Al iniciar una serie de artículos que tratan de los escritos sobre el Dividendo, presentamos a continuación una recomendación sobre la importancia del estudio de los escritos de Louis Even sobre el Crédito Social, dado por S.E. Mons. Edward Frankowski, de Polonia.
La doctrina del Crédito Social encuentra mayor interés cuando el escenario político y económico en nuestro país se oscurece aún más. Sobre las ruinas después del comunismo, ocupadas por la gente del sistema colapsado, se superponen por igual la ola destructiva del posmodernismo occidental, del liberalismo salvaje y del gangsterismo político de la gente, quienes, con métodos inescrupulosos, ávidamente pelean por el poder y el dinero, pero solamente para ellos y no para la Nación. El Estado cada vez se precipita más, y el poder del dinero internacional surge.
En consecuencia, el poder es continuamente cedido hacia el mercado. Parece que Juan Pablo II, el 14 de Junio de 1999, en la ciudad de Sosnowiec (Polonia), advirtió aquellas amenazas, cuando dijo : "Debido a las leyes del mercado, los derechos humanos son olvidados. Sucede, por ejemplo, cuando el reclamo se lo hace porque la ganancia económica justifica quitar el trabajo a alguien quien no solamente pierde un trabajo sino cada perspectiva para mantenerse a sí mismo o a la familia. También sucede cuando, con el fin de incrementar la producción, al trabajador se le niega su derecho a descansar, el derecho a cuidar a su familia, o la libertad para planificar su vida diaria. Éste es siempre el caso cuando el valor del trabajo se lo define no de acuerdo al esfuerzo humano, sino de acuerdo al precio del producto – lo que crea una situación en donde la paga no corresponde al trabajo que se realiza".
Se podría decir que nuestra situación es como un "desarrollo gigantesco de la parábola en la Biblia, del rico que se banqueteaba y Lázaro, el hombre pobre. Es tan difundido el fenómeno que nos lleva a cuestionar los mecanismos financieros, monetarios, productivos y comerciales que, apoyándose en varias presiones políticas, soportan la economía mundial. Éstos están probando la incapacidad, ya sea para remediar las situaciones sociales injustas heredades del pasado o para tratar con urgencia los retos y demandas éticas del presente" [Redemptor hominis, nr 16].
Se debe promover el desarrollo de un mundo mejor para nuestra vida pública por medio de la introducción de principios cristianos, especialmente en el campo económico. El dinero no es todo, pero sin embargo, es el problema más urgente que se debe resolver, ya que los otros problemas son causados por el dinero. Los financistas que tienen el poder de crear dinero, guardianes y administradores del capital financiero, gobiernan el crédito y lo distribuyen a su voluntad. Quieren llevarnos al punto en donde la mitad del año vivamos basándose en créditos y la otra mitad trabajemos para pagar impuestos.
A la libre concurrencia sucede la dictadura económica
Salta a los ojos de todos, en primer lugar, que en nuestros tiempos no sólo se acumulan riquezas, sino que también se acumula una descomunal y tiránica potencia económica en manos de unos pocos, que la mayor parte de las veces no son dueños, sino sólo custodios y administradores de una riqueza en depósito, que ellos manejan a su voluntad y arbitrio.
Dominio ejercido de la manera más tiránica por aquellos que, teniendo en sus manos el dinero y dominando sobre él, se apoderan también de las finanzas y señorean sobre el crédito, y por esta razón administran, diríase, la sangre de que vive toda la economía y tienen en sus manos así como el alma de la misma, de tal modo que nadie puede ni aun respirar contra su voluntad" [Quadragesimo anno, nrs 105-106].
A esto se añaden los daños gravísimos que han surgido de la deplorable mezcla y confusión entre las atribuciones y cargas del Estado y las de la economía, entre los cuales daños, uno de los más graves, se halla una cierta caída del prestigio del Estado, que, libre de todo interés de partes y atento exclusivamente al bien común, a la justicia, debería ocupar el elevado puesto de rector y supremo árbitro de las cosas ; se hace, por el contrario, esclavo, entregado y vendido a la pasión y a las ambiciones humanas" [Quadragesimo anno, nr 109].
El poder del dinero, en otras palabras, el poder de los financistas internacionales se sitúa en la ignorancia de la gente. Los financistas perderán su poder únicamente cuando la gente descubra su fraude. Entonces, el Estado se volverá fuerte, cuando toda la sociedad se haga fuerte. El poder político tiene su origen en una fuerza pública. Por lo tanto, la implementación del espíritu cristiano en la política es la misión más importante y más urgente de la historia polaca.
La reforma económica podría implementarse especialmente por medio de la aplicación de la economía del Crédito Social, la que está de acuerdo con la Doctrina Social de la Iglesia Católica. Por lo tanto, parece que las propuestas financieras del Crédito Social no solamente son dignas de ser tomadas en cuenta por las más altas autoridades económicas y políticas, sino también dignas de ser apoyadas por la amplia multitud del público, para así implementar aquellos principios en nuestras vidas económicas y políticas. Ellas nos permitirán comprender y clarificar una situación del más alto nivel, en la cual nos encontramos en la actualidad y nos proporcionarán las soluciones de acuerdo a la Doctrina Social de la Iglesia Católica.
Deseo expresar mi reconocimiento y agradecimiento a la editora y junta editora de "Michael" y a los autores y compañía editora por la edición para biblioteca de "Crédito Social y Doctrina Social de la Iglesia", especialmente porque, no solamente tiene un valor científico sino también por haberla popularizado. Tal trabajo es el de Louis Even.
Desde el fondo de mi corazón, yo les bendigo a todas las editoriales, editores y lectores.
/f/ bp Edward M. Frankowski
(Diócesis de Sandomierz, Polonia)