En Akita no hubo propiamente una aparición de la Santísima Virgen como en la Cova da Iría, en Fátima, sino que de manera inexplicable una imagen suya cobró vida.

Los sucesos de Akita fueron precedidos por apariciones angélicas y fenómenos luminosos como en Fátima. En 1969, la joven Inés, fue favorecida con la aparición de un ángel, simétrica a la que en 1916 tuvieron Lucía, Francisco y Jacinta. El celeste emisario recitó con ella el santo rosario y le enseñó —sugestiva coincidencia— la misma oración que la Virgen de Fátima había dictado a los tres pequeños videntes al final de su tercera aparición, el 13 de julio de 1917, para rezar después de cada misterio: "Cuando recéis el rosario, decid después de cada misterio: ¡Oh! Jesús mío, perdónanos nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de Tu Misericordia".

El 12 de mayo de 1973, un mes después de haber ingresado al convento de las Siervas de la Sagrada Eucaristía, la hermana Inés rezaba ante el Santísimo Sacramento cuando observó unos rayos brillantes que emanaban del tabernáculo. El fenómeno se repitió en los dos días siguientes.

En sus apariciones a la religiosa de las Siervas de la Sagrada Eucaristía Sor Agnes (Inés) Katsuko Sasagawa, en Akita, Japón, en 1973, –cuya autenticidad fue plenamente reconocida por la autoridad eclesiástica–, la Santísima Virgen dio un mensaje en todo semejante al de Fátima, en el cual vaticinaba la terrible crisis que hoy vive la Iglesia. También predijo que, de no haber una enmienda de vida en los hombres, "el Padre infligirá un terrible castigo a toda la humanidad", el cual será "mayor que el diluvio, como nunca antes se ha visto. Caerá fuego del cielo y acabará con una gran parte de la humanidad, tanto buenos como malos, sin excepción de sacerdotes ni de fieles. Los sobrevivientes se encontrarán tan desolados que envidiarán a los muertos".

En la tercera y última aparición, ocurrida el 13 de octubre de 1973 –significativa coincidencia con la fecha de la última aparición de Fátima–, la Virgen se refirió, como causas de ese castigo, a las divisiones en el ámbito eclesiástico: "La obra del demonio se infiltrará hasta dentro de la Iglesia, de tal forma que se verá cardenales oponiéndose a cardenales, obispos contra obispos". Y también al pacto de eclesiásticos con el mal: "la Iglesia estará llena de aquellos que aceptan compromisos".

Aparte de prelados alemanes como el cardenal Walter Kasper y el Cardenal Marx, varios purpurados de otros países, como los cardenales Lorenzo Baldisseri de Italia, Oscar Rodríguez Maradiaga de Honduras, João Bráz de Aviz de Brasil, y numerosos obispos, como Mons. Juan Vicente Córdoba, sj, obispo de Fontibón de la Arquidiócesis de Bogotá, comparten la posición liberal del episcopado alemán.