Un derecho a cubrir las necesidades básicas
La crisis tiene su origen en la pérdida de valores morales, la falta de honradez, la codicia, que es raíz de todos los males.
Ante las dificultades económicas y sociales de tantas familias y víctimas de la crisis financiera mundial, con esta artículo queremos ser constructores de un mundo mejor y aportar con el conocimiento necesario que hará que actuemos con responsabilidad.
La Verdad
Los hombres tienen una especial obligación de tender continuamente hacia la verdad, respetarla y atestiguarla responsablemente. Nuestro tiempo requiere una intensa actividad educativa y un compromiso correspondiente por parte de todos, para que la búsqueda de la verdad, que no se puede reducir al conjunto de opiniones o a alguna de ellas, sea promovida en todos los ámbitos.
No basta contemplar la realidad compleja, sometida a una crisis muy grave; ni basta tomar conciencia de los problemas que está ocasionando. Es imprescindible una formación en doctrina social de la Iglesia y un profundo sentimiento de solidaridad con todos los que sufren. Hay problemas derivados de esta crisis que están exigiendo una respuesta cristiana inmediata.
La pregunta que nos deberíamos hacer es si ¿finalmente demandaremos un sistema económico y social que sirva a este propósito? Un sistema que lleve a cabo las condiciones definidas por el Papa Pío XI:
"Ya que la economía social logrará un verdadero equilibrio y alcanzará sus fines sólo cuando a todos y a cada uno les fueren dados todos los bienes que las riquezas y los medios naturales, la técnica y la organización pueden aportar a la economía social." Cuadragésimo Anno 75.
Para todos y cada uno
El sistema económico debe dar, dice el Papa. Dar, no únicamente prometer, no únicamente desplegar los bienes en los escaparates.
Dar ¿a quién? A todos. ¿A todos? Sí y el Papa enfatiza: para todos y cada uno. Todos y cada uno; no permite excepción alguna.
Dar ¿qué? Todos aquellos bienes que la riqueza y los recursos naturales así como los avances tecnológicos pueden aportar. En el Ártico, cerca del Polo Norte no podría asegurarse nada. Pero ¿y en Canadá? En Canadá donde la producción amontona productos en tiempos ordinarios más rápidamente que su distribución, no existe esta dificultad.
Todos los bienes. Esto significa no guardar bajo llave en bodegas; no quemar la fruta o la carne, o tirar la leche a las alcantarillas ante la vista de los hombres, mujeres y niños que sufren de hambre.
Todos los bienes, para todos y cada uno. Así que cada uno debe obtener su parte. Pero, ¿qué parte? ¿qué cantidad de bienes debe el organismo social y económico asegurar a todos y cada uno? El Papa establece: "Estos bienes deben ser suficientes para proveer todas las necesidades y un estilo de vida digno."
Un estilo de vida digno
Para proveer todas las necesidades y un estilo de vida digno, para todos y cada uno: esto es exactamente lo que es pedido por aquellos que piden la garantía social de las necesidades básicas de la vida, desde la cuna hasta la tumba, a cada ciudadano. Un estilo de vida digno requiere actualmente, de por lo menos: comida, vestido, alojamiento, atención médica, tiempo de esparcimiento para el cuerpo, para el descanso y rejuvenecimiento de la mente. Todo esto en cantidad suficiente.
Y para que se dé este estilo de vida digno, ¿debe sacrificarse la libertad – el más hermoso privilegio de la persona humana? Para que este ingreso mínimo que constituye el que el estilo de vida digno sea garantizado, ¿debemos primero destruirnos unos a otros con guerras o revoluciones? O, para que la riqueza y los recursos naturales y avances tecnológicos lleguen a las familias en tiempos de paz, ¿debemos primero tener una creciente proporción de ciudadanos empleados por el Estado? ¿Debemos tener en nuestros tiempos y a medida que la ciencia coloca la energía solar y las máquinas al servicio del hombre, hombres esperanzados en el Socialismo?
Un estilo de vida sujeto a tales condiciones dejaría de ser digno. Un estilo de vida digno no puede significar ser el esclavo del amo, aunque este amo sea el Estado.
Un estilo de vida digno es el objetivo señalado por el Papa del establecimiento sólido de un organismo económico y social.
Un derecho inherente a la vida en sociedad
Pero, aún si el Santo Padre nunca hubiera definido este objetivo, ¿acaso el sentido común no nos lo señala? Cada vez que los hombres se reúnen, ¿no es para obtener, más fácilmente, a través de la asociación, lo que cada asociación quiere pero no puede obtener por sí mismo? Esto es verdadero para cada empresa y es verdadero para la gran asociación que llamamos sociedad. También, en sociedad, en cuanto la frustración es sentida por algunos de sus miembros, a medida que más y más gente deja de obtener los beneficios que deben resultar de la vida en sociedad, se desatan las fuerzas, comienzan a sentirse las fuerzas de la anarquía.
Un derecho natural
Entonces, ¿quién creerá que las aspiraciones comunes a todos los hombres, aspiraciones que uno encuentra en cada individuo, pueden ser contrarias al orden? Es el Creador mismo quien le ha dado al hombre su naturaleza. Si cada persona clama por un mínimo de alimento, de protección de los elementos a través de ropa y techo, es debido a que su naturaleza es tal que no puede vivir sin este mínimo.
Un derecho de nacimiento
Cada persona viene al mundo con el derecho a la vida. Siempre que un recién nacido hace su entrada en este mundo, ya sea en el palacio de un monarca o en la más humilde de las chozas, tiene el derecho a la vida, justo como todos los demás. No es cuestión del nivel de vida, pero sí de las necesidades básicas el conservar a una persona con vida.
