El libro Naturaleza, misión y dignidad de la mujer fue escrito por el padre Karl Stehlin en 2009 y publicado por Te Deum Sp., Varsovia, Polonia. Angelus Press más tarde lo publicó también, en junio de 2013, traducido al inglés por Michael J. Miller.
Este libro fue originariamente una serie de charlas que el padre Stehlin dio a las estudiantes del Sankt-Theresien-Gymnasium (escuela de bachillerato para chicas). Más tarde compiló las charlas en un libro titulado Wesen, Wurdeund Auftragder Frau, que se traduce por "Naturaleza, dignidad y misión de la mujer."
El padre Karl Stehlin empieza diciendo :
Este librito es un intento de responder a esas preguntas que toda chica se hace en las horas silenciosas de su vida : ¿Quién soy en verdad ? ¿Qué me distingue de otras personas, de las cosas que me rodean ? ¿Por qué soy como soy ? ¿Por qué estoy en esta situación ? ¿Por qué estoy viviendo precisamente en este tiempo y en este lugar ?
Continúa, respondiendo :
La mujer, en contraste con el hombre, que es la imagen de Dios sobre nosotros… es la imagen de la devoción amorosa de Dios por su creación ; muestra a Dios como el que está presente en nosotros… tiene el privilegio de servir a la vida con Dios y en Él, de ser la fuente y la madre de la vida. El hombre representa a Dios en… la unicidad de Su personalidad individual… [mientras la mujer] representa sin embargo… el innombrable TODO de Dios… lo que es general, lo que trasciende a lo largo de la historia.
La [vocación] femenina… compromete tres grandes realidades : [Virgo, Sponsa, Mater].
Virgo
Para la humanidad de nuestro tiempo […] la virgen parece ser inútil […]se piensa que su vida está malgastada [… mientras] que el caso es justo lo opuesto. Desde la virginidad explosiona el más precioso, el más valioso y más perfecto de los dones que se pueden otorgar a un ser humano. La más alta perfección de […] belleza y santidad del cuerpo, es el cuerpo completamente intacto y virginal. De este modo Dios ha colocado este exaltado carácter virginal en la naturaleza de la mujer. Una mujer debe realizar esta imagen ideal que está impresa en la parte más profunda de su naturaleza, y debe hacerlo a lo largo de su vida.
Esto significa desarrollar una aversión aún mayor y un aborrecimiento por todo lo que sea impuro […] especialmente la clase de pecado que envenena la fuente de la pureza, [la clase que] quiere destruir la belleza femenina y la armonía en su integridad. La virginidad requiere poner la vida interior en orden, trayéndola a esa armonía en la que cada cosa tiene su lugar como Dios lo quiso […ordenando] las cosas según el orden de las más importantes, luego las necesarias, después las útiles y, sólo después, finalmente las placenteras. Según esta jerarquía, deberíamos planificar nuestra agenda del día y gobernar nuestra vida entera. Es la conservación de la belleza de la flor [lo que importa]. Una mujer será apreciada y respetada sólo si no se rebaja al hacerse a sí misma el objeto de otra concupiscencia.
Sponsa
El elemento más profundo en el misterio de la virginidad es la orientación total del corazón virginal a Dios. Hemos […] notado que la mujer siempre es creada por Dios para un Tú ; llega a la existencia después del hombre, como carne de su carne, hueso de sus huesos. No es bueno que [el hombre] esté solo, porque la necesita como la otra mitad de la humanidad. Ella [a su vez] le necesita a él como aquél a quien puede dar y confiar toda su fuerza interior y su poder para amar.
Después llega el tiempo [en la vida de una joven] en que se despierta su primer amor hacia una persona específica del sexo masculino. ¿Qué tiene lugar en el corazón de la chica con respecto a esta amada imagen ideal ? Quiere estar para él […], cocinar sus mejores platos para él […], poner su casa en orden […] y hacerse tan atractiva y bella como pueda. Otra experiencia es más de naturaleza religiosa.
