El Prefecto de la Congregación para el Culto Divino, el Cardenal Robert Sarah, sigue invitando de forma clara y directa a todos los católicos a recibir la Sagrada Comunión en la boca y de rodillas.
En esta ocasión, con motivo de la publicación del libro de Federico Bortoli "La distribución de la Comunión en la mano : un estudio histórico, jurídico y pastoral", Sarah ha escrito un prefacio en el que manifiesta : "El ataque diabólico más insidioso consiste en tratar de extinguir la fe en la Eucaristía, sembrando errores y fomentando una forma inadecuada de recibirla. Verdaderamente la guerra entre Miguel y sus Ángeles por un lado, y Lucifer por el otro, continúa en los corazones de los fieles".
Haciendo mención al centenario de las apariciones de Fátima ; el cardenal Sarah recuerda que el Ángel de la Paz que se apareció a los tres pastores antes de la visita de la Santísima Virgen "nos muestra cómo debemos recibir el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo".
El cardenal insiste en que la fe en la Presencia Real "puede influenciar la manera en que recibimos la Comunión, y viceversa", y lejos de tratarse de una cosa de antiguos santos, pone el ejemplo, entre otros, de San Juan Pablo II y de Santa Teresa de Calcuta ; como dos santos modernos que Dios nos ha regalado para imitar su reverencia en la recepción de la Sagrada Eucaristía.
"¿Por qué insistimos en recibir la Comunión de pie y en la mano ?", se pregunta el Prefecto de la Congregación para el Culto Divino. "Es una pregunta importante sobre la cual la Iglesia de hoy debe reflexionar".
Sarah avisa porfiadamente de que "Jesús sufre por las almas de aquellos que lo profanan, por quienes derramó su Sangre que tan miserable y cruelmente desprecian. Pero Jesús sufre más cuando el don extraordinario de su Presencia Eucarística divina-humana no puede traer sus efectos potenciales a las almas de los creyentes. Y así podemos entender que el ataque diabólico más insidioso consiste en tratar de extinguir la fe en la Eucaristía, sembrando errores y fomentando una forma inadecuada de recibirlo"
En una época muy dolorosa, en la que muchos teólogos persisten en burlarse o desairar el término "transubstanciación" a pesar de las constantes referencias del Magisterio, el Cardenal Sarah vuelve a darnos esperanza y luz.
"Que ningún sacerdote se atreva a imponer su autoridad en este asunto al negar o maltratar a quienes desean recibir la Comunión arrodillados y en la lengua. Vayamos como niños y recibamos humildemente el Cuerpo de Cristo de rodillas y en nuestra lengua. Los santos nos dan el ejemplo. ¡Son los modelos a imitar que Dios nos ofrece !"
No se arredra en insistir en que "recibir la Comunión en la mano sin duda implica una gran dispersión de fragmentos. Por el contrario, la atención a las migas más pequeñas, el cuidado en purificar los vasos sagrados, no tocar la Hostia con las manos sudorosas, todo se convierte en profesiones de fe en la presencia real de Jesús, incluso en las partes más pequeñas de las especies consagradas : si Jesús es la sustancia del pan eucarístico, y si las dimensiones de los fragmentos son solo accidentes del pan, ¡es de poca importancia cuán grande o pequeña es una pieza de la hostia ! ¡La sustancia es lo mismo ! ¡Es Él ! Por el contrario, la falta de atención a los fragmentos nos hace perder de vista el dogma. Poco a poco, el pensamiento puede prevalecer gradualmente : "Si incluso el párroco no presta atención a los fragmentos, si administra la comunión de tal manera que los fragmentos se puedan esparcir, entonces significa que Jesús no está en ellos, o que Él está'hasta cierto punto'"
¿Por qué insistimos en recibir la comunión de pie y en la mano ? – porfía Sarah. ¿Por qué esta actitud de falta de sumisión a los signos de Dios ?