ENTRE DOS ES MÁS FÁCIL CARGAR LA CRUZ
Meditaciones del Vía Crucis para los matrimonios
Mira a la cruz y verás la cabeza de Jesús inclinada para besarte, sus brazos extendidos para abrazarte, su corazón abierto para recibirte, para encerrarte en su amor. Sabiendo que su cruz no fue sino su gran amor por ti y por mí, aceptemos su cruz dondequiera que Él nos la ofrezca; brindémosle con alegría todo lo que Él nos exige, porque así sabremos que somos sus discípulos, que pertenecemos a Jesús, que el trabajo que tú y yo y todos nuestros hermanos realizan, no es sino amor en acción... Beata Teresa de Calcuta
I Estación – Condenación a Muerte
Matrimonio. Es una invitación a la otra persona a caminar por la vida en el mismo sendero y la misma dirección. Algunos les dicen: "Oh no, sentenciado hasta la muerte, fin de la libertad". Dicen también, otros bromeando y otros muy en serio; "ahora te esperan solo las más pesadas y grandes cruces". Después de unos años de convivencia común se escucha muchas veces la pregunta: "por cuales pecados yo debo sufrir tanto? "Seguramente no es fácil y no va serlo.
Jesús también pasó por un muy difícil camino. Pero emprendió este esfuerzo con un propósito muy concreto – lo hizo por el hombre. Amar es sacrificarse por otra persona.
II Estación- Aceptación de la Cruz
Jesús, cargando la Cruz sobre su espalda, tomo la responsabilidad por los pecados de la humanidad. Su elección fue consiente, Él no escondía ningún interés propio. Su sola preocupación era por el hombre. El Matrimonio también es una elección consiente. Desde el momento del "Si" Sacramental no soy solo yo sino ya hay alguien más: mi esposo, esposa, e hijos... Este es el comienzo de la verdadera responsabilidad. Y el amor es responsabilidad.
III Estación- Primera Caída
Fin del bello sueño, se avecina una obscura realidad. La otra persona (mi otra mitad) también tiene fallas y defectos. Estos defectos, antes no me disturbaban tanto. Se decía, que podíamos soportarlos, con la esperanza de que vamos a seguir adelante, ya que nos amamos. Pero resulta que no es fácil, ni simple. De pronto llega la primera tentación- "¿Tal ves, sea mejor dejarlo todo..? o ¿Tal vez es tiempo para retirarse?" En este momento vale la pena recordar lo que hizo Jesús. Él, se levantó de la caída y continuo Su camino.
IV Estación- Encuentro con la Madre
La vida con otra persona es un compartir de todos los problemas. Mi problema es también su problema. Esto es muy difícil cuando vemos que la otra persona se hunde más y más en las dificultades. Muchas veces no entendemos su comportamiento, y aún peor hay veces que no podemos ayudarla de ninguna manera. Algo similar sucedió durante el encuentro silencioso de dos personas amadas –Jesús y María. Sufrieron mucho; porque amaban.
V Estación – Ayuda de Simón
Un trabajo, segundo trabajo, hijos, trabajos de la casa. En todas estas agitadas ocupaciones, es muy fácil perderse. "¿Porqué otra vez debo yo recoger a los hijos de la escuela? ¿Porqué no puedo al menos una vez descansar? De pronto, algo que daba alegría y satisfacción, se vuelve una triste obligación. En esta situación, aún si cargamos juntos la cruz, al mismo tiempo estamos separados. Desgraciadamente, casi siempre esto termina en un sin sentido, lo que hace que la cruz se haga mucho más pesada.
Simón ayudó de verdad a Jesús a cargar la Cruz, en el momento cuando entendió la grandeza del camino al Gólgota.
VI Estación – Gesto de Verónica
Pequeños gestos y tan esenciales. La persona más importante para nosotros a menudo no quiere aceptar nuestra ayuda. Sobretodo, no quiere aceptar la ayuda exactamente de nosotros. Esto es orgullo, temor o vergüenza. En estos momentos las palabras no son importantes. Las palabras no cambian nada. Un simple gesto, una mirada, la presencia. Y un mensaje claro: "Estoy contigo a pesar de la situación muy difícil en la cuál te encuentras, porque tu eres importante para mi". Exactamente esto hizo Verónica con Jesús. Hizo de verdad mucho.
