Siete obispos han firmado la « Profesión de las verdades inmutables respecto del matrimonio sacramental »
El obispo Andreas Laun, auxiliar emérito de Salzburgo (Austria, ha añadido su nombre a la « Profesión de Verdades Inmutables sobre el Matrimonio Sacramental », llevando el número de firmantes a seis obispos más un cardenal, ha confirmado LifesiteNews.
El martes 2 de enero, el arzobispo Tomash Peta, Metropolitano de Astana, el obispo Athanasius Schneider, auxiliar de Astana, y el Arzobispo Jan Pawel Lenga, obispo emérito de Karaganda -diócesis de Kazajistán-, emitieron una « pública e inequívoca profesión de la verdad » respecto a la enseñanza de la Iglesia sobre la indisolubilidad del matrimonio como una « servicio de caridad en la verdad » a la Iglesia de hoy y al Papa.
El obispo Laun, que acaba de adherirse a la profesión, es miembro de los Oblatos de San Francisco de Sales. Fue ordenado sacerdote el 29 de junio de 1967, y ordenado obispo auxiliar de Salzburgo el 25 de marzo de 1995. Laun también ha sido profesor de teología moral en la Facultad de Filosofía y Teología de Heiligenkreuz [Santa Cruz], Austria.
En diciembre de 2016, Mons. Laun dijo en una entrevista que él compartía las preocupaciones de los cuatro cardenales de los dubia sobre ciertos pasajes de la exhortación apostólica Amoris Laetitia. « He leído las preocupaciones de los cuatro cardenales, y estoy de acuerdo con ellos », dijo. « Adicionalmente, conozco personalmente y de manera especial a los Cardenales Meisner y Caffarra y sé lo competentes que son. Con ellos, estoy en la mejor compañía ».
Mons. Laun cumplió 75 años de edad el 13 de octubre del año pasado. El papa Francisco aceptó su renuncia el mismo día por razones de edad.
Su apoyo a la profesión lleva a siete el número total de firmantes. El pasado viernes, el cardenal Janis Pujats, azobispo metropolitano emérito de Riga, Letonia, firmó el documento. El jueves, el ex nuncio apostólico para los EE. UU. arzobispo Carlo María Viganò y el arzobispo emérito Luigi Negri, unieron sus nombres al texto.
Sigue unos extractos del texto de los tres obispos de Kasakhstan :
« Después de la publicación de la Exhortación Apostólica "Amoris laetitia" (2016) diversos obispos han emitido a nivel local, regional y nacional normas concernientes a la aplicación de la disciplina sacramental a los fieles llamados "divorciados vueltos a casar", quienes se unieron en una convivencia estable more uxorio con una persona que no es su legítimo cónyuge, pese a que esté vivo quien sí tiene esa condición, con quien está unido por un válido vínculo matrimonial.
Las normas mencionadas prevén, entre otras cosas, que en casos individuales las personas llamadas "divorciados vueltos a casar", puedan recibir los sacramentos de la Penitencia y de la Santa Comunión, pese a continuar viviendo habitual e intencionalmente more uxorio con una persona que no es su legítimo cónyuge. Tales normas han recibido a menudo aprobación de parte de diversas autoridades jerárquicas y algunas de ellas fueron inclusive dadas por buenas por la suprema autoridad de la Iglesia.
La difusión de dichas normas pastorales eclesiásticamente aprobadas han causado una notable y creciente confusión entre fieles y en el clero ; confusión ésta que toca manifestaciones centrales de la vida de la Iglesia, como lo son el matrimonio sacramental que da origen a la familia, la iglesia doméstica y el sacramento de la Santísima Eucaristía.
Según la doctrina de la Iglesia sólo el vínculo matrimonial sacramental constituye una iglesia doméstica (cf. Concilio Vaticano II, Lumen gentium, 11). La admisión de los fieles "divorciados vueltos a casar" a la Santa Comunión, que es la expresión máxima de la unidad de Cristo-Esposo con Su Iglesia, significa en la práctica un modo de aprobación y legitimación del divorcio y, en ese sentido, una especie de introducción del divorcio en la Iglesia.
Las mencionadas normas pastorales se revelan de hecho y con el tiempo un medio de difusión de la "plaga del divorcio", expresión usada por el Concilio Vaticano II (cf. Gaudium et spes, 47). Se trata de una difusión de esta "plaga del divorcio" inclusive en la propia vida de la Iglesia, cuando Ésta debería ser en cambio – a causa de su fidelidad incondicional a la doctrina de Cristo – un baluarte y una señal inconfundible de contradicción contra la plaga del divorcio cada vez más difusas en la sociedad civil.
De modo inequívoco y sin admitir ninguna excepción Nuestro Señor y Redentor Jesucristo ha reconfirmado solemnemente la voluntad de Dios en lo que dice respecto a la prohibición absoluta del divorcio. Una aprobación y legitimación de la violación de la sacralidad del vínculo matrimonial, aunque lo sea indirectamente por medio de la mencionada nueva disciplina sacramental, contradice en modo grave la expresa voluntad de Dios y Su mandamiento. Tal práctica representa por lo tanto una alteración substancial de la disciplina sacramental bimilenaria de la Iglesia. Además, con el correr del tiempo, una disciplina substancialmente alterada acarreará también una alteración de la correspondiente doctrina.
El constante Magisterio de la Iglesia, comenzando por las enseñanzas de los Apóstoles y de todos los Sumos Pontífices, ha conservado y trasmitido fielmente ya sea en la doctrina (en la teoría), ya sea en la disciplina sacramental (en la práctica), de modo inequívoco, sin sombra alguna de duda y siempre en el mismo sentido y con idéntico significado (eodem sensu eademque sententia) la cristalina enseñanza de Cristo con respecto a la indisolubilidad del matrimonio.
En vista de la importancia de la doctrina y de la disciplina del matrimonio y de la Eucaristía, la Iglesia está obligada a hablar con la misma voz. Por lo tanto, las normas pastorales que dicen respecto a la indisolubilidad del matrimonio no deben contradecirse entre una diócesis y otra, entre un país y otro. La Iglesia ha observado este principio, como lo atestigua San Ireneo de Lyon, desde los tiempos de los Apóstoles : "Si bien la Iglesia está difundida por todo el mundo hasta los extremos de la tierra, por el hecho de haber recibido de los Apóstoles y de los discípulos la fe, conserva esta predicación y esta fe con cuidado y – como si habitase en una sola casa – cree en ella de la misma manera, como si tuviese una sola alma y un solo corazón y con voz unánime, como si tuviese una sola boca, predica la verdad de la fe, la enseña y la transmite" (Adversus haereses, I, 10, 2). Santo Tomás de Aquino nos transmite el mismo perenne principio de la vida de la Iglesia : "Hay una sola y misma fe de los antiguos y de los modernos ; si no, no habría una única y misma Iglesia" (Questiones Disputatae de Veritate, q. 14, a. 12c).
Permanece actual la siguiente amonestación del Papa Juan Pablo II : "La confusión, creada en la conciencia de numerosos fieles por la divergencia de opiniones y enseñanzas en la teología, en la predicación, en la catequesis, en la dirección espiritual, sobre cuestiones graves y delicadas de la moral cristiana, termina por hacer disminuir, hasta casi borrarlo, el verdadero sentido del pecado" (Exhortación Apostólica Reconciliatio et paenitenia, 18). »
A continuación siguen varias afirmaciones del Magisterio de la Iglesia, que por razones de espacio no las colocamos aquí, pero les animamos a que las lean en el siguiente enlace :
http ://infocatolica.com/ ?t=ic& ;cod=31301