Frente al derecho a la vida, frente a las necesidades básicas de la vida, cada miembro de la sociedad, cada individuo de la raza humana, es igual.
El derecho a la vida, el derecho a los medios necesarios para la vida, es un derecho de nacimiento. Es un derecho que no debemos infringir sobre los derechos de los demás, que no debe bajar el nivel de vida de los otros, en un país donde sobreabunda todo lo que es necesario y donde los bienes son desperdiciados a capricho de los compradores. Por lo tanto, el advenimiento de un recién nacido en la familia no debería resultar en el detrimento del estilo de vida de los demás integrantes de la misma.
Y todavía, aún con todas las facilidades y ventajas de la producción y de la transportación modernas, ¿nuestra sociedad actual garantiza a cada uno de sus miembros la seguridad de una vida digna? ¿Dónde, en nuestra ley civil, encontramos el estatuto que le asegura a cada persona que nace en nuestro país el mínimo necesario para un estilo de vida digno? Uno encontrará muchas leyes para prevenir a la gente contra el maltrato a los animales. Pero no hay ninguna línea para prevenir el que muchos hombres no reciban la distribución de la abundancia. El objetivo del Papa de un estilo de vida digno para todos y cada uno es tristemente ignorado.
La Libertad
La libertad es, en el hombre, signo eminente de la imagen divina y, como consecuencia, signo de la sublime dignidad de cada persona humana. Toda persona humana, creada a imagen de Dios, tiene el derecho natural de ser reconocida como un ser libre y responsable.
Un derecho de herencia
Aún si todos los bienes de este mundo estuvieran bajo el sistema de propiedad privada, no excluiría el derecho de cada persona, aún de los indigentes, a la vida y, consecuentemente, a las necesidades básicas de la vida. La propiedad, aún privada, tiene una función social a realizar. La propiedad le confiere al propietario la obligación de administrar su propiedad para el bien común.
Pero existen también muchos bienes, muchos factores de producción, que continúan siendo propiedad común, de la cual todos los miembros de la sociedad son copropietarios en el mismo grado.
De estos bienes, algunos son visibles, concretos, como en nuestro país, los bosques y las poderosas cataratas, nutridos sin cargas, por la fuerza del sol y la configuración de las montañas. ¿A quién pertenecen estos bienes? ¿Acaso no constituyen una herencia común real, de cuyos beneficios todos tenemos derecho?
También están los bienes que son menos visibles, aunque no menos reales ni menos productivos, tales como los avances de la ciencia aplicada a lo largo de los siglos. Incluso creemos que la ciencia aplicada es un factor preponderante en la abundancia de la producción actual. Por tanto, ¿quién puede decir que la ciencia es un bien privado? No se trata de ignorar los esfuerzos personales de quienes cuentan con una educación, pero aún la educación adquirida por un individuo le impone una obligación hacia la sociedad, dado que para obtener su educación, esta persona se ha beneficiado de todo lo que la organización social le ha proporcionado.
De tal forma, es también la organización social por sí misma, considerada desde su simple rol en la producción de bienes materiales, un factor muy importante. Si cada miembro de la sociedad tuviera que vivir en aislamiento y velar por su propio estilo de vida, la producción de cada persona, el total de la producción de todos, sería inmensamente menor, que cuando está bajo un sistema de división laboral, acuñado en la organización social.
Por tanto, la existencia de una sociedad organizada incrementa considerablemente la capacidad productiva de la sociedad como un todo. ¿Es esta existencia de esta sociedad organizada un bien privado o un bien común del cual todos debemos beneficiarnos?
Cada ser humano, cada miembro de una sociedad constituida, tiene derecho a una cierta cantidad de bienes, por su simple derecho natural a la vida, pero también como heredero de las generaciones pasadas y como copropietario de un bien común, de una gran cantidad de bienes comunes.
La Justicia
La justicia consiste en la constante y firme voluntad de dar a Dios y al prójimo lo que les es debido. La justicia resulta particularmente importante hoy, en donde el valor de la persona, de su dignidad y de sus derechos, está seriamente amenazada por el placer y el tener.
El dividendo nacional
Pero ¿Cómo, en la actualidad, puede hacerse válido el reclamo de los bienes ofrecidos por el mecanismo de producción? ¿Cómo, si no es a través del papel moneda o de la cuenta de crédito, transmitida del comprador al vendedor, por medio de dinero?
Este método tiene la ventaja de hacer de la elección de productos algo más flexible y proteger las partes involucradas en la transacción.
Pero, para que este método funcione sin detrimento para ningún miembro de la sociedad a su derecho a la vida, es necesario, en el mundo actual, para que todos y cada uno posean un mínimo de estos reclamos de la producción, una mínima cantidad de dinero ya sea en efectivo, electrónico o contable.
Es este mínimo de los reclamos de la producción del país, lo que le asegura a todos y cada uno de sus ciudadanos, lo que la escuela de la Democracia Económica llama el dividendo nacional. Un dividendo porque no representa un sueldo ni un salario, lo cual es la recompensa por el trabajo personal, pero sí lo que representa el derecho de un heredero, el derecho de un ciudadano al ingreso del capital común, el derecho a la vida, que una sociedad bien organizada debe garantizar a cada uno de sus miembros, por el simple hecho de existir.
Se hace preciso aquí resumir, lo que es un Dividendo. Cuando una compañía tiene un excedente como resultado de sus operaciones, después de haber separado los fondos requeridos por depreciación y amortización, distribuye el resto entre sus accionistas.?Quién tiene derecho a los dividendos? Los accionistas, aquellos que han invertido sus fondos en la compañía, son los que tienen derecho al dividendo.