Muchos católicos están familiarizados con la novena de oraciones a "María Desata nudos", pero pocos conocen el origen de esta devoción.

Se origina en una pintura titulada "Maria Knotenlöserin", en español, "María que desata los nudos"; « Knot » que significa nudo y « Löserin » que significa deshacer, desatar. 

La historia cuenta que un joven noble alemán, tenía problemas en la relación con su amada esposa, por lo que con fe comenzó a orar a la imagen de la Virgen María para que intercediera y lograra restablecer la relación de amor y respeto que habían tenido. Las súplicas del joven fueron escuchadas y mejoró la relación con su esposa.

En agradecimiento le pidió a un artista reconocido que pintara una imagen que mostrara el favor obtenido por Nuestra Señora. El artista se llamaba Johann Georg Melchior Schmidtner. 

Según los historiadores la imagen fue donada por el joven noble, para el retablo de las Beatas Vírgenes del Buen Consejo. Al parece durante una guerra este retablo fue destruido, así fue como llego al lugar donde aún se conserva y venera, desde el año 1700, la iglesia de Sankt-Peter am Perlack, en Augsburgo, Alemania.

En este lienzo, de hecho, se representa a la Virgen María con los símbolos de la visión de San Juan en el capítulo 12 del Apocalipsis; "Una mujer vestida del sol, con  la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en la cabeza", a los que se añaden por un lado la figuración de la serpiente del Génesis (símbolo del pecado), que María aplasta bajo su pie, lo que demuestra que María es en cierto modo el antídoto de Eva, por otro lado, la paloma símbolo del Espíritu Santo, que muestra que la Virgen es su esposa, la llena de gracia, aquella que ha hecho fecunda para hacerla Madre del Redentor.

La originalidad del artista se muestra cuando decide pintar a la Santísima Virgen absorta en un trabajo meticuloso y paciente: desentraña con sumo cuidado los complejos nudos de una cinta que le es presentada, a su izquierda por un ángel, mientras que un segundo ángel recibe, a la derecha de la Virgen, esta cinta perfectamente lisa, liberada de cualquier nudo... Esta cinta simboliza las situaciones difíciles, por las cuales nuestras vidas se encuentran desordenadas, incluso envenenadas, y son las manos muy suaves y maternales de Nuestra Señora las que trabajan para restaurar el orden y la claridad. Sólo la fe y el amor pueden desatar los nudos de las dificultades humanas nos alejan de Dios.

En la parte inferior de la pintura, sombrío, hay un joven y un ángel que lo toma de la mano y lo conduce a una iglesia. Algunos lo ven como la representación del joven Tobías y su guía, el arcángel Rafael, el libro de Tobías nos cuenta cómo la divina Providencia intervino en esta familia para desentrañar situaciones que parecían absolutamente imposibles. La evocación de esta historia bíblica es precisa y adecuada, para estimularnos a la oración confiada y perseverante, para obtener la acertada solución de los problemas y dificultades que nos aquejan.

Pero, ¿cómo llego la imagen de la Virgen desata nudos a ser venerada en todo el mundo? Un joven sacerdote jesuita quedó impresionado por esta imagen cuando estudiaba en Alemania en los años 80, posteriormente llevo a su país natal (Argentina) una estampita de la virgen desata nudos. El nombre de pila de ese sacerdote jesuita es, Jorge Bergoglio, ahora papa Francisco, quien es uno de los tantos fieles de esa advocación mariana.

El Papa Francisco, siendo aún Monseñor Jorge Bergoglio, fomentó su veneración primero en Argentina y luego en todo el mundo. 

La fiesta de María que deshace los nudos se celebra el 28 de septiembre. En la Iglesia Católica, no sólo la reconocen como "Madre de Dios, María la que desata los nudos", sino también como "Patrona de los matrimonios y de los conflictos en la vida de las personas y los pueblos".

Oración a "María que deshace los nudos"

Virgen María, Madre del amor hermoso, Madre que nunca ha abandonado a un niño que clama por ayuda, Madre cuyas manos trabajan incesantemente por sus amados hijos, porque son impulsados por el Amor Divino y la Misericordia infinita,

Vuelve tu mirada compasiva hacia mí, ve el manojo de "nudos" que están asfixiando mi vida. Conoces mi desesperación y dolor. Sabes cuánto me paralizan estos nudos, María, Madre a quien Dios ha encargado de deshacer los "nudos", de la vida de tus hijos, pongo la cinta de mi vida en tus manos. En tus manos, no hay un solo nudo que no se pueda deshacer. Madre Todopoderosa, por tu gracia y por tu poder de intercesión con tu Hijo Jesús, mi Libertador, recibe hoy este "nudo"... (nombrarlo, si es posible). Para la gloria de Dios, te pido que lo deshagas y lo deshagas para siempre. Espero en Ti. Tú eres la única Consoladora que Dios me ha dado, Tú eres la fortaleza en mí fragilidad, la riqueza de mis miserias, la liberación de todo lo que me impide estar con Cristo. Escucha mi súplica. Defiéndeme, guíame, protégeme. Tú eres mi refugio asegurado.