Para una chica, la paternidad de Dios es especialmente importante al principio […] cuando la joven medita sobre su vida oculta, le gustaría ser su hermana o, como María, su Madre. Le gustaría sentarse a sus pies […] o servirle de forma práctica […] le gustaría […] aliviar su dolor. Lo que más le mueve es el amor de Cristo por ella […] el modo en que sus ojos ardientes la miran como sólo marido y mujer pueden mirarse. [Esto] demuestra suficientemente que una mujer se completa en ser para un hombre.
La respuesta del mundo a la acción de Dios está representada por la actitud de la mujer : es la receptiva, que recibe la acción de Dios en ella misma [… concibiendo] el hijo y durante nueve meses en su vientre. A la palabra retadora de Dios, responde "¡Quiero !", "¡Aquí estoy ! ¡Hágase en mí según tu palabra !" Hay muchos símbolos que ilustran esta actitud […] la rosa y el lirio que se abren a la luz del sol […] el recipiente vacío […] que alza dos manos abiertas llenas de expectación y anhelo. Por lo tanto, recibir la vida divina de esta manera, ser poseída por Dios, es ser una novia. Una mujer vivirá esta existencia nupcial en su devoción a […] su marido […] o en el don esponsal y total de sí misma a Cristo."
Mater
No me escogisteis vosotros a mí, sino que yo os escogí y os designé para que vayáis y deis fruto. [Estas palabras de Cristo a sus apóstoles], para la mujer, [significan] que su ser virginal […] debe de igual modo dar fruto. Su existencia nupcial no es el último bien ; se supone que el don de sí misma a su amado TÚ igualmente ha de dar fruto. ¿Cuál es el fruto de la unión de un hombre y una mujer, la expresión externa de su amor ? ¡Un hijo ! Esta tarea de la mujer, que es su misión en la tierra, la última razón por la que es virgen y esposa [… es] la maternidad. La misma estructura de [una mujer prueba] que está diseñada para ser madre.
Una mujer tiene mucho más sentido que un hombre para […] las pequeñas cosas de cada día, ya que educar a un niño tiene lugar precisamente en los hechos específicos de cada día […], los pequeños detalles ocultos, [… que, si se pasan por alto] dejarán desatendida la educación del niño. De este modo, la mujer está mucho más en casa en el día a día de la vida familiar [que fuera en el mundo como una mujer de negocios…]. Por ello, una inclinación a mantener la casa en orden […] y mil otras pequeñas cosas diarias es principalmente característica de la mujer.
Una mujer está inicialmente inclinada a la maternidad. Por eso la primera mujer se llamó Eva, la que da vida. Hay también una maternidad espiritual, que ya empieza con la maternidad física. La verdadera crianza de un niño no es simplemente la preocupación por el bienestar del cuerpo del niño, [es también la preocupación por el bienestar espiritual del niño, en una maternidad espiritual]. Esta maternidad espiritual o cuidado por la vida sobrenatural es tan superior a la maternidad física como el alma lo es al cuerpo, como la vida eterna lo es a la de este mundo. Una verdadera madre es también la madre espiritual de sus hijos. Esto es por lo que la Iglesia también necesita mujeres que se entreguen entera y totalmente a la maternidad espiritual. La mujer que se entrega a este, su mayor fin en la vida, puede hacerlo en la vida religiosa [o] en el mundo […], dondequiera y cuando quiera que se entregue a la protección, sustento y apoyo de la vida.
Toda maternidad viene de la Madre de las madres. La Inmaculada Madre de Dios es el modelo para todas las madres […], el ideal, la base, el corazón y la finalidad de toda maternidad de las criaturas. En María [la relación íntima entre el Padre y el Hijo en la Santísima Trinidad…] es una realidad espiritual y corporal : corporal porque ella es la madre física de Dios [… y] espiritual porque le concibió primero en el corazón y después en su cuerpo". Así, en su propia maternidad se convierte en el prototipo e ideal de toda maternidad corporal y espiritual. La maternidad de María es el modelo y canon de todo tipo de maternidad en la tierra [… lo que quiere decir] que la madre experimenta su maternidad al completo cuando la ve a la luz de la maternidad de María.
