¿ADORAN LOS CATÓLICOS A MARÍA?
¡Los católicos no adoran a María! ¡Nunca lo han hecho y nunca lo harán! Quien diga que adora a María, no conoce la doctrina de la Iglesia a este respecto, y ¡no es católico! La Iglesia no se cansa de proclamar que nosotros honramos a María como lo hacía Jesús, la alabamos "pues la mujer que teme al Señor debe ser alabada" (Prov. 31, 30), y la proclamamos bendita, cumpliendo la profecía bíblica (Lc 1, 48); pero la adoración es única, propia y exclusiva de Dios.
¿"Se le debe dar el título de Madre de Dios"?
¡Por supuesto! pues es bien dado bíblicamente. Es el Espíritu Santo quien se lo da por boca de Santa Isabel (cuando el Espíritu Santo habla, hay garantía de no fallar).
En San Lucas 1, 43, Isabel llena de Espíritu Santo, llama a María « Madre de mi Señor ». Esta palabra "Señor" con S mayúscula, se traduce del Griego "Kyrios" que es la traducción griega del "Adonai" hebreo, luego, el Espíritu Santo está llamando a María « Madre de Adonai » o sea Madre de Dios.
Esta misma palabra "Señor" (Kyrios) es utilizada por la Virgen unos versículos después para decir: "Proclama mi alma la grandeza del Señor" (Lc 1, 46). NO quiere decir que María ha creado a Dios, quiere decir que llevó en su vientre y encarnó (dio carne) a la segunda persona de la Trinidad. Ya en el Siglo III Orígenes la llamaba la Theotokos ("θεοτ χον" Madre de Dios, en griego). Jesús como Dios es increado, pero es Encarnado en el vientre de una mujer, por lo tanto ésta es Madre terrenal de Dios.
Hasta el mismo Martín Lutero, padre del protestantismo, reconocía a María como "Madre de Dios" (« Das Magníficat », W 7, 572-573).
Algunos dicen que María sólo fue madre de Jesús-hombre
En Teología se habla de la « Unión Hipostática » o sea de que en Jesús no se puede separar la naturaleza humana de la Divina, pues están unidas intrínsecamente (doctrina común en todas la Iglesias Cristianas). Decir que María es la Madre de Jesús solamente es caer en la herejía llamada « Monarquianismo dinamístico » u otra llamada « Adopcionismo » ambas del siglo IV y condenadas por la Iglesia. Luego, al existir en Jesús una unión « hipostática », es decir, al no poderse separar las dos naturalezas de Jesús, María dio a luz NO sólo la parte humana de Cristo, sino a toda la Segunda Persona de la Trinidad llamada a partir de este momento « El Hijo ».
Además de esto ya vimos que Santa Isabel llama a María "Madre del Señor", es decir, "Madre de Dios".
¿Fue María Siempre Virgen?
* Virginidad = "Señal"
La Iglesia, desde los primeros tiempos, conservó esta tradición. San Agustín decía en el siglo IV: « María fue Virgen al concebir a su Hijo, Virgen durante su embarazo, Virgen en el parto, Virgen después del parto, Virgen siempre ».
Resulta extraño, que tantos hermanos evangélicos, tengan tanta dificultad de reconocerlo, pues aun los fundadores del Protestantismo –propagadores de la « sola scriptura »-, Martín Lutero, Juan Calvino y Ulrich Zwinglio, reconocían la virginidad perpetua de María como una enseñanza bíblica, y así lo transmitieron. Lutero, ya protestante, la llama en su catecismo, la "Siempre Virgen María".
Negando la virginidad de María, afirmamos, en cierto modo, que Jesús era un farsante, pues el signo de su mesianismo, era la "Virginidad" de una mujer, y si ésta la perdía ¿cómo podrían reconocer a Jesús como Mesías?: Isaías 7, 14
El mismo Señor les dará la señal: He aquí que la Virgen concebirá y dará a luz un hijo, al que pondrá por nombre Emmanuel, esto es "Dios con nosotros". Si aceptamos a Jesucristo como el Mesías prometido al pueblo de Israel, y como Nuestro Salvador, no podemos hacer otra cosa que aceptar la Virginidad perpetua de María. Pues esta señal –la virginidad-, es la garantía y el signo dado de la autenticidad del Mesías, y todos sabemos que si una señal pierde su sentido, deja de ser señal, y lo que significaba -en este caso, autenticidad del Mesías- ya no sería cierto.
Por otra parte, en Israel los objetos consagrados a Dios eran sólo de Su uso exclusivo; por ejemplo, los vasos cultuales eran nuevos, sin usar o « vírgenes » y después de utilizados al ser desechados se enterraban en el área del Templo para que nadie los utilizase de nuevo, pues eran posesión de Yahvé. El Arca de la Alianza no podía ser tocada por nadie y quien la tocaba moría (2 Sam 6, 2-8), ya que era propiedad de Yahvé y su sombra « descendía sobre ella » al igual que en María (Lc 1, 35).
Ezequiel 44, 2
Y Yahvé me dijo: "Esta puerta permanecerá cerrada. No se abrirá, y nadie pasará por ella, pues a través de ésta ha pasado Yahvé, el Dios de Israel. Quedará, pues, cerrada".
Sin duda alguna, por donde pasa Dios todo queda Consagrado y Sellado, de tal manera que por nadie más se pueda utilizar. Por eso, María, permaneció siempre Virgen, pues por ella había pasado el Señor.
* EL "antes" y el "hasta"
Los miembros de las ideologías protestantes, para decir que María no fue virgen, utilizan el texto de San Mateo 1, 18 « pero antes que se unieran, se halló encinta por obra del Espíritu Santo » y en el Versículo 1, 25 « Pero (José) no la conoció hasta que dio a luz su hijo ».