María, Tú que desatas los nudos, ruega por nosotros.


El sustituto de la Secretaría de Estado pide en Fátima la intercesión de Nuestra Señora para "desatar los nudos"

12 DE MAYO, 2022 (www.fatima.pt/es) – El Sustituto de la Secretaría de Estado del Vaticano, que presidió esta noche la Procesión de las Velas en Fátima, pidió la intercesión de Nuestra Señora por las noches oscuras de la vida y del mundo, lamentando que "en el banquete de la humanidad" falte el "vino de la fraternidad y de la paz".

A partir de la liturgia proclamada, que narra el episodio de las Bodas de Caná, el prelado advirtió sobre la necesidad de "una mirada de conjunto sobre nuestra vida y el mundo", para discernir cuándo "falta el vino de la fe", cuándo se suman "el fracaso y el cansancio", cuándo "se hacen añicos los sueños", y "se rompen las relaciones y nos asalta la amargura de los conflictos o la soledad".

El Prelado reconoció que, en el mundo actual "los egoísmos y los rencores estallan a menudo, como en este (...) tiempo, en la violencia atroz y bárbara de la guerra, donde no hay ni vencedores ni vencidos, sino sólo lágrimas".

"Sobre la mesa de nuestro mundo, en el banquete de la humanidad, falta el vino de la fraternidad y de la paz, mientras que los egoísmos y los rencores estallan a menudo, como en este nuestro tiempo, en la violencia atroz y bárbara [inhumana] de la guerra, donde no hay ni vencedores ni vencidos, sino sólo lágrimas como las de la Madre de Dios", y que, como nos recordó el Papa Francisco, "son también un signo del llanto de Dios por las víctimas de la guerra que destruye no sólo a Ucrania; (...) destruye a todos los pueblos implicados en la guerra. ¡Todos! Porque la guerra no sólo destruye al pueblo vencido, no, también destruye al vencedor; destruye incluso a aquellos que la observan, con noticias superficiales, para ver quién es el vencedor, quién es el vencido", afirmó.

Reflexionando sobre el sentido de la peregrinación, Mons. Edgar Peña Parra recordó que "esta noche caminamos bajo la mirada amorosa de la Bienaventurada Virgen María para encontrar paz y una nueva luz en nuestros corazones".

 "Hemos llegado aquí de distintos lugares y cada uno de nosotros trae en su propio corazón la petición de una gracia que desea presentar a la Madre del Señor, pidiéndole que deshaga algunos nudos de nuestra vida... aprovechemos esta noche, consagrada a la oración de tantos hermanos y hermanas que, como nosotros, en esta tierra bendita, tienen la certeza de que la Virgen nos escuchará", dice Mons. Edgar Peña Parra en el inicio de la primera Peregrinación Internacional de Aniversario del año, que marca la primera Aparición de la Virgen, ya sin las restricciones de la pandemia, y con la participación de 114 grupos de 23 países.

"Es una peregrinación que simboliza las noches de nuestra vida y del mundo, de aquellas oscuridades que, a veces, nos sorprenden y con las cuales a menudo estamos llamados a enfrentarnos, con la esperanza de que una estrella de lo alto nos muestre el camino", subrayó destacando que esta peregrinación "es también un signo de profunda y renovada confianza en María".

"En la intimidad de esta noche, a la Virgen de Fátima, además de la oración constante pidiendo el don de la paz en Ucrania y en el mundo entero, le pedimos que vele sobre la vida de cada sacerdote y consagrado, de cada joven y adolescente, de cada anciano y enfermo, de cada familia y de cada uno de nosotros, bajo su manto y custodie nuestras vidas", aclaró.

"Miramos a María Santísima, Reina de la paz y de la vida. Nos encomendamos a ella, para que se convierta en portavoz del clamor de nuestros corazones junto a su Hijo. Escuchemos su tierna voz de Madre que nos invita, también hoy, a hacer aquello que Jesús nos pide. v

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