Hace años, cuando no existía aún internet y las personas sabían leer, muchos de nosotros leíamos. Y una de las cosas más deliciosas para un niño de mi tierra era el sentarse con Patoruzú, Mafalda o los geniales Astérix y Obélix (personajes inmortales ideados por Uderzo y Goscinny, cuya aldea jamás había sido dominada por Roma).
Pues bien: Polonia es parecida a esa aldea.
En Polonia los curas se visten de curas, las monjas de monjas, hay vocaciones y un catolicismo militante que mete miedo. Acá no existen dubia de que la comunión debe recibirse en gracia, de que la homosexualidad es una depravación grave y que el laicismo es un invento de la revolución francesa para acabar con el catolicismo en la vida pública.
Conversando acerca de la Amoris laetitia con un alto prelado se nos decía que aquí poco y nada ha llegado, además de que es inaceptable que cada diócesis tenga su propia doctrina o que cada cual viva a su antojo esta dictadura del relativismo, como la llamó Benedicto XVI.
Claro que los embates de la laicidad también llegan a estas tierras; no se vayan a creer. Pero si uno tuviese que nacer de nuevo y pudiese elegir el lugar para hacerlo, al menos lo pensaríamos.
Basta saber que -como es de público conocimiento aquí- "Radio María", fundada en Polonia por los padres redentoristas, fue clave al momento de desarrollarse las últimas elecciones que llevaron a varios católicos de derecha (con perdón del exabrupto), al poder.
"La Iglesia no debe meterse en política partidista", nos decía ayer nomás el Padre Tadeusz Rydzyk, pero sí debe iluminar la vida de la pólis con la Doctrina Social de la Iglesia, o lo que es lo mismo, con la "Doctrina política de la Iglesia", aunque hoy poco y nada se sepa de ella.Dios quiera que esta "aldea" de héroes y santos, ilumine y resucite a otras que hoy languidecen bajo los escrúpulos de su ser católico. Que no te la cuenten…