VII Estación – Segunda Caída
Las caídas suceden. Y las caídas de dos mucho más frecuentemente. Pero en los momentos verdaderamente difíciles, es necesario recordar esta palabra – responsabilidad. Cuando caes, ocurre una desgracia. Pero cuando caes y arrastras contigo a otra persona, la desgracia es múltiple. Es por esto, que cuando la persona que está cerca de ti se esta hundiendo, tu deber es ayudarla a sostenerse en la superficie. Haz todo para que pueda salir a flote. Tienes por quien hacer todo este esfuerzo; como Jesús tenia por quien sufrir en la Cruz.
VIII Estación – Lamento de las Mujeres
A menudo, es difícil entender a la otra persona, con la cual caminamos en las dificultades de la vida. En estas situaciones, un alivio puede ser entonces un encuentro con los amigos. Se puede quejar y llorar sobre su difícil destino. Esto ayuda, especialmente cuando estos amigos están de acuerdo contigo y te apoyan. También te presentan sus consejos: "El no es digno de ti", "déjala, ¿para qué sufres?" "Tienes derecho a ser feliz". Es muy fácil criticar y retorcer las manos, es mucho más difícil el buscar la reconciliación y armonía. Se necesita humildad y valentía.
Sin embargo, Jesús siempre escogió las soluciones más difíciles.
IX Estación – Tercera Caída
Demasiadas caídas. Unas detrás de otras. Y falta la perspectiva de que esto se puede acabar. Cada tropezón es más y más doloroso. Incluso Jesús en esta etapa estuvo al límite de su fuerza. ¿Y quizás esto no es para mi? A lo mejor debo dejar todo esto? Quizás… Pero puedes estar seguro que está alguien a tu lado, a quien tu caída también duele mucho y quien cree en ti a pesar de tus seguidos errores.
Jesús, agotado y cubierto con sangre, seguía caminando, porque veía sentido a Su emprendido esfuerzo.
X Estación - Despojo de las Vestiduras
Hay personas que en cierto momento dicen: "basta". "Basta a los gritos, a las peleas, a los jalones. Quiero probar, conocer una vida diferente. Sola o con alguien nuevo". No es fácil separarse. Las emociones son muy grandes. Lanzar acusaciones uno al otro, división de posesiones, hijos, y recuerdos y la corte. Exposición de los más íntimos detalles de la vida en público. Común deshecho de los restos de su dignidad. Deseo de venganza, causa de dolor, sufrimiento…
Los verdugos de Jesús despojándole en publico de Su dignidad, satisficieron sus más bajos instintos.
XI Estación – Clavado en la Cruz
Herimos más a aquellos a quienes más amamos, aunque de verdad no queremos. Jesús era adorado por la muchedumbre. Y no pasó mucho tiempo que la misma muchedumbre gritó: "crucifíquenle". ¿Porque hieres a la persona que amas o que deberías amar? ¿Sabes bien, cuanto le duele? ¿Sabes que contigo puede ser muy feliz, pero también puedes crear un verdadero infierno en la tierra. Hiriendo a otros también nos herimos a nosotros mismos.
XII Estación – La Muerte
El Amor… era tan grande, tan fuerte, tan ardiente. Y después el fuego se apagó…Y nada se puede hacer. Pero, el amor nunca muere. Pueden cubrirle sentimientos malos –celos, odio, envidia… Pueden también otras personas causar daño con sus malos sentimientos. Podemos nosotros mismos destruirlo por no apreciar suficiente su importancia.
Pero el verdadero amor nunca se detiene. Esto es gracias a Ti, Jesús…
XIII Estación – Bajada de la Cruz
Inseparablemente, parte del amor es el sufrimiento. Caídas, enfermedades, dolores. Por fin: perdida del esposo, de la esposa. Y puede ser que de un hijo. Sin embargo, permanecen aquellos que aman. Jesús no moría completamente solo. Sus seres más queridos estuvieron con Él, cuando sufría mucho y vivía Sus mas difíciles momentos. Estuvieron hasta el último momento. Amaban.
XIV Estación – ¿El Fin?
¿Qué sentido tiene todo esto? Encuentras a alguien, te enamoras. Después la boda, y los hijos. Alegrías pero también tristezas; idilio familiar, pero también dificultades sin fin. Sufrimiento y luego la tumba…Que sentido tiene todo esto?
Todo esto no tendría ningún sentido, si no fuera por Jesús. Es Jesús quien venció a la muerte, venció al pecado. Es Jesús quien salvó al mundo. Es gracias a Jesús que la muerte no tiene poder sobre nosotros. El amor de verdad, nunca muere… Cuando somos probados, cuando nuestras familias se encuentran frente al dolor o la tribulación, miremos hacia la Cruz de Cristo. En ella encontramos el coraje para seguir caminando. En ella podemos repetir con firme esperanza las palabras de San Pablo...: ´Venceremos gracias a quien nos ha amado´ "