El punto sobre la i

El Papa Francisco, el mayor ejemplo de un "contracorriente", invita a los jóvenes de todo el mundo a hacer lo mismo: « ¡No tengáis miedo a ir contracorriente! ¡Estad orgullosos de ello! ». Estas palabras fueron dichas durante el rezo del Ángelus del domingo 23 de junio.

A su vez, el Papa recordó que « en la actualidad hay mártires en muchas partes del mundo.  Hay también « mártires del sacrificio cotidiano », como los padres y madres « que ofrecen la propia vida por el bien de la familia ».

Y hay también muchos « mártires de la verdad », entre los que citó el ejemplo de San Juan, el Bautista, « muerto a causa de la verdad cuando denunció el adulterio del rey Herodes con Herodías ». Continuando con su alocución, y como si fuera un grito de guerra, el Papa animó a los jóvenes a ir contracorriente y, en concreto, a rechazar valores falsos promovidos por la publicidad o la cultura dominante. Con muchísima fuerza les advirtió que algunos « os quieren robar la esperanza », y les invitó a rechazar « los valores estropeados que os ofrecen. Son como la comida estropeada: hacen daño ».

¿Quienes son los contracorriente?

El Papa ha lanzado un reto a los jóvenes. Somos nosotros lo que decidimos allanarnos al llamado del Papa o esquivarlo.

En la sociedad actual, nadar contra la corriente es una operación riesgosa. Los jóvenes que ya estamos haciéndolo, a menudo, somos llamados retrógrados, medievales, moralistas, y un largo etcétera de adjetivos despectivos.

Todas las ideologías predominantes que sostienen el derecho al aborto, al matrimonio homosexual, a la legalización de las drogas, la ideología de género tratan de justificar conductas y comportamientos antievangélicos afirmándose sobre ataques hacia la Iglesia.

Todos los insultos recibidos y el desprestigio de nuestra Santa Madre Iglesia por permanecer firme, me recuerda que yo no nací para seguir las corrientes predominantes de pensamiento sino para seguir el Evangelio, de forma coherente.

Como católico, el mejor servicio que puedo hacerle a la Iglesia es justamente eso: permanecer firme. Sin variar mi pensamiento frente a las corrientes relativistas, que diluyen la verdad. Nuestro reto es ser coherentes día tras día. Y he ahí el martirio cotidiano del que hablaba el Papa.

Nadar contracorriente implica ser incomprendido, atacado y rechazado injustamente, y he ahí donde reside la belleza de ser coherente. Suele suceder muy a menudo que mis posturas en defensa de la doctrina de la Iglesia no son reconocidas y valoradas ya no por el gobierno de turno sino por mi propia familia. Jesús fue criticado por haber sanado a un enfermo en sábado. Al escuchar aquella crítica, les contestó: "« ¿Está permitido en sábado hacer el bien o el mal, salvar una vida o perderla? ». Pero ellos callaron" (Mc 3, 4). Hoy, los seguidores de Cristo son criticados por no querer matar a niños no nacidos y por reivindicar el respeto hacia la vida humana desde su origen hasta la muerte natural.

Además el mantenerme coherente es ir en contra de la nueva tiranía. Una tiranía que quiere imponer en nuestros países el divorcio, el aborto, la promiscuidad sexual de la píldora anticonceptiva, las parejas de hecho, el sacerdocio de las mujeres, los preservativos, la teología de la liberación marxista, comunista, el capitalismo salvaje, el consumismo, el materialismo, el hedonismo, y una gran lista de nuevas "visiones del hombre". 

Que tu vida sirva de freno para detener esta máquina. Lo que debes hacer es tratar por todos los medios de no prestarte a fomentar el mal que condenas. [...] Bajo un Estado que encarcela injustamente, el lugar del hombre justo puede ser también la cárcel. Hoy, el único lugar que los Gobiernos han provisto para los espíritus más libres está en las prisiones, para encerrarlos y separarlos del Estado, tal y como ellos mismos ya se han separado de él por principio. [...] Es la única casa en la que se puede permanecer con honor.

Y esto obviamente no me hace precisamente popular, pero si coherente con mi fe.