María Leonia Paradis, monja canadiense, será canonizada en Roma el 20 de octubre de 2024

El 24 de enero de 2024, el papa Francisco autorizó la promulgación de un decreto del Dicasterio para las Causas de los Santos por el que se reconoce un milagro atribuido a la intercesión de la beata Marie-Léonie Paradis (1840-1912), monja canadiense fundadora del Instituto de las Pequeñas Hermanitas de la Sagrada Familia.

En la Iglesia Católica, es necesario un milagro, obtenido por intercesión de una persona, para que sea declarada beata (beatificada), y después otro milagro para que sea declarada santa (canonizada). La Madre Marie-Léonie Paradis fue beatificada por el Papa Juan Pablo II el 11 de septiembre de 1984, durante una misa en el Parc Jarry de Montreal (Canadá), ante una multitud de casi 300.000 personas.

El milagro reconocido para la canonización de Sor Marie-Léonie Paradis se refiere a la curación - inexplicada por los médicos y considerada milagrosa por el Vaticano - de una recién nacida tras una "asfixia perinatal prolongada con fallo orgánico múltiple y encefalopatía" en Saint-Jean-sur-Richelieu, Quebec, en 1986.

El 30 de octubre de 1986, la madre, embarazada de 41 semanas, llegó al hospital de Saint-Jean-sur- Richelieu, donde empezó a tener contracciones espontáneas. Unos minutos antes de que naciera el bebé, los médicos observaron una desaceleración significativa de la frecuencia cardíaca fetal con signos de hipoxia prenatal. A las 22.19 horas nació el bebé, pero no presentaba actividad respiratoria. Tras un minuto de vida, se reanudaron los latidos, pero el bebé no respondió a la estimulación.

La niña fue reanimada inmediatamente con asistencia respiratoria, pero con malos resultados, por lo que fue enlubada e ingresada en cuidados intensivos. Al día siguiente, 31 de octubre, poco menos de dos horas después del nacimiento, la recién nacida fue trasladada al Hospital Infantil de Montreal, mejor equipado para la atención neonatal. La segunda noche después del nacimiento, entre el viernes 31 de octubre y el sábado 1 de noviembre, se invocó a Marie-Léonie Paradis; el lunes siguiente, 3 de noviembre, se realizó una segunda invocación. El 9 de noviembre de 1986, 10 días después del parto, el recién nacido fue dado de alta en buen estado de salud y sin prescripción médica.

Hoy, esta niña, Marie-Nicole, es una joven profesora de idiomas. El reconocimiento de este milagro abrió la puerta a la canonización de la beata Marie-Léonie Paradis. El 1 de julio de 2024, el Papa Francisco anunció que esta canonización tendría lugar en la Plaza de San Pedro el domingo 20 de octubre de 2024. Once mártires franciscanos de Damasco y otros dos fundadores de comunidades religiosas, Giuseppe Allamano para los Misioneros de la Consolata y Elena Guerra para los Oblatos del Espíritu Santo, también serán canonizados durante la misma celebración.

He aquí los principales rasgos de la vida de esta nueva santa, cuyo ejemplo puede enseñarnos aún hoy muchas cosas.

Su infancia

Virginie-Alodie Paradis nació el 12 de mayo de 1840 en L'Acadie, un pequeño pueblo que entonces formaba parte de la diócesis de Montreal, actualmente parte de la diócesis de Saint-Jean-Longueuil y fusionada con la ciudad de Saint-Jean-sur-Richelieu, Quebec. Bautizada con el nombre de Virginie-Alodie, Élodie le venía de familia.

Era la única hija y la tercera de seis hermanos, cuatro de los cuales sobrevivirían. Sus padres, Joseph Paradis y Émilie Grégoire, trabajaron duro para ganarse la vida en un entorno rural. Heredó la bondad y la dulzura de uno, así como la firmeza y la caridad del otro.

Para mantener a su familia, el padre de Élodie Paradis se trasladó hacia 1845 a Rang de la Tortue, no lejos del pueblo de Saint-Philippe-de-Laprairie, donde alquiló un molino en desuso y se dedicó a cortar madera, moler grano y cardar lana. Cuando Élodie cumplió nueve años, su madre decidió enviarla a un internado dirigido por las hermanas de la Congrégation de Notre-Dame en Laprairie. Ese mismo año, su padre se exilió en California en busca de oro, y la familia vivió durante un tiempo en Napierville, donde Élodie continuó sus estudios, pero sólo durante unos meses. En 1850, regresó al internado de Laprairie.

Enterada por un vecino, el joven Camille Lefebvre, de la existencia de una comunidad de monjas en el seno de la familia Sainte-Croix, Élodie se presenta al noviciado de las Hermanas Marianitas de Santa Cruz en Saint-Laurent, cerca de Montreal, el 21 de febrero de 1854 (Camille Lefebvre, 9 años mayor que Élodie, será más tarde Padre de Santa Cruz, y desempeñará un papel decisivo en la fundación de las Hermanitas de la Sagrada Familia).

