El 27 de Noviembre de 1830, la Virgen MARÍA se apareció a Santa Catalina Labouret, humilde religiosa Vicentina, y se le manifestó de esta manera: La Virgen MARÍA venida vestida de blanco y azul. Junto a Ella había un globo brillante sobre el cual estaba una Cruz. Nuestra Señora abrió sus brazos y de sus dedos fulgentes salieron rayos luminosos que descendieron hacía la tierra.

María Santísima dijo entonces a Santa Catalina:  Este globo que has visto es el mundo entero donde viven mis hijos. Estos rayos luminosos son las Gracias y Bendiciones que Yo expando sobre todos aquellos que me invocan como Madre, Auxilio de los Cristianos y perpetuo socorro de los pecadores. ¡ Me siento tan contenta al poder ayudar a los hijos que me imploran protección ¡ Pero hay muchos que no me invocan jamás. Y muchos de estos rayos preciosos quedan perdidos, porque pocas veces me rezan."  

Entonces, alrededor de la cabeza de la Virgen MARÍA se formó un círculo con estas palabras: ¡Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrinos a Ti! Y una voz dijo a Santa Catalina: " hay que hacer una Medalla semejante a ésta que estás viendo. Todas las personas que la lleven, sentirán la protección milagrosa de la Santísima Virgen MARÍA". Y luego apareció una "M" y sobre la "M" una Cruz, y debajo los corazones de JESÚS Y DE MARÍA. Este el lado izquierdo de la Medalla Milagrosa, que tantos milagros riega como rocío celestial en las familias y en los corazones de las personas que la llevamos puesta siempre.

El Milagro. Alfonso Tobie Ratisbonne (1812-1884), abogado, banquero muy rico, judío pero libertino. Despreciaba particularmente a la Iglesia Católica y al clero. Resentía que su hermano Teodoro se había convertido y ordenado sacerdote. En 1842, Ratisbonne se encontraba en Roma. Allí se encontró con el Barón De Bussiéres, francés converso del protestantismo, hombre devoto y conciente de su responsabilidad de evangelizar. Este le contó de los milagros que estaban ocurriendo por medio de la Medalla Milagrosa. Pero Ratisbonne lo rechazó tildándolo de supersticioso.  

El Barón no se dio por vencido y desafió a Ratisbonne a someterse a una simple prueba sobre la eficacia de la medalla. Debía llevarla y rezar el Memorare todos los días. Ratisbonne, ante la insistencia del Barón y para demostrar que nada le iba a persuadir a convertirse, se puso la medalla.  El Baron y un grupo de amigos se comprometieron a rezar por la conversión de Ratisbonne. Entre ellos, el conde Laferronays, que estaba muy enfermo y ofreció su vida por la conversión del "joven judío".  Ese mismo día entró en la Iglesia y rezó 20 Memorares por esa intención, sufrió un ataque al corazón, recibió los sacramentos y murió.

El día siguiente, el 20 de enero de 1842, el Barón se encontró con Ratisbonne cuando iba a la iglesia de Sant Andrea delle Fratte, cerca de la Plaza de España en Roma, para hacer los arreglos de un funeral. Los dos entraron en la iglesia y Ratisbonne se quedó mirando las obras de arte mientras su amigo estaba en la rectoría. De pronto, el altar dedicado a San Miguel Arcángel se llenó de luz, y se le apareció, majestuosa, la Virgen María, tal como en la imagen de la medalla que llevaba al cuello. El se arrodilló y se convirtió. Mas tarde escribió: "Una fuerza irresistible me llevó hacia ella. Ella me pidió que me arrodillara. Ella no dijo nada pero yo lo entendí todo"  Cuando el barón regresó de la rectoría se encontró a su amigo orando de rodillas con gran fervor frente al altar de San Miguel. Ratisbon entonces le dijo que deseaba confesarse y prepararse para entrar en la Iglesia. El 31 de enero recibió el bautismo, la confirmación y la comunión de manos del Cardenal Patrizi.