En un mundo donde parece reinar el desorden, la desesperanza y el completo caos, surge una pregunta, ¿a dónde vamos a parar con tanta violencia, pobreza, falta de valores morales, indiferencia… ? Para los más jóvenes la interrogante es, ¿qué mundo le vamos a dejar a nuestros hijos ?
Las nuevas generaciones ya no quieren tener hijos, y no podemos culparlos por pensar de esa manera. El desánimo se ha instalado tranquilamente en toda la sociedad, y le hemos dado la espalda a Dios, nos hemos ocupado solamente de sobrevivir día a día, el individualismo nos ha llevado a pensar en que lo importante soy yo, sólo yo, y nada más que yo. Y me atrevo a decir que tampoco podemos culpar a las familias que no se acercan a la Iglesia, que no se acuerdan durante el día de dirigir una mirada hacia el cielo ; por la mañana al levantarse, salen corriendo hacia el trabajo y olvidan hacer una oración de agradecimiento por el amanecer, por el sol, por la vida. No son culpables porque simplemente no aprendieron a hacerlo. Los psicólogos dicen hoy en día que los primeros años de vida de un niño son los más importantes para su desarrollo cognitivo, entonces, si aceptamos esto como una verdad, invitamos a las familias a invertir en los primeros años de la vida de un pequeñín, a acercarse a Dios, a Jesús, a nuestra madre María Santísima. Ellos son nuestra guía y nuestro refugio en momentos de tristeza, y de desánimo. Para aprender a amar a nuestro prójimo, primero debemos aprender a amar a Dios a través de su Hijo Jesucristo, y que mejor que las Santas Escrituras y el Catecismo de la Iglesia Católica para lograrlo. Seguir a Jesús implica cierto radicalismo, porque no podemos seguirlo y ser indiferentes ante los más pobres y necesitados. El evangelio es tan vigente como hace más de 2000 años cuando un pequeñito, frágil y desnudo nació en un pesebre para anunciar al mundo un Reino de Paz, de amor y de unidad…
Pero, para que este Reino sea establecido, debemos voltear nuestra mirada hacia Él, amarlo y seguirlo. Seguirlo significa moverme del lugar en dónde me encuentro cómodo y tranquilo. Jesús presente en la Eucaristía nos invita cada día a salir de esa comodidad en busca de mi hermano enfermo, solo, frágil, pobre y desnudo. Los Peregrinos de san Miguel desean ardientemente por medio de su apostolado de evangelización a través de su revista, llegar a todos los hogares del mundo. Ojalá hubiese muchos jóvenes y no tan jóvenes salir a predicar el evangelio, pero mientras se acercan, seguimos realizando esta revista con la esperanza de construir un mañana diferente. Nuestro fundador Louis Even decía en los años 40s que la falta de valores espirituales tenía que ver con la falta de bienes materiales. Muchas veces nos preguntan ¿porqué en la revista san Miguel se habla siempre de cuestiones de dinero ?
Louis Even dice en sus escritos : Cuando los bienes materiales básicos de una familia son cubiertos, queda t empo para ir orar a la Iglesia, o por las noches rezar el Rosario en familia ; para llevar a los niños al parque, para pasar tiempo en familia. Es por ello que desde el Instituto Louis Even y Los Peregrinos de san Miguel proponemos un sistema económico alternativo a los antiguos sistemas que se han instaurado y que ha sido un completo fracaso, como el socialismo, comunismo, el capitalismo voraz que nos sigue plastando y que sólo beneficia a unos pocos. Para que una familia permanezca unida necesita ambas cosas, bienes materiales y bienes espirituales.
Desde esta misma óptica, otra rama de nuestras actividades a parte de la revista es la realización de talleres, conferencias y diversas actividades ligadas al tema, como lo que se realizó en el año 2024 en México. Todo con el deseo de que la misión se convierta es un modo de vida, llevar un mensaje de esperanza al mundo entero. Ayúdenos a llegar a más hogares renovando su suscripción o invitando a sus amistades a suscribirse, sin ello la misión cada vez es también más difícil llevarla a cabo. La finalidad es construir un mundo mejor entre todos los habitantes de la tierra !