Durante un encuentro - con preguntas y respuestas - con periodistas de todo el mundo a bordo del avión papal el pontífice se refirió a sus expectativas del viaje apostólico a Latinoamérica, que incluye a México y Cuba.
El Pontífice recordó que "México además de todas sus grandes bellezas tiene el grave problema del narcotráfico y de la violencia" y consideró que la Iglesia tiene una gran responsabilidad por tratarse de un país "con el 80% de católicos. Tenemos que hacer lo posible contra este mal, destructivo para la humanidad y para nuestra juventud".
"Ante todo hay que anunciar a Dios. Dios que es juez y nos ama. Pero nos ama para llamarnos al bien y a la verdad contra el mal. Por lo tanto, es una gran responsabilidad de la Iglesia la de educar las conciencias y de educar a la responsabilidad moral y desenmascarar el mal", afirmó.
El Papa pidió "desenmascarar esta idolatría del dinero que esclaviza a los hombres; desenmascarar estas falsas promesas, la mentira, el engaño. Debemos ver que el hombre tiene necesidad del infinito. Es importante la presencia de Dios que nos guíe, que nos señale la verdad y en este sentido la Iglesia desenmascara el mal: hace presente la bondad de Dios, hace presente su verdad, el verdadero infinito".
"Debemos hacer lo posible contra este mal destructivo para la sociedad y para nuestra juventud, diría que la primera acción es anunciar a Dios", dijo al responder una pregunta relacionada con las dificultades que afronta México en materia de seguridad y lucha contra el narcotráfico. Reveló asimismo que realizará la visita pastoral a la región, que también incluirá un paso por Cuba, para animar y para aprender, para confortar en la fe, en la esperanza y en la caridad
Según informó la Radio Vaticana, en su encuentro con la prensa sostuvo que ante la situación socio-política de Cuba se dijo seguidor de la iniciativa establecida por su predecesor, el Papa Juan Pablo II, cuando hace 14 años visitó la isla. "Hoy es un tiempo en el cual la ideología marxista, como fue concebida, no responde ya a la realidad y si no se puede construir un tipo de sociedad es necesario encontrar nuevos modelos, con paciencia y en modo constructivo", estableció.
"Es en este proceso, que exige paciencia pero también decisión, queremos ayudar en un espíritu de diálogo, para evitar traumas y para contribuir a ir hacia una sociedad justa como la deseamos para todo el mundo", argumentó.
Aclaró que la Iglesia católica no es un poder político, no es un partido, sino una realidad moral, una autoridad moral.
Su tarea es educar en la conciencia y así crear la responsabilidad necesaria, educar las conciencias sea en la esfera individual sea en la esfera pública, sostuvo.
Advirtió la importancia de esta formación no sólo en América Latina, sino también en otros lados, donde no pocos católicos viven una "esquizofrenia entre moral individual y pública". Y tratar de hacer esto con la doctrina social de la Iglesia, porque, naturalmente esta moral pública debe ser una moral razonable y compartida.
"En la esfera individual son católicos creyentes, pero en la vida pública siguen otros caminos que no responden a los grandes valores del evangelio, necesarios para la fundación de una sociedad justa", constató.