Benedicto XVI abre 2012 apostando por los jóvenes
Mientras se cierne la oscuridad sobre el horizonte del mundo, hay que educar a los jóvenes en la paz. El Papa ha rezado por « los responsables de las naciones », para que « renueven la disponibilidad y el compromiso para acoger y favorecer este anhelo insuprimible de la humanidad »
En la Jornada Mundial de la Paz advierte que el mundo, herido por la injusticia, necesita a Dios. Y, como obispo de Roma, añade que incluso la Ciudad Eterna le necesita. Mientras « un manto de oscuridad » se cierne sobre el horizonte del mundo, son necesarios (más que nunca) « jóvenes de paz ». El Papa rezó « por los responsables de las Naciones », para que « renueven la disponibilidad y el compromiso para acoger y favorecer este anhelo insuprimible de la humanidad »: la paz. Durante el Ángelus que recitó desde la ventana de su estudio sobre la plaza San Pedro, ante una multitud de personas, muchas de las cuales lanzaron al aire los globos azules de la Marcha por la paz que organizó la Comunidad de Sant Egidio y en la que participaron unas 60 asociaciones católicas.
El Evangelio exige la justicia y la paz, indicó el Pontífice durante la misa del primer día del año, en el que la Iglesia celebra la Fiesta de María, Madre de Dios. Concelebraron el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado, el card. Peter Kodwo Appiah Turkson, presidente del pontificio Consejo Justicia y Paz, mons. Angelo Becciu, sustituto de la Secretaría de Estado, mons. Dominique Mamberti, secretario para las Relaciones con los Estados; mons. Mario Toso, secretario del Pontificio Consejo Justicia y Paz, y mons. Pier Luigi Celata, secretario del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso.
« Los chicos y las chicas de hoy crecen en un mundo que se ha vuelto, por decir así, cada vez más pequeño, en el que los contactos entre las diferentes culturas y tradiciones, aunque no son siempre directos, son constantes ». Para ellos, pues, « más que nunca, es indispensable aprender el valor y el método de la convivencia pacífica, del respeto recíproco, del diálogo y de la comprensión », afirmó Benedicto XVI en la homilía dedicada a la Jornada Mundial de la Paz.
Según el Pontífice, « los jóvenes son, por naturaleza, abiertos a estos comportamientos, pero justamente la realidad social en la que crecen puede llevarles a pensar y a actuar de forma opuesta, incluso intolerante y violenta ».
« Sólo una sólida educación de sus conciencias los puede proteger de estos riesgos y hacerlos capaces de luchar siempre y sólo contando con la fuerza de la verdad y el bien. Esta educación parte de la familia y se desarrolla en la escuela y en las demás experiencias formativas. Se trata esencialmente de ayudar a los niños, los muchachos, los adolescentes, a desarrollar una personalidad que combine un profundo sentido de justicia con el respeto del otro, con la capacidad de afrontar los conflictos sin prepotencia, con la fuerza interior de dar testimonio del Bien, también cuando supone sacrificio, con el perdón y la reconciliación. Así podrán llegar a ser hombres y mujeres verdaderamente pacíficos y constructores de paz ».