FLORYBETH MORA, PROTAGONISTA DEL MILAGRO QUE LLEVÓ A JUAN PABLO II A LOS ALTARES
Padecía un aneurisma cerebral fulminante. Los médicos le dieron por desahuciada y le enviaron a casa. Pero donde no llega la ciencia, llega el poder de Dios. Con esta certeza, la costarricense Florybeth Mora se encomendó a la intercesión del beato Juan Pablo II para aceptar la voluntad de Dios durante su enfermedad. Finalmente, se produjo el milagro: una curación inmediata, duradera y científicamente inexplicable.
"No tengas miedo, levántate" – estas palabras escuchó en lo profundo del corazón, Floribeth Mora Díaz el día de la beatificación de Papa Juan Pablo II, 1 de mayo 2011. En Costa Rica eran las 4: 30 a.m., Floribeth, pegada al televisor, mermadas sus fuerzas por la enfermedad neurológica que padecía, con 49 años de edad, se disponía a vivir con profunda fe el acontecimiento que se desarrollaba en la Plaza de San Pedro ( Roma). Los médicos le habían diagnosticado un tumor en la parte derecha del cerebro, difícil de operar y de resultado incierto. Trató de permanecer en oración mientras seguía piadosamente la transmisión de la Misa de beatificación de Juan Pablo II. No podía dormir. Sentía, que aquello que estaba viendo en la pantalla de la TV era muy significativo para ella. La Iglesia declaraba Beato a "su Papa". Desde hacía mucho tiempo lo llamaba en su oración personal: "mi santo".
Desde el 11 de abril del 2011 cuando en el hospital, después de una serie de análisis, escuchó el parte médico de su enfermedad no dejaba de rezar pidiendo a Dios el don de la salud, el don de la vida por medio de la intercesión de Juan Pablo II. El tumor estaba ubicado en un lugar que no permitía la cirugía. Había un peligro real de que la operación pudiera causar parálisis del cuerpo y estado de coma. Recibió el sacramento de la Unción de los Enfermos, así como los medicamentos que bajan la presión de la sangre y para aliviar los dolores que le aquejaban. Y así fue enviada a su casa. Los médicos no le daban más que unas semanas de vida.
"Tú, que estas tan cerca de Dios, pide por mí". Con estas palabras pedía a Dios, por intercesión del Beato Juan Pablo II su sanación. El Papa polaco le era muy cercano. Recordaba el sufrimiento del Papa y su confianza en la Providencia Divina mirando como él vivía su enfermedad. Como subraya Floribeth, ella no tenía miedo de morir, pero le acompañaba el miedo por sus hijos todavía pequeños. ¿Cómo van a vivir sin ella?. ¡Tiene cuatro hijos!
"Levántate, no tengas miedo…" Ella nos cuenta este pasaje. Respondí: "Sí, Señor". Me levanté y fui a la cocina. Mi esposo estaba allí y me preguntó, asustado, que qué hacía de pie. Le respondí que me encontraba bien. Se sentía mejor. En su interior sentía una paz y calor interior. Siguiendo esa voz interior estaba segura de su sanación aunque el cuerpo todavía estaba débil. Su esposo Edwin Arce, cuando vio a su esposa entrando en la mañana a la cocina pidiendo que le hiciera el té, le entro un susto. Hacía tiempo que ella ya no se levantaba de la cama. Recibía fuertes medicamentos contra el dolor y cada esfuerzo podría provocar ruptura del tumor y un derrame cerebral.
"Me siento bien. Háganme el té". Todavía tenía miedo de decirle a su esposo la experiencia que había vivido, pendiente de la transmisión televisiva. Lo hizo después de unos días. Los dolores de la cabeza se calmaron y con el tiempo desaparecieron. La parte derecha de su cuerpo todavía no funcionaba bien, pero sentía que cada día que pasaba mejoraba su salud.
El día 11 de noviembre del 2011, cuando Floribeth fue a la visita periódica con el Doctor Alejandro Vargas que la atendía y conocía muy bien su historial clínico, lleno de estupor se quedó sin palabras. El Doctor pensaba, en sus adentros, que le habían traído placas de ultrasonido de otra persona, pues no aparecía señal del tumor. No sabía y no sabe hasta el día de hoy como pasó este cambio. Solo Floribeth lo sabe explicar: lo hizo su santo, el Beato Juan Pablo II. Gracias a este milagro, el Papa polaco entró a formar parte del catálogo de santos de la Iglesia católica el 27 de abril.
En abril del 2012, de forma inesperada, llamaron del Vaticano, y comenzó el proceso de verificación del milagro. Después de muchos análisis en Roma los peritos corroboraron que no es posible recurrir a una explicación científica de la desaparición del tumor. Los últimos exámenes médicos evidencian que no existía el tumor que antes la había colocado a las puertas de una muerte segura. ¿Cómo sucedió? No hay explicación científica: solamente la evidencia de que ya no hay tumor. No quedó ninguna cicatriz ni señal de su presencia. El 5 de julio 2013 el Papa Francisco aprobó el milagro que exigía el proceso de la canonización y reveló el apellido de la persona sanada: Floribeth Mora Díaz de Costa Rica.
Este 27 de abril del 2014 el Papa Juan Pablo II será proclamado santo. Los ojos del mundo entero también podrán conocer a la persona agraciada: Floribeth Mora. ¿Por qué ella? El P. Slawomir Oder, postulador del proceso de la canonización justificó la elección de este milagro entre otros varios: "En ella no hubo ningún tipo de vanagloria, solo un alma humilde y bella que siempre piensa en su familia. El milagro no es una intervención casual de Dios. Siempre trae en sí mismo un mensaje más profundo. En el caso de la Señora Floribeth, es un mensaje sobre la vida y la familia", añadió el P. Oder.