A menudo nos podemos preguntar: ¿Cuál es la misión de la familia dentro de la Iglesia? Para poder contestar esta pregunta debemos conocer más de cerca a la familia misma, y del amor que Dios ha depositado en ella desde el inicio de los tiempos. Podemos poner como ejemplo de familia a la Santísima Trinidad, pues esta es la alianza de tres personas distintas que se unen en el amor, que se han conformado en el amor y que en últimos términos son el amor mismo. 

La Infancia espiritual se aprende en la vida familiar. La idea de infancia es la que vive un niño en casa de sus padres, el abandono y la confianza es la que tiene el niño en los brazos de su padre.

Es en esta definición donde vemos que es Dios mismo quien instituye las familias como el centro o el núcleo de la formación humana, pues es aquí en donde se imparten las virtudes y donde se cultiva la fe, Él mismo siendo Dios quiso nacer en una familia, es entonces que Dios nos enseña la importancia de una familia, llamándola a su vez a la santidad. 

La familia como tal esta entonces llamada a participar en la construcción del reino de los cielos. Son los sacramentos junto con la palabra de Dios las herramientas que fortalecen a la familia, para que esta camine en la luz del evangelio y así llegue a la salvación eterna.

La familia tiene una misión importante, la misión de testimoniar que Jesús esta verdaderamente vivo y entre nosotros, esto se lo demuestra a través de la fidelidad de los esposos, la formación en valores de los hijos y el cultivo de la fe, la esperanza y la caridad como principios vitales para llegar a Cristo y entregar a Cristo a los demás. 

Los esposos dan testimonio de vida cuando hacen las veces de andamio para su pareja, cuando son aquella escalera que ayuda a que el otro suba más, crezca más y en definitiva ame más y de mejor manera. No es tan solo la fidelidad que implica el no cometer adulterio, es la fidelidad que implica que aquella promesa hecha en el sacramento del matrimonio se mantenga, es decir permanecer fiel a esa alianza, a ese pacto con Dios. 

El matrimonio verdadero esta compuesto por: la esposa, el esposo y Dios, si falta Dios entonces estaríamos hablando de que falta amor, porque Dios es amor, por lo tanto no hay una verdadera felicidad conyugal. 

El papa León XIII nos dice lo siguiente acerca de la sagrada familia: "Su matrimonio fue consumado con Jesús. María y José se unieron con Jesús; María y José no pensaron más que en Jesús. Amor más profundo ni lo ha habido ni lo habrá ya nunca en esta tierra. San José renunció a la paternidad de la sangre, pero la encontró en el espíritu, porque fue padre adoptivo de Jesús. La virgen renunció a la maternidad y la encontró en su propia virginidad".  

Los padres deben a su vez vivir una vida coherente, dar ejemplo todos los días de aquellos detalles importantes, de aquellos gestos de cariño, de la práctica de aquellas virtudes que nos van puliendo como seres humanos. Debemos fomentar con nuestro ejemplo: la generosidad, la humildad, la esperanza, la paciencia, la responsabilidad, el amor a la verdad, la sencillez, el valor del trabajo honesto, entre otros. Los padres tienen entonces la misión de formar a sus hijos, de que ellos lleguen a anhelar vivir la vida como Jesús la vivió, siendo Él nuestro modelo a seguir y el camino que queramos recorrer. 

 Los padres son los que transmiten aquellas tradiciones Cristianas que luego vendrán a formar parte importante en la vida de sus hijos, tradiciones que deben quedar grabadas desde la temprana infancia, para que así permanezcan como principios básicos a lo largo de la vida de los mismos. Los padres por lo tanto deben de fomentar momentos de oración en familia, pues fue Jesús mismo quien nos enseño que "Cuando hay dos o tres que oran en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos" (San Mateo 17 19-20) y como decía el papa Juan Pablo II: "La familia que reza unida permanece unida".

La Oración

Debemos invocar a la Reina de la paz en nuestros hogares, a la Virgen María, para que ella nos enseñe a ser familia, a imitar a la Sagrada Familia, pues el mundo entero necesita paz, y esta paz debe comenzar por los hogares y luego regarse por el mundo. 

La oración en familia se convierte en el momento en el que reunidos con las personas que amamos, aprendemos a dar gracias a Dios por todas las maravillas que ha permitido en nuestras vidas, aprendemos así mismo a pedirle y a interceder por la humanidad entera. Así también aprendemos a compartir momentos felices y tristes y vamos creando lazos de familia, unos lazos que se van fortaleciendo en el amor de Dios. Que distinto sería el mundo con familias que dedicaran un momento para orar.  

A parte del rezo del rosario y otras devociones, es importante que los padres vuelvan a aquellos tiempos en donde se acostumbra bendecir frecuentemente a los hijos, pidiendo por su protección y santificación. Así mismo debemos de acudir a las grandes promesas de la Virgen del Carmen con el escapulario, y a comprender la grandeza de los distintos sacramentos y sacramentales. 

Los padres son a su vez los que preparan a sus hijos para el matrimonio, podríamos decir que ellos se encargan de dictar los primeros cursos prematrimoniales. Que hermoso sería que los hijos desearán tener una familia como la que han tenido en casa de sus padres.