País de vastísima cultura, preciosa tradición y cuna de las figuras que ha cambiado la historia contemporanea: Karol Wojtyla. Su amor por la Iglesia y su hospitalidad dejan huella.
UN VIAJE en Polonia siguiendo los lugares que marcaron la vida de nuestro querido Santo Padre Juan Pablo II, El Grande. Un santo "de nuestra generación".
El pueblo polaco es de carácter fuerte, recto y cumplidor, pero al mismo tiempo generoso y tremendamente hospitalario. Este temperamento se ha forjado en la lucha que Polonia ha mantenido durante siglos por conservar su identidad. Por eso, Juan Pablo II en su primer viaje como pontífice a su tierra en 1979, aseguraba que para los polacos "la palabra'patria'tiene un significado tal, conceptual y a la vez afectivo, que otras naciones de Europa y del mundo no parecen conocer, especialmente las que no han experimentado –como nuestra nación– daños históricos, injusticias y amenazas".
Apenas dos años antes de que naciera Juan Pablo II, Polonia no existía. Había desaparecido como país y sus territorios se habían repartido entre el Imperio Austrohúngaro, Prusia y Rusia. Pero el sentimiento de pertenencia no se desvaneció entre los polacos. Su rico acervo cultural y su firme fe católica jamás se agrietaron, a diferencia de sus fronteras.
En este contexto nació nuestro querido Lolek, como le llamaba cariñosamente su familia. La pequeña localidad de Wadowice, una ciudad al pie de las montañas Beskid Maly, le vio nacer en 1920. Forma parte de lo que se conoce como la "Pequeña Polonia", región que se incorporó en torno al siglo X a la gran Polonia, el primer gran reino polaco que se organizó en torno a las llanuras del Vístula.
No muy lejos de la casa donde vino al mundo Karol, en la calle Kóscielna, se sitúa la Plaza del Mercado, que Lolek atravesaba para ir a la escuela. Presidiendo este enclave se levanta la Basílica Menor de la Presentación de la santísima virgen María, en la que se encuentra la pila bautismal donde el Papa recibió el sacramento y una reliquia con su sangre. Después, de caminar apenas unos cinco minutos se llega a la casa natal de Juan Pablo II, que está completamente restaurada. En la entrada se encuentra una reconstrucción de la habitación del pequeño Lolek, que conserva su cuna y una pequeña sábana bordada con su apodo. La estancia está llena de fotos de los tiempos en los que su madre y su hermano mayor aún vivían. Más adelante aparece retratado solo con su padre y su semblante es visiblemente más serio. La madre de Juan Pablo II murió cuando él tenía solo 9 años y su hermano falleció tres años después. Además de fotografías de su infancia y de su juventud, se pueden ver objetos personales que hablan de la faceta deportista del Papa; de su carrera como docente, intelectual y escritor, así como libros y manuscritos personales.
Un descenso en barca por el río dunajec constituye una de las excursiones más bellas y originales que ofrece el paraje. Muchas de las excursiones que realizaba Wojtyla con jóvenes tenían como escenario estas montañas en el parque nacional de los Pienines.
Uno de los lugares con más significado en la vida de Juan Pablo II fue el santuario de Kalwaria Zebrzydowska. Al perder a su madre, (13 de abril de 1920), la primera de las muchas cruces que tendría que experimentar como niño y como joven, el padre de Karol, también de nombre Karol, teniente del ejército Polaco, llevó a sus dos hijos a este santuario y los encomendó a la protección de su Madre, María. Este es el segundo santuario más grande de Polonia tras el de Czestochowa.
La bella Cracovia
Cracovia es la capital del voivodato de la Pequeña Polonia y una de las ciudades más grandes, antiguas e importantes de Polonia. Durante gran parte de la historia polaca fue la capital del país.
Fue otro monarca, Casimiro I el Restaurador, quien la convirtió en capital de Polonia en el siglo XI. Gótico, Barroco y Renacimiento conviven por igual en una ciudad que no sufrió las terribles consecuencias de la II guerra Mundial, como sí sucedió con Varsovia. De ahí que conserve una esencia particular.
La Plaza del Mercado es la gran protagonista. En ella, la Lonja de los Paños ofrece multitud de posibilidades a la hora de adquirir recuerdos de Polonia. En uno de los laterales de la plaza está la Basílica de Santa María, uno de los edificios más célebres de Cracovia. Por estas calles paseó durante cuarenta años Juan Pablo II mientras estudió, fue sacerdote, profesor universitario y luego obispo. Su universidad, la Jagellónica, es la más antigua de Centroeuropa.
Plaza de Piłsudski
"Que descienda tu Espíritu y renueve la faz de la tierra, de esta tierra." Estas históricas palabras fueron pronunciadas en la Plaza de Piłsudski en Varsovia– llamada Plaza de la Victoria durante el periodo comunista – en junio de 1979, durante la Santa Misa en el transcurso de la primera visita del Papa a Polonia. En aquel entonces se reunieron 500 000 personas para escuchar la homilía sobre la obligación de dar testimonio de la fe y sobre la responsabilidad ligada a su patrimonio. Luego en la misma plaza, el Santo Padre celebró otra misa veinte años después, en junio de 1999, en una Polonia ya libre.
San Juan Pablo II, El Grande
Juan Pablo II nació en Polonia, una extraordinaria nación que por su fidelidad a la fe, puesta en el crisol de la prueba muchas veces, llegó a ser considerada como un "baluarte de la cristiandad", de allí el "Semper fidelis" con que orgullosamente califican los católicos polacos a su patria. La personalidad de S.S. Juan Pablo II está sellada por la identidad y cultura propias de su Polonia natal: una nación con raíces profundamente católicas, cuya unidad e identidad, más que en sus límites territoriales, se encuentra en su historia común, en su lengua y en la fe católica.