Elodie aún no había cumplido 14 años. Es en vano que su padre intenta convenser la de regresar a casa, cuando él vuelve de California. Es admitida como novicia con el nombre de Sor Marie-de-Sainte-Léonie. En 1856, es maestra en Sainte-Scholastique (Mirabel) y profesa el 22 de agosto de 1857. Luego fue maestra, supervisora y secretaria de la superiora en Varennes, Saint-Laurent y Saint-Martin (Laval). 

Marianitas

En 1862, la envían a Nueva York, donde las Marianitas dirigen un orfanato, un hospicio y una escuela para los niños pobres de la parroquia de San Vicente de Paul. Ocho años más tarde, se unió a la rama americana de las Hermanas Marianitas de la Santa Cruz y fue a Indiana para enseñar francés y costura a las hermanas que se dedicaban a la enseñanza.

 Tras una breve estancia en Michigan, la hermana Marie-Léonie fue llamada en 1874 para dirigir un grupo de novicias y postulantes en el Saint Joseph's College de Memramcook (Nuevo Brunswick). El colegio, fundado en 1864 por su compatriota Camille Lefebvre, necesitaba reclutas para "ocuparse de la gestión doméstica y del departamento culinario". Fue allí donde Élodie Paradis pudo realizar lo que entonces consideraba su vocación: ayudar y colaborar con los padres de Sainte-Croix en la labor de educar a los jóvenes acadianos.

En 1874, el padre Lefebvre declaraba: "No sabe cuánto me alegro [de tener a mi lado] por fin a alguien en quien puedo confiar el cuidado de la economía doméstica y la buena marcha de la sección culinaria, tan importante en un colegio".

Las Hermanitas de la Sagrada Familia

La situación precaria del colegio debido a la falta de material y de personal de apoyo, indispensable para su buen funcionamiento, pero también el bajo nivel de instrucción de los acadios y la ausencia de establecimientos para acoger a las jóvenes aspirantes a la vida religiosa, confirmaron a la hermana Marie- Léonie en su proyecto. El 26 de agosto de 1877, 14 niñas acadias del asilo que dirigía, vistieron un hábito especial; en 1880, el Consejo General de los Padres de la Santa Cruz aceptó la idea de una nueva fundación para las necesidades de los colegios, el Instituto de las Pequeñas Hermanitas de la Sagrada Familia, que era independiente del de las Hermanas de la Santa Cruz.

En opinión de Alfred-Valère Roy, sucesor del padre Lefebvre, las acciones de éste y de la madre Marie- Léonie contribuyeron a "salvar la nacionalidad acadiana, amenazada y condenada a la anglización" tanto por los católicos irlandeses como por los protestantes. Nombrada superiora de la nueva comunidad, la madre Marie-Léonie intentó en repetidas ocasiones obtener la aprobación del obispo de Saint John (Nuevo Brunswick), John Sweeny, para su familia religiosa, pero fue en vano.

En 1895, conoció al obispo Paul LaRocque de Sherbrooke, Quebec, quien buscaba personal doméstico para su seminario. Acepta recibir la casa madre y el noviciado de las Hermanitas en su diócesis y darles su aprobación. Después de 21 años en Acadia, la fundadora y sus 90 monjas se instalan en Sherbrooke el 5 de octubre de 1895. El 26 de enero de 1896, Monseñor LaRocque concede la aprobación canónica, consagrando el reconocimiento del instituto por la Iglesia.

Desde entonces, Madre Marie-Léonie se dedicó a dar una regla de vida a su instituto y a desarrollar en las hermanas un espíritu de sonriente sencillez, generosidad y fraternidad. Monseñor LaRocque dirá que pasó toda su vida dándose a sí misma: "Siempre tenía los brazos abiertos y el corazón en la mano, una risa buena y franca en los labios, recibiendo a todo el mundo como si fuera Dios mismo. Era todo corazón."

Sólo el 2 de octubre de 1904, para complacer al obispo y a sus hijas, decidió vestir el hábito propio de su Instituto. Su principal recomendación a sus hijas era que había que ayudar material y espiritualmente al sacerdote, venerando en él la persona misma de Cristo. Este ministerio, visto con los ojos de la fe, sería considerado sublime por ellas.

Con este espíritu, la Madre Marie-Léonie creó el ambiente de la Sagrada Familia de Nazaret, un ambiente de pureza y de paz, de orden y de discreción.

Aunque no tenía estudios particulares, dejándose guiar por la adoración de la Eucaristía y la lectura del Evangelio, enseñó a leer y escribir a un gran número de muchachas, orientándolas hacia la vida religiosa y hacia una tarea tan sublime y al mismo tiempo tan humilde.

El Instituto tuvo un gran éxito y, con ocasión de sus bodas de oro, la Madre Léonie asistió a la inauguración de la nueva Casa de las Hermanas el 21 de julio de 1907.

