incluso al ser escuchado por otro hombre de este siglo; éste monta en cólera y si no te denuncia por incitar al odio, te cortará la amistad. Al hablar de que el hombre y la mujer no son iguales, se debe precisar que no hablo de su dignidad intrínseca, como creaturas hechas a imagen de Dios, si no a que somos diferentes, no sólo físicamente, sino también psicológica y espiritualmente.
Y esta diferencia la podemos ver incluso en nuestra herida del pecado original. Si bien es cierto que ambos estamos heridos, esta herida es diferente en el hombre y la mujer. El Rev. Padre Bojorge lo comenta en su libros "La Casa sobre la Roca":
La naturaleza humana herida por el pecado original
Veremos inmediatamente, cómo, por el pecado original esta feliz dispensación ´del principio´ se corrompe y el varón [el todo] intenta recuperar totalitariamente a su parte y la mujer [la parte] tiende a querer comportarse como si fuera el todo. El relato bíblico de la creación de Eva muestra ambas relaciones en la perspectiva del designio divino del principio, destinado a la unión feliz de ambos esposos por una relación de auténtica entrega. Y luego muestra cómo el pecado original va a alterar las relaciones haciéndolas posesivas en vez de generosas; divisoras en vez de unitivas.
El pecado original hirió al varón y a la mujer de diversa manera
El pecado original no hirió de la misma manera al varón que a la mujer. Habiéndolos herido a ambos, los hirió de manera disimétrica, a cada cual a su modo. Varón y mujer serán afectados por las mismas concupiscencias e incurrirán en los mismos vicios capitales, pero de manera diversa. Ambos padecen de gula, pero la gula del varón está más cerca de la voracidad animal, mientras que la gula de la mujer es más refinada, se inclina a las golosinas, los dulces y las exquisiteces. Ambos padecerán la lujuria, pero el varón regresará hacia la instintividad animal y la posesividad física, mientras la mujer tenderá a la posesión afectiva y la dominación espiritual del alma del varón.
Ambos padecen la ira, pero el varón tiende a manifestar y descargar su cólera en forma corporal, física. A su ira la podríamos llamar ira caliente; mientras que la mujer tiende a descargar la suya más bien verbalmente, mediante la palabra hiriente, el agravio, la maledicencia y el maleficio: hiriendo con la lengua o dañando indirecta y astutamente. A la suya, aunque sea tremenda, podemos calificarla de ira fría. La del varón es ira regresivamente animal, instintiva. La de la mujer es una furia más angélica, pero de un angelismo malvado, es más demoníaca, medita más el daño que quiere hacer. Pensemos en la Ira de Aquiles que canta Homero en la Ilíada y en la ira de Medea en la tragedia de Eurípides.
Ella va al juez con un ojo morado, pero no hay grabación de lo que ella le dijo antes a él. Si riñen dos varones es posible que corra sangre y hasta que uno quede muerto. Entre mujeres el terreno principal de la querella es el verbal y si llegan a las manos, lo que procuran más bien es afear a la otra, desgreñándola y arañándole el rostro.
Por eso se ha dicho que el pecado dominante del varón es la lujuria y el pecado dominante de la mujer es la avaricia, la ambición.
En él predominan los instintos sobre la razón, se desordena por perder el gobierno de sus apetitos instintivos y tiende a achancharse, y a veces es un verdadero "puerco". Por ejemplo, vemos cómo el varón suele comer y beber en exceso, aunque le haga daño y ese descontrol suele irse agravando con los años.
A la mujer le pasa lo contrario, tiende a subirse a lo angélico e incluso a "usurpar lo divino". Ella se inclina al ejercicio ilegal de la divinidad, y a la usurpación de la divina providencia. Y no por mal, ella quiere el bien pero quiere hacerlo a su manera. Y quiere ser ella quien diga lo que es bueno y lo que es malo. Pero por ese camino de sus propias buenas intenciones, es por donde la mujer se hace dominadora.
El hombre y la mujer no son iguales
Aclarado este apunto, precisemos que, por el hecho de que hoy en nuestros países existen una leyes impositivas liberales, usan un lenguaje equívoco, seguramente de manera deliberada, para enfatizar el nuevo paradigma de que el hombre y la mujer somos iguales.