Expliquemos esto detenidamente. En el léxico griego las palabras « antes » (prin) y « hasta » (Heos), indican una condición anterior, no posterior. Veamos cada una de ellas:
* "HASTA"
Después de que Mical desprecia a David porque este danzaba en derredor del Arca de Yahvé, dice el II libro de Samuel: 2 Samuel 6, 23
"Y Mical, hija de Saúl, no tuvo más hijos hasta el día de su muerte." ¿Indica esto que Mical tuvo más hijos después de muerta? ¡Ni pensarlo!
San Mateo 28, 20
"Y he aquí que yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo." ¿Podría alguien, siquiera, pensar que Jesús no estará con nosotros después del fin del mundo? ¡Sería absurdo!
En estos dos pasajes bíblicos, nos damos cuenta que la palabra "hasta" no significa una condición "que después desaparecerá", pues ni Mical tuvo más hijos después de la muerte, ni Jesús nos dejará después del fin del mundo, y así ¡tampoco San José conoció a María después de que ésta tuvo a Jesús!
* "ANTES"
Veamos en el Evangelio de San Juan, el pasaje del oficial de Cafarnaúm que pide la sanación de su hijo: San Juan 4, 49
"El oficial rogó: Señor desciende antes que mi hijo muera"
Ahora bien, si leemos el versículo 51, nos daremos cuenta que el muchacho no murió. Así pues, la palabra antes, no significa que después sucederá, y así nos queda claro que ni murió el niño, ¡ni María se unió con José!
Hemos visto varias situaciones, donde se utilizan las palabras "antes" y "hasta" en el sentido bíblico.
* "PRIMOGÉNITO"
Otro de los frecuentes argumentos que dan para negar la virginidad de María, es el de la primogenitura:
San Lucas 2, 7
"Y dio a luz su hijo primogénito…" Aquí, utilizan la lógica que primogénito quiere decir "primero entre muchos", lo cual es un error.
Primogénito es, según el libro del Éxodo 13, 2, el primer varón nacido de mujer, sin importar si después nacen más hijos o no, es decir, era una posición de honor, no de orden numérico. En el salmo 89, David (el último de ocho hijos) es llamado primogénito por Dios: Yo también le pondré por primogénito, el más excelso de los reyes de la tierra (Sal 89, 27).
En Génesis, Jacob recibió las bendiciones de la primogenitura (Gen 25, 31-34), aunque nació después de Esaú (Gen 25, 25-26). Efraín es llamado « primogénito » en Jeremías 31, 9, siendo el segundo hijo de José (Gen 41, 52). Jesús es el primogénito de los muertos (Ap 1, 5), pero no el primero en morir. Él ocupa en lugar especial por ser el testigo fiel hasta la muerte. Llamado « Primogénito », Jesús es el « Alfa y Omega », el Primero y el Último. No hay otro.
Esto es lo que quiere decir Col 1, 15-16 cuando lo llama así.
Israel no es el primer pueblo que Dios creó, pero sí es el pueblo consagrado por Él. Y dirás al Faraón: Yahvé ha dicho así: Israel es mi hijo, mi primogénito (Ex 4, 22). En Zacarías 12, 10, vemos que la misma persona es llamada « primogénito » y « unigénito ».
Ahora, veamos lo siguiente:
1 Crónicas 23, 17: El hijo de Eliezer fue Rejabías, el primogénito. Eliezer no tuvo más hijos.
Luego, también queda demostrado que la palabra primogénito no implica la existencia de más hermanos, pues Rejabías fue el primero… ¡y el último!
En Resumen
Los Católicos distinguen distintos tipos de veneración, uno de ellos específico para la Virgen María. El Vaticano II pide fomentar esta veneración concreta, y advierte tanto contra la falsa exageración como contra la falta de nobleza de espíritu al tratar la singular dignidad de la Madre de Dios.
La Iglesia Católica distingue tres tipos de veneración: latria (la adoración debida sólo a Dios), dulia (el honor apropiado para los santos y los ángeles del cielo) e hyperdulia (un honor especial dedicado a la Bienaventurada Virgen María). Entre latria y dulia no existe una diferencia de grados sino de tipo: "dulia y latria son tan distantes como la criatura del Creador" (Pace).
El Concilio Vaticano II afirmó que "El santo Concilio enseña de propósito esta Doctrina Católica y amonesta a la vez a todos los hijos de la Iglesia que fomenten con generosidad el culto a la Santísima Virgen, particularmente el litúrgico; que estimen en mucho las prácticas y los ejercicios de piedad hacia ella recomendados por el Magisterio en el curso de los siglos y que observen escrupulosamente cuanto en los tiempos pasados fue decretado acerca del culto a las imágenes de Cristo, de la Santísima Virgen y de los santos. Y exhorta encarecidamente a los teólogos y a los predicadores de la palabra divina a que se abstengan con cuidado tanto de toda falsa exageración cuanto de una excesiva mezquindad de alma al tratar de la singular dignidad de la Madre de Dios. Cultivando el estudio de la Sagrada Escritura, de los Santos Padres y Doctores y de las liturgias de la Iglesia bajo la dirección del Magisterio, expliquen rectamente los oficios y los privilegios de la Santísima Virgen, que siempre tienen por fin a Cristo, origen de toda verdad, santidad y piedad." (LG 67).
Por tanto, la Iglesia Católica no alienta a la adoración a María. Los posibles excesos entre los fieles son contrarios a la explícita enseñanza de la Iglesia y no representan la correcta práctica católica. Muchos protestantes y aún hijos de la Iglesia, recelosos de los excesos de la devoción mariana, tienden a ignorar totalmente a María.