Este es un artículo a modo de Manual de Avisos, quiera Dios que de Aciertos, para navegar cabalmente el Maelstrom (Remolino), para sobrevivir a contracorriente en esta crisis de fe colosal.

No recurrimos, para hallar sabiduría, a filósofos ni teólogos extranjeros ; no acudimos a personalistas franceses, ni a fenomenólogos alemanes, ni a los axiólogos europeos ; acudimos a la tradición hispánica, que es la nuestra.

  1. Audere vehementer, atreverse con vehemencia.— Acostumbrarse, a viva fuerza, al puente caído, al paso quebrado, a la marea violenta ; a vivir sin asidero, salvo en Dios.
  2. State, estad en pie.— Por gracia es posible, y si se cae, que sea a imagen de Cristo, cargando la cruz. Porque paratum cor meum, Deus, mi corazón está presto, Señor. (Sal 108, 2). Tenga el cristiano el paso muy enérgico aun estando cansado, que es gracia de combate caminar presto, apercibido de potencia espiritual. — Porque « con Dios alcanzaremos la victoria, y Él aplastará a nuestros enemigos » (Sal 108, 14). No hay rodillas más fuertes que las de la gracia : quien sabe que es nada, de nada tiene pavor, salvo de perder el favor de la Causa Primera.
  3. Intus latet, dentro está escondido.— No siga siendo el caso, como en la catástrofe presente, que  quede el virtuoso escondido y el mediocre exaltado ; porque ahora que la Barca necesita timoneles, no sea servida de mercenarios en vez de buenos navegantes ; no sea madre de corsarios y madrastra de fieles. No se deje guardado dentro, en esta crisis, lo que tan necesario es afuera. No sea entregado al escarnio tanto don que Dios concede, aun castigando. Que es necedad de imprudentes desaprovechar al que vale, y emplear al que no vale. Estupidez de mal pastor es emplear al mediocre y telarañear al eminente, dejando el buque en manos de nadie.
  4. Spes inanis, esperanza vana.— La tradición hispánica representa este lema, que es una advertencia, con la figura de una mano que sale de un cirro a por una caña de bambú quebrada. Así figura la esperanza vana del que pone su confianza en los hombres, y no en Nuestro Señor. Los sobreoptimistas, por secuaces de Pelagio, quedarán maltrechos de herejía, como el que se apoyó en la caña rota, quedándose herido y perdiéndose. No quiso enterarse de la maldición, culpablemente : « maldito el hombre que en el hombre pone su confianza » (Jer 17, 5)

Ferendo vincam, sufriendo venceré.— La cruz de Cristo nos atrae, de forma que no es fiesta sino sufrimiento el orden de la gracia. La contrarrevolución es nuestro medio, y encarando su torrente no hay victoria sin sacrificio. No hay fruto sin abnegación ; y no cualquiera, sino la que Dios concede. Moviéndola al martirio, mueve la Causa Primera a la causa segunda. Y no vanamente, sino para que supla en su carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo por su Cuerpo, que es la Iglesia (Col 1, 24). InfoCatolica.