Cada vez es más evidente científicamente, por ejemplo, que el cerebro masculino es muy distinto al cerebro femenino. Ni mejor ni peor, sólo diferente. Cito un ejemplo:
"Existe en el cerebro humano una estructura llamada cuerpo calloso, que en la mujer es mucho más ancho que en el varón. Este cuerpo calloso comunica los hemisferios derecho e izquierdo. Es decir que para la mujer le es más natural relacionar simultáneamente la parte lógica (del hemisferio izquierdo) con la emotiva (del hemisferio derecho), a eso científicamente se le llama comunicación circular. En el varón, este cuerpo calloso es más estrecho y no permite estas conexiones, así que o transmite con lógica (hemisferio izquierdo) o emotiva (hemisferio derecho), eso es comunicación horizontal.
Así, una comunicación típica entre dos papás (les llamaremos Juan y Pedro) podría ser:
Hola, Juan, te cuento que mi hijo Pedrito está en el equipo de fútbol del colegio.
Hola, Pedro, ¡que bueno! ¿Cuándo juega?
Este domingo.
Entonces, este domingo lo iré a ver para alentarlo.
La misma situación entre dos mujeres (María y Cecilia)
Hola, maría, te cuento que estoy muy contenta porque mi hijo Pedrito está en el equipo de fútbol del colegio. Está que no cabe en sí.
Hola, Cecilia, ¡que bueno! En cambio, mi hijo Juanito está muy triste porque a él no lo eligieron.
Sí, lo entiendo,; es que el entrenador no sabe tratar a la gente, es muy agresivo.
Así es, dicen que tiene problemas personales. Pero, en fin, voy a decirle a Juanito para que vayamos a hacerle barra a Pedrito. ¿Cuándo juega?
Este domingo, está emocionadísimo.
Entonces, este domingo iremos para alentarlo y que se sienta con más confianza." P. Horacio Bojorge. "El buen amor en el matrimonio."
Un engaño infernal
Los dogmas feministas se imponen en una gran cantidad de países con un celo tenaz y pocos se atreven a contradecirlos. Cuando algún personaje público se atreve a hablar lo políticamente incorrecto, casi siempre sucede que al siguiente día o a horas de lo acontecido, presenta sus "más sinceras disculpas por las ofensas ocasionadas", así tenga razón.
Si observar este comportamiento tan pusilánime en la vida política y social de nuestros países es desgarrador, verlo en el seno de nuestra Iglesia Católica, es muy doloroso. Enfrentarse a los enemigos de Dios y de Su Iglesia como lo hicieran grandes clérigos y Santos de la Iglesia de antaño, se estima generalmente en una actitud demasiado masculina para nuestra época. Ahora se nos pide apaciguar y dialogar con los que odian a la Iglesia y para esto se sirven de las "leyendas negras de la Iglesia". Esta actitud de "manos caídas" muestran en nosotros una debilidad, que muchos la disfrazan de humildad y así lejos de que la Iglesia recupere su prestigio, de constructora de civilizaciones, cada vez más su imagen e influencia es menor en la sociedad.
A nuestros sacerdotes hoy en día se les enseña que si quieren llegar un día al episcopado, hay una sola regla: no causar problemas y no hablar del pecado, sino sólo de lo positivo. Aunque muchos de sus sermones nos aburran sobremanera, aunque hayan causado escándalos y no hayan hecho nada para defender la fe católica, sino se meten en temas polémicos y si no ofenden a nadie… van por buen camino para que un día puedan ser elegido obispos. En lo que se les insiste es en que se lleven bien con la gente, especialmente con aquellos que tienen influencias de poder en la sociedad y que se hagan "todo para todos", mal interpretando las enseñanzas de San Pablo. La mediocridad y el silencio culpable no son exclusivos de nuestro tiempo. Se respira en nuestra amada Iglesia, un miedo a defender la fe, a defender a Cristo y a Su Iglesia y por ultimo a un abandono de la grey que confundida por tantos errores vaga en pastizales envenenados y aquellos que deberían hacer o decir algo, callan… Una desorientación que es provocada, que desplaza las mejores conciencias y que confunde las más rigurosas inteligencias, que está cegada por un lujurioso deseo de poder y fama, que es llevada por el mal camino mediante una ilusión satánica llena de falsas promesas, que parten de que debemos ser fieles hasta el final en el servicio de los bienes y del sistema. Nuestra Señora habló a los tres pequeños pastorcillos con objeto de "eliminar el orgullo de nuestros corazones y exaltar la humildad", en un momento de apostasía militante con objeto de anular el dogma de la Fe y de tumbar verdades absolutas. La Iglesia sufre por la traición de algunos de sus ministros que, habiendo sido absorbidos por la vorágine de la corrupción, sacan a sus ovejas fuera del redil, y las dejan indefensas para discernir la voz de su pastor.