Antes que nada, se debe aclarar una cosa : [en] la vida cristiana, es absolutamente necesario llevar [la vida] de acuerdo a la voluntad de Dios. Así, […] debemos elegir nuestro estado con el fin de corresponder a la voluntad de Dios. Una mujer es generalmente libre para decidir entre los dos caminos que llevan a la eternidad […], el camino usual del matrimonio y la especial vocación al estado religioso. Son indicaciones de una vocación religiosa cuando una mujer se siente atraída a Dios de un modo especial […] ; si su vocación es el matrimonio, la mujer debe darse absolutamente cuenta de que Dios conoce desde toda la eternidad el novio que le está reservado. Con confianza incondicional en Él, rezará para poder encontrarlo. Debería darse cuenta de que la vía de la vida terrenal en matrimonio es sólo una temporal [… que] el amor por el tú terrenal nunca puede ser un fin en sí mismo, sólo un camino que lleve al amor supremo y eterno, al divino TÚ.
[Después está la tercera vía :] la vida consagrada del laico en el mundo. Sin un hábito o un velo, el ser humano vive como una esposa de Cristo […] en un desierto en que la fe se ha vuelto fría. Donde ningún sacerdote consigue progresar, la mujer consagrada a Dios puede establecer el reino de Dios. Esta vocación es genuinamente femenina […], modesta, escondida, discreta, requiere perseverancia y un sentido maternal de misericordia.
Porque una mujer con tal vocación no recibe protección de fuera […], necesita mucho más una profunda relación esponsal con Cristo. Este es el tercer camino, pero en cierto modo el primero, porque es el que más amor demanda.
Conclusión
"La labor [de una mujer] es dejar que los ideales de virginidad, unión esponsal y maternidad alcancen su plenitud, sabiendo que estas son simplemente las tres manifestaciones de [su] amor, que debe aumentar constantemente hasta su muerte. Pero sólo aumenta :
SI mantiene vivo en ella el ideal actualizado de la feminidad, la Inmaculada y sus imágenes fieles.
SI [despierta y conserva] en su corazón el anhelo de llegar a ser una imagen aún más fiel de la Inmaculada.
SI [dirige] su desligado potencial de amor y su feminidad enteramente hacia Cristo y para amarle como su Camino, Verdad y Vida.
SI [se confía] enteramente a la Inmaculada. Ella debería ser su prototipo para todo. Debería vivir en Ella, la Virgen de las vírgenes, la Esposa del Cordero, la Madre de todo el Cristo, tanto de la Cabeza como del Cuerpo Místico.
De ese modo llevará a toda la creación a su hogar, a Dios, en su corazón por medio de María."
Este libro fue una gran inspiración para mí, pues el padre Stehlin subraya con belleza la misión, la naturaleza y la dignidad de la mujer ; para vivir la vida entera como Virgo, Sponsa, Mater. Como demuestran los extractos, explica porqué una mujer es como es, su misión en la vida y las razones por las que fue hecha como es.
Ahora, tras leer este libro, me siento muy orgullosa de ser mujer, de tener esta clara y única misión en la vida.
Las mujeres de hoy tienen su misión tan completamente retorcida y desvirtuada que no sorprende que no puedan entenderla y, en consecuencia, manejarse en la vida pensando que tiene que ser como los hombres, teniendo trabajos, siendo mujeres de negocios, etc…
Pero en realidad, al contrario que las mujeres en la idea del mundo, el lugar de la mujer es estar escondida, sin que se note, siendo Virgo, Sponsa, Mater, y viviendo estos ideales sea en el hogar, en la vida religiosa, o en el tercer camino como consagrada laica. Si están casadas, deberían esforzarse por el ideal de Virgo, Sponsa, Mater, permitiendo que tanto la maternidad espiritual como la física salgan a la luz por sus hijos. Si no están casadas, deben dejar que su maternidad espiritual salga a la luz por la gente a la que quieren y cuidan. Y, si son religiosas, serán vírgenes perfectas, esposas de Cristo y madres espirituales.
Si las mujeres de hoy pudieran encontrar su VERDADERA misión en la vida, ser Virgo, Sponsa, Mater, podrían restaurar su dignidad perdida y su verdadera naturaleza, y vivir vidas fructíferas como imágenes de la Inmaculada.
Artículo original en el REMANENT