Como remedio contra los espíritus infernales que se han desencadenado en el mundo y en la Iglesia, somos llamados a invocar y buscar la ayuda de San Miguel Arcángel. Dice el Cardinal Mermillod : 

"En estos tiempos, cuando la misma base de la sociedad está tambaleándose como consecuencia de haber negado los derechos de Dios, debemos revivir la devoción a San Miguel y con él gritar : "¡¿Quién como Dios ? !"

San Francisco de Sales manifiesta :

"La veneración a San Miguel es el más grande remedio en contra de la rebeldía y la desobediencia a los mandamientos de Dios, en contra del ateísmo, escepticismo y de la infidelidad."

Precisamente, estos vicios son muy evidentes en nuestros tiempos. Más que nunca en nuestra era actual necesitamos la ayuda de San Miguel en orden a mantenernos fieles en la Fe. Los escándalos en el seno de la Iglesia por parte de algunos jerarcas y sacerdotes, la falta de fe y la tibieza de muchos, han infiltrado todos los sectores de la sociedad humana. Hemos entrado en un momento único en la historia de la Iglesia. Algunos buscarán paralelismos históricos en ésta o aquella herejía, en ésta o aquella crisis, pero la mayoría fallará. En gran parte fallarán porque están equivocados, pero también porque hacen esa comparación para trivializar. Se quieren consolar a sí mismos, o a otros, con la idea de que "ya hemos pasado por esto antes, y volveremos a salir de esto".

Pero no es cierto, no hemos pasado por esto antes, y muchos de nosotros no saldremos de esto. Cada vez somos más los que somos conscientes de ello. Esta es una batalla por las almas, y es mejor saber que algunas se perderán.

Es nuestra misión como fieles católicos confesar nuestra fe con valentía y gozo, y demostrar con celo nuestro amor por Jesucristo y Su Iglesia.

Como individuos, como naciones, como Iglesia, estamos en gran batalla espiritual. Es nuestro deber de amor usar todas las armas espirituales para batallar con amor, fortaleza y astucia. La Virgen dijo a la Venerable María Agreda : "Mi hija, no hay palabras humanas que puedan describir el horror del mal que hay en Lucifer y en sus secuaces ; y cómo sus dardos están dirigidos a la destrucción del hombre. Su gran malicia, su astucia, sus mentiras, sugerencias, sus insinuaciones y tormentos se dirigen a la mente y al corazón humano. Él trata de aplastar toda obra buena, de destruirla, de esconderla. Toda la malicia que su mente es capaz de poseer quiere inyectarla en las almas. Contra estos ataques, Dios da su admirable protección, si el hombre tan solo cooperara y correspondiera".

Si en este tiempo, tuviéramos el coraje de reprender al maligno y clamar la asistencia de San Miguel, el príncipe de la milicia celestial, el enemigo por seguro saldría huyendo. Si deseamos tener su protección, debemos imitar sus virtudes, especialmente su humildad y su celo por la gloria de Dios.

Necesidad urgente

Invitamos a todos los fieles laicos que pidan en sus parroquias se rece la oración a San Miguel, Príncipe de la Milicia Celestial, en nuestra lucha contra los principados y potestades. El Papa León XIII compuso esa magnífica oración a San Miguel y ordenó que se recitara después de la celebración de la Misa. El Papa Pío XI pidió a los fieles oraran esta oración para pedir la restauración de la libertad religiosa en Rusia y fue popularmente ligada a la oración de petición en Fátima por la conversión de Rusia, cuyos "errores" se esparcían por todo el mundo. Ya que la Unión Soviética fue el país pionero en el comunismo y el aborto, podemos con razón ver en nuestras sociedades un despliegue de ideas nefastas comunistas y socialistas como también de la industria moderna del aborto como una extensión de los "errores" del comunismo ateo.

Aún cuando ya no es obligatorio desde 1965, un creciente número de parroquias y de personas están volviendo a rezar a San Miguel después de la Santa Misa. El mismo Papa San Juan Pablo II urgió a los fieles en 1994 "…que la recen para obtener la ayuda en esta batalla contra las fuerzas obscuras y contra el espíritu de este mundo."

Estamos convencidos de que la invocación a San Miguel Arcángel para obtener su protección es necesaria en la victoria de la Iglesia sobre los ataques satánicos en contra de millones de vidas inocentes que caracteriza al mundo moderno y por el ataque del maligno a la Iglesia.

Anécdota : San Anselmo cuenta de un religioso piadoso que a punto de morir recibía grandes asaltos del demonio. El demonio se le apareció acusándole de todos los pecados que había cometido antes de su bautismo (tardío). San Miguel se aparece y le responde que todos esos pecados quedaron borrados con el Bautismo. Entonces Satanás le acusa de los pecados cometidos después del Bautismo. San Miguel le contesta que estos fueron perdonados en la confesión general que hizo antes de profesar. Satanás, entonces, le acusa de las ofensas y negligencias de su vida religiosa. San Miguel declara que ésos han sido perdonados por sus confesiones y por todos los buenos actos que hizo durante su vida religiosa, en especial la obediencia a su superior, y que lo que le quedaba por expiar lo había hecho a través del sufrimiento de su enfermedad vividos con resignación y paz.

En los escritos de San Alfonso de Ligorio encontramos : "Había un hombre polaco de la nobleza que había vivido muchos años en pecado mortal y lejos de la vida de Dios. Se encontraba moribundo y estaba lleno de terror, torturado por los remordimientos, lleno de desesperación. Este hombre había sido devoto de San Miguel Arcángel y Dios en su misericordia permitió que este arcángel se le apareciera.   San Miguel le alentó al arrepentimiento, diciéndole que había orado por él y le había obtenido más tiempo de vida para que lograra la salvación. Al poco rato, llegan a la casa de este hombre dos sacerdotes dominicos, que dijeron se les había aparecido un extraño joven pidiéndoles que fueran a ver a este hombre moribundo. El hombre se confesó con lágrimas de arrepentimiento, recibió la Santa Comunión y en brazos de estos dos sacerdotes murió reconciliado con Dios.