« Anunciar el Evangelio a toda criatura »

Podríamos decir que el mandato dado por Nuestro Señor Jesucristo a su Iglesia es el de: buscar, primero el reino de Dios y su justicia, y lo demás vendrá por añadidura. [San Mateo 6, 33], es que el compromiso temporal surge automáticamente en cuanto se vive el eternal en su plena dimensión humana.

Además, en el Monte de los Olivos aquel día de su Ascensión a los Cielos, el Señor mandó a su Iglesia: « Id por el mundo entero, predicad el Evangelio a toda la Creación. Quien creyere y fuere bautizado, será salvo; mas, quien no creyere, será condenado ». [San Marcos 16, 15-16]

La Iglesia naciente, fiel a la sentencia dada por Nuestro Señor Jesucristo a sus discípulos, no lo vio de otra forma, y actuó de acuerdo a ese inexcusable mandato.

Consecuentemente, entre sus deberes, un bautizado tiene también la obligación de evangelizar. La Sagrada Biblia nos recuerda que nuestra nobleza de cristianos nos obliga al apostolado:

« Pero vosotros sois un linaje escogido, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo conquistado, para que anunciéis las grandezas de Aquel que de las tinieblas os ha llamado a su admirable luz ».[1 San Pedro 2,9]

Incluso los recientes Papas insistieron en el deber de la evangelización, así Paulo VI, en 1974, convocó a un Sínodo de Obispos que trató el tema de la evangelización en el mundo contemporáneo, y Juan Pablo II reiteradamente llamó a la re-evangelización de Europa y a una nueva evangelización.

El mismo Papa Wojtyla escribió la carta encíclica "Redemptoris missio", sobre la permanente validez del mandato misionero.

Dado el avance de la apostasía en nuestro tiempo, en este caso sobre el adulterio, mal llamado hoy en día "situación irregular", es fundamental leer el Catecismo y luego las Sagradas Escrituras, teniendo en cuenta los llamados de los apóstoles:

Jesús dijo a sus discípulos: Habéis oído que se dijo: "No cometerás adulterio". Pero yo os digo: todo el que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón.

Si tu ojo derecho te induce a pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en la gehenna. Si tu mano derecha te induce a pecar, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero a la gehenna.

Se dijo: "El que repudie a su mujer, que le dé acta de repudio". Pero yo os digo que si uno repudia a su mujer -no hablo de unión ilegítima- la induce a cometer adulterio, y el que se casa con la repudiada comete adulterio. Mat 5, 27-31]

Pues bien, aunque nosotros mismos o un ángel del cielo os predicara un evangelio distinto del que os hemos predicado, ¡sea anatema! Lo he dicho y lo repito: Si alguien os anuncia un evangelio diferente del que recibisteis, ¡sea anatema! Gal 1,8-9

Lo mismo que hubo en el pueblo falsos profetas, también habrá entre vosotros falsos maestros que propondrán herejías de perdición y, negando al Dueño que los adquirió, atraerán sobre sí una rápida perdición. Muchos seguirán su libertinaje y por causa de ellos se difamará el camino de la verdad. 2 Ped 2,1-2

Porque vendrá un tiempo en que no soportarán la sana doctrina, sino que se rodearán de maestros a la medida de sus propios deseos y de lo que les gusta oír. 2 Tim 4,3

Esos tales son falsos apóstoles, obreros tramposos, disfrazados de apóstoles de Cristo; y no hay por qué extrañarse, pues el mismo Satanás se disfraza de ángel de luz. Siendo esto así, no es mucho que también sus ministros se disfracen de ministros de la justicia. Pero su final corresponderá a sus obras. 2 Cor 11,13-15

Que nadie, en modo alguno, os engañe. Primero tiene que llegar la apostasía y manifestarse el hombre de la impiedad, el hijo de la perdición. 2 Tes 2,3

Ninguno podrá decir que no sabía. Imploremos al Señor la gracia de la perseverancia final.