por Alphonse Pelletier

Corría el año 1962. Yo estaba con Gédéon Therrien en St-Félicien, en la provincia de Quebec, Canadá. Gédéon estaba indignado al ver a tantos crédulos que se habían dejado engañar por el político Réal Caouette. Me dijo, golpeando la mesa: "¡Yo, Gédéon Therrien, nunca traicionaré la verdad crediticia de Louis Even! Voy a contarte algo que Louis Even experimentó, y lo entenderás.

"Era 1938, durante la Gran Depresión. Louis Even vino a celebrar una reunión en St-Félicien. Se celebró en el granero de Joseph-Arthur Bouchard. Había mucha gente. La gente bebió las palabras de Louis Even sobre el Crédito Social. Comprendieron todo el bien que haría para sacar a las familias de la pobreza. El Sr. Even vendió toda la literatura que llevaba consigo. Fue un gran éxito, con mucho entusiasmo; los pobres habían entendido el mensaje de Louis Even.

"Después de la asamblea, pidio por alojamiento. Mucha gente se ofreció a alojarle. Yo fui el afortunado que lo acogió en mi casa. Aquella noche, sobra decir que, nos acostamos muy tarde. Debo decir que en aquella época yo no sabía leer. La esclarecedora presentación de Louis Even sobre el Crédit Social me convenció de hacer el esfuerzo de aprender a leer para poder estudiar sus escritos, primero en los Cahiers du Crédit Social (Cuadernos del Crédito Social) y luego, a partir de septiembre de 1939, en Vers Demain (la versión francesa de la revista San Miguel).

"A la mañana siguiente, llevé a Louis Even a la estación y me fui a trabajar. Pero a los financiero, los gallitos del pueblo, no les gustó el éxito de Louis Even, y se lo hicieron saber a su manera. Louis Even esperaba su tren en el andén de la estación. Seis hombres le observaban escondidos. Al verle solo e indefenso (Louis Even tenía 53 años y estaba muy sordo, sin audífonos), los seis hombres le agarraron y le llevaron a un garaje. Allí le echaron cubos de aceite viejo y sucio por la cabeza. Y mirándole todo empapado de aceite, le dijeron burlonamente: "¡Vete ahora a predicar tu Crédito Social!"

"Y Louis Even, así cubierto de aceite, recorrió todo el pueblo de Saint-Félicien, volviendo a mi casa, Gédéon Therrien. Cuando mi mujer le vio, le dijo:'¿Qué te ha pasado? Y él respondió con la sonrisa que nunca le abandonaba: "Es que algunos hombres han demostrado que me quieren un poco más que otros. Madame, sólo he venido a pedirle la caridad de prestarme una muda de ropa blanca para poder ir a celebrar mi reunión esta tarde en Chambord."

" Mi mujer le contestó:'¿Pero sigues adelante después de lo que acabas de pasar?'Y él contestó, todavía sonriendo:'¡Oh, si no me pasa nada peor, tendré mucha suerte!'

Y Gédéon Therrien dijo enérgicamente: "¿Yo, traicionar a Louis Even? Jamás".

Se dice que Louis Even pidió a Madame Therrien que no revelara el asunto.. v

                                             Alphonse Pelletier