La enseñanza de la Iglesia afirma la existencia del infierno y su eternidad. Las almas de los que mueren en estado de pecado mortal descienden a los infiernos inmediatamente después de la muerte y allí sufren las penas del infierno, "el fuego eterno" (Cf. DS 76; 409; 411; 801; 858; 1002; 1351; 1575; SPF 12). La pena principal del infierno consiste en la separación eterna de Dios en quien únicamente puede tener el hombre la vida y la felicidad para las que ha sido creado y a las que aspira. CIC 1035
- El no asistir a la Santa Misa en domingo y/o día de precepto.
- El no Confesarse, al menos una vez al año.
- El comulgar sin haberse confesado de algún pecado mortal.
- El faltar voluntariamente al ayuno eucarístico (no comer nada una hora antes de comulgar).
- El faltar voluntariamente a la abstinencia de carne los viernes de cuaresma.
- El blasfemar de forma compulsiva (reiteración de la palabra "Hostia").
- El jurar en falso poniendo a Dios por testigo.
- El mantener rencor u odio a alguien, y consentir en ese pensamiento.
- El difamar a alguien (dar información falsa o no probada con garantía).
- El mentir en algo que gravemente perjudique a otra persona.
- El tener relaciones sexuales antes del matrimonio (fornicación).
- El tener relaciones sexuales fuera del matrimonio (adulterio).
- El tener relaciones homosexuales.
- El tener relaciones sexuales de pago (prostitución).
- El convivir en pareja sin estar casados sacramentalmente.
- El sexo en solitario (masturbación).
- El uso de anticonceptivos artificiales (pastillas) y de preservativos.
- El uso de medios contraceptivos: ligadura de trompas, vasectomía
- masculina o femenina, dispositivo intrauterino (DIU) y "marcha atrás" en el coito.
- La inseminación artificial para la fecundación in vitro.
- El uso de pornografía ya sea en internet, TV o cualquier otro medio gráfico.
- La asistencia a locales de alterne y/o de espectáculos inmorales.
- El uso de ropas provocativas o con intención de resaltar las partes pudorosas del cuerpo.