Homilías del Ex. Sr. Arzobispo Vincent Coulibaly de Conakry, Guinea
A continuación encontraremos los extractos de dos homilías brillantes dadas por el Arzobispo Vincent Coulibaly, de Conakry, Guinea, durante nuestra semana de estudios y Congreso. La primera es del 3 de septiembre, en la Iglesia Católica del Santo Nombre de María en Marieville (una ciudad al lado de Rougemont):
Guía mar adentro, hacia lo profundo
Agradezco al Señor Quien me dio la oportunidad de participar en este Congreso importante —un Congreso que incluso nos compromete aún más en la lucha contra el escándalo de la pobreza, a través del conocimiento, difusión y aplicación de la doctrina social de la Iglesia.
También agradezco a Su Eminencia Bernard Cardenal Agre, por haber recomendado fuertemente que los Peregrinos de San Miguel me inviten a este congreso internacional. Con esta invitación, los Peregrinos de San Miguel se han abierto hasta mi querido país de Guinea.
También agradezco a los Peregrinos de San Miguel por la invitación, la bienvenida y la rica enseñanza que estoy recibiendo durante este congreso sobre el crédito social y la necesidad de cambiar el sistema financiero presente. Soy consolado por la fe y el compromiso de los Peregrinos de San Miguel en su servicio a los pobres y con su trabajo de voluntariado.
Pensando en mi país y sobre todo, en aquellos que viven en extrema pobreza, el Evangelio de hoy me inspira de dos modos; dos actitudes. En primer lugar, me inspira con la oración. "Desde el día que hemos oído sobre su fe en Cristo, no dejamos de rogar por ustedes", dijo San Pablo a los Colosenses (1, 3-4). El presente sistema financiero sólo puede ser cambiado con la oración, tanto como ciertos demonios sólo pueden ser vencidos con la oración, según las recomendaciones de Jesús a Sus Apóstoles. Lo que es imposible a los hombres es posible para Dios.
Estamos invitados entonces a rezar para exorcizar a los demonios que pervierten el corazón y el espíritu de aquellos que apoyan el sistema financiero presente, pararlos de ser intrépidos y desinteresados del bien común. Somos invitados también a rezar por el compromiso de toda y cada persona como siervos del bien común, sin esperar que las cosas sean decididas por autoridades más altas. Estamos invitados a rezar para que todos nosotros (en particular aquellos incapaces de leer o escribir, la gente del sector informal, los campesinos, etc.) seamos respetados y escuchados en cada país, ya que si ellos entienden todo, si ellos son aclarados y formados, ellos querrán hacer un esfuerzo personal. Ellos también deberían estar seguros de sacar ganancia de los frutos de su trabajo y esfuerzos.
Segunda actitud: perseverancia en el trabajo. "Después de haber enseñado a las muchedumbres, Jesús dijo a Simon:'Guía mar adentro a lo profundo, y echad las redes para pescar'" (San Lucas 5, 4-5). El Instituto Louis Even ha estado combatiendo el escándalo de la pobreza durante 70 años, enseñando la aplicación de la doctrina social de la Iglesia y el crédito social. Otros sólo han estado trabajando unos años o meses. A cada uno de nosotros el Señor Jesús nos dice: "Guía mar adentro a lo profundo." Guía mar adentro a lo profundo, y no sean bloqueados por el momento. Guía mar adentro a lo profundo y tiren sus redes, aun si ustedes han hecho esfuerzos que no han producido frutos, como Pedro y sus compañeros que trabajaron duro toda la noche sin encontrar ningún pescado.
Guía mar adentro a lo profundo mientras miramos a María, la Estrella del mar. Pienso en esta hermosa exhortación de San Bernardo: "Quienquiera que seas, en este mar que es el mundo, tú, que antes de pisar la tierra firme te sientes zozobrando en el medio de huracanes y tempestades; no alejes nunca tus ojos de la luz de este astro, si no quieres verte inmediatamente sumergido de las olas de la marea. Si el viento de las tentaciones te asalta, si se te interponen los escollos de la desgracia, mira a la Estrella, preséntate a María. Siguiéndola no te perderás; orándole no conocerás la desesperación; pensando en ella no errarás. Si ella te sostiene, no te hundirás; si ella te protege, no tendrás temor de nada. Debajo de su guía no se teme la fatiga; con su protección alcanzarás el puerto. Tú probarás entonces, con tu experiencia personal, cuánta verdad había en aquellas palabras: "El nombre de la Virgen era María".