En 1959, el Instituto alcanzó su mayor número de profesas, 1103 Hermanitas de la Sagrada Familia. A partir de entonces, el número de entradas comenzó a disminuir gradualmente, pero las necesidades en las diversas instituciones se mantuvieron. 

Partida hacia el Cielo

Gravemente enferma de cáncer maligno, la Madre Marie-Léonie lo soportó todo durante mucho tiempo sin demostrarlo, hasta que su salud se deterioró repentinamente y tras recibir los últimos sacramentos, murió el 3 de mayo de 1912 en Sherbrooke, la víspera (9 días) de su 72 cumpleaños, después de haber dirigido su comunidad durante 32 años.

En la mañana del 3 de mayo de 1912, tuvo la alegría de recibir el permiso para imprimir la "Pequeña Regla" de las Constituciones, pacientemente esperada durante veinte años. Después de la cena, murió repentinamente, tras haber dicho por la tarde a una enferma: "¡Adiós al cielo!"

Durante su vida, presidió 38 fundaciones en Quebec, Nuevo Brunswick, Ontario y Estados Unidos, la mayoría de ellas en colegios, algunas en obispados. A su muerte, el instituto contaba con unos 635 miembros.

Sus funerales fueron verdaderamente triunfales. Fue enterrada en el cementerio Saint-Michel de Sherbrooke, y exhumada el 4 de octubre de 1935 para ser trasladada a la Casa Madre de las Hermanitas de la Sagrada Familia en la misma ciudad.

 Desde el 31 de mayo de 2017, el relicario de la Madre Marie-Léonie se encuentra en el transepto sur de la Basílica Catedral Saint Michel de Sherbrooke, donde los fieles pueden acudir a presentar sus oraciones.

Tras la beatificación, el 11 de septiembre de 1984, el mismo lugar se transformó en oratorio, ya que se podía rezar públicamente a la Madre María Leonie. En 2017, la venta de la Casa Generalicia de Sherbrooke permitió el traslado de la reliquia de la beata María Leonie. El 10 de diciembre de 2017, bajo el altar del transepto sur de la Basílica-Catedral de Saint-Michel de Sherbrooke, la gran reliquia que contiene los restos mortales de la Madre María Leonie fue instalada definitivamente en su santuario y el obispo Luc Cyr la bendijo durante el oficio vespertino de Vísperas.

El carisma de servicio de la Madre Marie-Léonie era tan contagioso que más de 2.000 mujeres la siguieron. Su apostolado floreció en más de 200 centros educativos y evangelizadores de Canadá, Estados Unidos, Italia, Brasil, Haití, Chile, Honduras y Guatemala.

 La página web oficial de las Hermanitas de la Sagrada Familia afirma: "Siguiendo el ejemplo de la Madre Marie-Léonie, las Hermanitas de la Sagrada Familia tratamos de implicarnos personalmente en el apoyo espiritual y material de los sacerdotes, para que puedan concentrarse en su propia misión. Comprometidas así al servicio de la Iglesia, cultivamos la caridad eligiendo una vida de piedad y dedicación.

"Con el tiempo, la situación ha cambiado y nos hemos adaptado a las necesidades. Nuestra sucesión en Centroamérica ha permitido a nuestra comunidad seguir apoyando a los sacerdotes en las instituciones y, sobre todo, en las parroquias. Cuando, por razones de edad o enfermedad, ya no podemos desempeñar nuestras tareas, seguimos llevando a cabo nuestra misión a través de la oración. La oración es una parte importante de nuestra vida de consagradas. La utilizamos para el bien del mundo, especialmente el del sacerdocio.

"En 1962 se fundó la primera misión en Tegucigalpa (Honduras). Al año siguiente, una mujer hondureña se unió a la comunidad. Fue la primera, pero no la última. Las vocaciones centroamericanas fueron tan numerosas que, en 1975, se inauguró una casa central en Miraflores. Todavía en los años sesenta, otras monjas fueron enviadas a Brasil, Chile y Haití.

"Las experiencias de las misioneras de las Hermanitas de la Sagrada Familia en estos lugares han sido positivas y enriquecedoras, pero no han traído nuevas vocaciones a nuestro Instituto. Una nueva misión comenzó en Guatemala en 1990.

"Desde 1880, se han atendido 185 lugares de misión. Hoy quedan 16, incluyendo 1 en Quebec, 13 en Honduras y 2 en Guatemala. La casa central en Honduras fue reconstruida en 2021 para satisfacer las necesidades cambiantes de esta creciente comunidad. Es en estas nuevas generaciones de hijas de la Madre Marie-Léonie que las mujeres canadienses y americanas han depositado su confianza para asegurar la continuidad del Instituto y el cumplimiento de su misión."

Fuentes: Source ww.biographi.ca/fr/bio/paradis_elodie_14E.html

www.centremarie-leonieparadis.com

ww.causesanti.va/it/santi-e-beati/marie-leonie-paradis.html