Ya lo manifestó la Stma. Virgen María también en La Salette, que de acuerdo a San Juan Pablo II, es el "Corazón de todas las profecías":
« Melanie, esto que yo te voy a decir ahora no será siempre secreto; puedes publicarlo en 1858: Los Sacerdotes, Ministros de mi Hijo, los Sacerdotes…, por su mala vida, por sus irreverencias e impiedad al celebrar los santos misterios, por su amor al dinero, a los honores y a los placeres, se han convertido en cloacas de impureza. ¡Sí!… ¡Ay de los sacerdotes y personas consagradas a Dios que por sus infidelidades y mala vida crucifican de nuevo a Mi Hijo! Los pecados de las personas consagradas a Dios claman al Cielo… No, no se encuentra nadie que implore misericordia y perdón para el Pueblo. Ya no hay almas generosas ni persona digna de ofrecer la víctima sin mancha al Eterno, en favor del mundo… ¡Ay de los habitantes de la Tierra…! ¡Los jefes, los conductores del Pueblo de Dios, han descuidado la oración y la penitencia, y el demonio ha oscurecido sus inteligencias, se han convertido en estrellas errantes que el viejo diablo arrastrará con su cola para hacerlos perecer. Dios permitirá a la serpiente antigua poner divisiones entre los soberanos, en las sociedades y en las familias. (…) La sociedad está en vísperas de las más terribles calamidades y los más grandes acontecimientos… Muchos abandonarán la Fe, y el número de Sacerdotes y religiosos que se separarán de la verdadera religión será grande. Entre estas personas se encontrarán incluso Obispos. Que el Papa se ponga en guardia contra los obradores de milagros, pues llega el tiempo en que los prodigios más asombrosos tendrán lugar en la tierra y en los aires. (…) Lucifer, con gran número de demonios, será desatado del Infierno; abolirán la fe, aún entre las personas consagradas a Dios. (…) Muchas casas religiosas perderán completamente la fe y perderán a muchísimas almas. Los malos libros abundarán en la Tierra y los espíritus de las tinieblas extenderán por todas partes un relajamiento universal en todo lo relativo al servicio de Dios. Habrá Iglesias para servir a esos espíritus. (…) ¡Ay de los príncipes de la Iglesia que se hayan dedicado únicamente a amontonar riquezas, a poner a salvo su autoridad y dominar con orgullo!
En síntesis. Los hombres estamos llamados a ser hombres y las mujeres a ser mujeres, porque no somos iguales, sino diferentes y complementarios. Quizá que cuando los dos se den cuentan de que deben volver a los orígenes, el mundo encontrará un poco de cordura, quizá… A los hombres se nos invita a no ceder ante las presiones culturales que nos quieren volver afeminados; con la gracia de Dios podemos ser lo que fuimos llamados a ser y cultivar sin vergüenza nuestras virtudes masculinas. La crisis en la Iglesia Católica, una crisis de identidad y masculinidad, tiene mucho que ver con la crisis de la masculinidad en nuestros pueblos, otrora Cristianos.
La gran diferencia
entre hombre y mujer, que tiene manifestaciones en todos los campos, está en la herida que hizo en ellos el pecado original.
"El pecado original no hirió de la misma manera al varón que a la mujer. Habiéndolos herido a ambos, los hirió de manera disimétrica, a cada cual a su modo. Varón y mujer serán afectados por las mismas concupiscencias e incurrirán en los mismos vicios capitales, pero de manera diversa."