Que la Virgen María nos acompañe durante este Congreso y que Dios nos bendiga en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Y ahora, extractos de la homilía del Arzobispo Cloulibaly del 5 de septiembre en La Iglesia de San Miguel parroquia localizada en Rougemont:
Este sábado en el tiempo ordinario, la Iglesia nos da la posibilidad de celebrar la memoria de la Santísima Virgen María porque no hay ningún otro día de fiesta particular. Esta tradición nos invita a renovar nuestra fe y esperanza en María el sábado Santo. El ser invitado a celebrar en memoria de María es ponernos bajo su dirección, y conocer y proclamar a Jesucristo al mundo. El ponernos bajo la dirección de María es contemplarla como el Modelo de esperanza al pie de la Cruz de Jesús. Es el redescubrir de nuevo con ella, a Jesús, el Hijo de Dios a Quien ella llevó, escuchó y acompañó en todo hasta la Cruz.
Ponernos bajo la dirección de María es aprender la compasión de ella: significa el sentirse mal cuando alguien no se siente bien; ser solidarios con aquellos que sufren; hacer todo lo posible de modo que cada hombre y mujer vayan de una condición de vida que es inhumana a una humana. Leemos esto en Evangelii Nuntiandi (del Papa Pablo VI), en los Párrafos 25 y 30. La cultura que fue puesta en nuestros corazones por el Espíritu Santo debería hacerse acción a favor de los hombres; y sobre todo por los pobres. En otras palabras, deberíamos ser las manos y brazos de Jesús para acariciar y consolar a cada hombre, sobre todo al pobre. Nuestra caridad siempre debería ser visible y viva, debería escuchar a todos los hombres y mujeres, sobre todo a los pobres. Es bajo la dirección de María que seremos capaces de seguir la misión de Jesús en la predicación del Evangelio, la liberación del hombre de todo tipo de esclavitud y la renovación de nuestra dignidad como hijos
"Hay de mí si no evangelizara", escribe San Pablo. (1 Cor. 9:16.) El seguir la misión de Jesús hoy, significa el vivir el Evangelio, ser un testigo con toda nuestra vida. El Papa Pablo VI nos dice otra vez en su exhortación apostólica Evangelii Nuntiandi, en el Párrafo 41: "El hombre contemporáneo escucha más a gusto a los que dan testimonio que a los que enseñan, o si escuchan a los que enseñan, es porque dan testimonio". San Pedro lo expresaba bien cuando exhortaba a una vida pura y respetuosa, para que si alguno se muestra rebelde a la palabra, sea ganado por la conducta (Cf. 1 P3, 1). Será sobre todo mediante su conducta, mediante su vida, como la Iglesia evangelizará al mundo, es decir, mediante un testimonio vivido de fidelidad a Jesucristo, de pobreza y desapego de los bienes materiales, de libertad frente a los poderes del mundo, en una palabra de santidad."
Esto es para mí el testimonio elocuente y luminoso de los Peregrinos de San Miguel que descubro en este año de la gracia 2009: peregrinos que avanzan cada día con el coraje de arriesgar sus vidas, porque ellos se parecen a unos pequeños David, luchando contra el enorme Goliat. Peregrinos que están listos a morir para liberar al pobre y ayudarles a estar de pie. Peregrinos que son decididos cada día para perseguir la batalla hasta el momento cuando Dios se deshará de sus cuerpos de la carne para asumirlos en la gloria eterna.
Este descubrimiento de los Peregrinos de San Miguel me conduce a hacer propias estas palabras del Venerable Louis Even: "El buen Dios se preocupa de nosotros cuando la hora ha llegado para que Él intervenga. En nuestro país y todos los países del mundo, sabemos que hoy la gente sufre; podríamos decir que esta es la hora de Dios, que puso el Crédito Social sobre nuestro camino."
Por mi parte, todos los días de mi vida, bendeciré al buen Dios por haber puesto este sobre mi camino. Siempre recordaré los días valiosos y maravillosos de septiembre de 2009 en Rougemont y hasta pondré más esfuerzo, una vez que regrese a mi propio país, en el servicio de la doctrina social de la Iglesia y del crédito social. Que la Virgen nos acompañe en el camino de la liberación del hombre y que Ella apoye nuestros esfuerzos cada día para la gloria de Dios y la salvación del hombre, hoy y para siempre y por siempre. Amén.