Un llamado a la Santidad
En el inicio de este nuevo año 2012 posiblemente se piense que el llamado a la Santidad es demasiado exigente y difícil para intentar seguirlo. Lo que se requiere es la donación total de sí mismo a Dios y al prójimo. No obstante nuestras debilidades, San Francisco de Sales explica que se aprende a amar a Dios simplemente amándolo. Y que para hacer eso y perseverar creciendo en el amor a Él, algunas directrices prometen un vuelo más seguro y feliz. El avión que despega…. Un proceso parecido se desarrolla cuando se comienza en el vuelo de la santidad. Empieza haciendo pequeños pasitos y practica uno o dos puntos de su itinerario, tal como la Recta Intención y las oraciones breves durante el día.
Puedes experimentar alguna amargura en el comienzo, como San Francisco de Sales prevé, al intentar ser fiel a tus buenos propósitos. Luego, tu itinerario se volverá dulce al paladar por la abundancia del amor divino en tu vida.
El Espíritu Santo habló por el Vaticano II, en nuestros días, al afirmar que: "la santidad es para todo el mundo", repitiendo así el mensaje de Jesús: "Sed perfectos como vuestro Padre celestial es Perfecto" (San Mateo 5-48). Nuestro Señor no puede imponernos lo imposible. Él es un Dios fiel que desea que sus hijos le sean semejantes.
La joven enamorada espera ansiosa que llegue el día de los esponsales para recibir en su casa al esposo; prepara con mimo y gran cuidado todos los detalles, nada se escapa a sus ojos. Pues bien, el alma enamorada del Señor y que busca una unión íntima con Él, no debe descuidar ni las cosas pequeñas ni las grandes, porque lo hecho con gran amor hará las delicias del Señor, Esposo fiel de las almas, que vendrá cuando menos lo esperes. Mientras llega el Mayoral, debes ejercitar la virtud. "Velad y orad para no caer en la tentación" (San Mc 14,38). Porque son tiempos difíciles para el hombre de fe, por las dificultades que este testimonio te traerá aparejadas. Tiempos de confusión y de caos, "de angustia y desolación" (Is. 13,8). Tiempos de incredulidad y de rechazo de Dios. Pidamos con fervor al Señor "que acorte estos tiempos" (San Mateo 24,22).
La escala de Jacob es una excelente imagen de la vida devota, la vida vivida para Dios. Los dos lados verticales representan la oración, que nos obtiene el amor de Dios, y los Sacramentos que nos lo comunican. Los peldaños de la escalera son los pasos del amor. Por ellos, se desciende al empeñarse en ayudar y animar al prójimo o se sube, contemplando, para unirse con Dios en el amor.
En la escalera se encuentran personas que tienen un corazón de ángel, que están llenos de devoción y de vigor. Tienen alas para volar y elevarse mucho, rumbo a Dios, en santa oración, pero, también disponen de pies para caminar con el prójimo en una relación atenta y mutua. Tienen una expresión sosegada y alegre en el rostro, pues reciben todas las cosas con paz y alegría. Sus pensamientos son bendiciones y sus acciones no tienen otro motivo más que agradar a Dios. Usan de este mundo, pero de una manera pura y sincera ocupándose de lo necesario en su estado de vida. Donde estemos, podemos y debemos aspirar a la vida perfecta.