San Padre Pío de Pietrelcina (1887-1968), envió en 1950 una carta al Vaticano relatando cómo se producirá el Apocalipsis.
Este gran santo, además de los numerosos milagros que realizó durante su vida sacerdotal tenía apariciones de ángeles, demonios, almas del purgatorio, de la Santísima Virgen María y de Jesucristo ; poseía una serie de sorprendentes dones como la clarividencia y la capacidad de leer las conciencias, la curación de enfermedades mediante el poder de la oración, la levitación, la xenoglosia y la bilocación o la capacidad de estar en dos lugares al mismo tiempo.
Sin embargo, este sacerdote italiano sería más conocido, sobre todo, por sufrir los estigmas de nuestro Señor Jesucristo en sus manos, pies y costado, heridas que, según numerosos testigos, desprendían una inexplicable fragancia de flores. Según se sabe hoy, el Padre Pío recibió de Dios los estigmas pasionarios el 20 de septiembre de 1918, llevándolos consigo visiblemente durante 50 años, desapareciendo éstos sin dejar cicatriz alguna, 3 días antes de su fallecimiento.
El siguiente es un extracto de esta carta personal o epístola escrita por el Padre en 1950, dirigida a la Comisión de Heroldsbach, indicada por el Vaticano, el cual testifica la verdad y realidad de estas revelaciones dadas por Nuestro Señor Jesucristo al Padre Pío ; la cual nos avisa del inminente castigo a la humanidad. El contenido de esta epístola, por cierto, tenía una gran particularidad : le habría sido revelado al Padre Pío por Jesucristo en persona, para prevenir a los fieles y a los impíos cómo se iba a producir el fin de los tiempos y el inminente castigo a la humanidad.
Según informó en su momento el Padre Pío, para comprender mejor esta carta, había que remitirse a lo que dice San Pedro en la segunda carta (III 2-12), cuando afirma que "…para que tengáis presentes las palabras predichas por los santos profetas y el mandato que el Señor y Salvador ha transmitido por vuestros apóstoles ; sabiendo ante todo que en los últimos días vendrán impostores burlones que, mientras viven según sus propias concupiscencias, dirán : " ?Dónde está la promesa de su Parusía ? […] pero que los cielos de hoy y la tierra están, por esa misma palabra, reservados para el fuego, guardados para el día del juicio y del exterminio de los hombres impíos. A vosotros empero, carísimos, no es os escape una cosa, a saber, que para el Señor un día es como mil años y mil años son como un día. […] Pero el día del Señor vendrá como ladrón, y entonces pasarán los cielos con gran estruendo, y los elementos se disolverán para ser quemados, y la tierra y las obras que hay en ella no serán más halladas. Si, pues, todo ha de disolverse así ¿cuál no debe ser la santidad de vuestra conducta y piedad para esperar y apresurar la Parusía del día de Dios, por él cual los cielos encendidos se disolverán y los elementos se fundirán para ser quemados ?".
El extracto de la epístola es el siguiente : "Si no hiciereis penitencia todos igualmente pereceréis. Perseverad en la oración para que el adversario no tenga dominio sobre vos. Decid al pueblo que esté preparado en todo momento porque Mi juicio caerá sobre ellos repentinamente y cuando menos lo esperen. Nadie escapará de Mi mano, los encontraré a todos. Protegeré al justo. Observad el sol, la luna y las estrellas de los cielos y cuando aparezcan indebidamente alterados y revueltos, debéis saber que no está lejano el día. Permaneced unidos en la oración y vigilantes hasta que el ángel de la destrucción haya pasado de vuestras puertas. Rogad para que esos días sean acortados. Una y otra vez he avisado a los hombres y a menudo les he dado oportunidades especiales para volver al verdadero camino, pero ahora la perversidad ha alcanzado su punto máximo y el castigo no puede aplazarse por más tiempo…Decid a todos los hombres que ha llegado el tiempo en que todas estas cosas se cumplirán. Mi bien amado, tened confianza que estoy entre vosotros. Mi reino será glorificado, y Mi nombre será bendito desde la salida hasta la puesta del sol y Mi reino no tendrá fin. Rogad, haced reparación, sed fervientes y mortificados. Muchas cosas están en peligro. Rogad…Mantened las ventanas bien cubiertas. No miréis fuera. Encended una vela bendita que bastará para muchos días. Rezad el Rosario, leed libros espirituales y haced actos de amor que tanto Nos agradan. Rezad con los brazos extendidos o postrados sobre el suelo de manera que se puedan salvar muchas almas. Los hombres corren hacia el abismo del infierno, dedicados a las diversiones y a pasarlo bien, como si fueran a un baile de máscaras o a las fiestas de una boda del mismo diablo. La medida del pecado está colmada y el día de la venganza, con sus terroríficos sucesos, está cerca, más cerca de lo que os podéis imaginar, y el mundo duerme en una falsa seguridad. El juicio Divino los golpeará como una descarga de rayos. Este pueblo sin Dios y perverso será destruido sin piedad como los habitantes de Sodoma y Gomorra de la antigüedad. Sí, Yo os digo que su perversidad no fue tan grande como la de los seres humanos actuales. No salgáis de casa. Haced acopio de alimentos. ¡Se desatarán las fuerzas de la naturaleza y una lluvia de fuego hará temblar de miedo a las gentes ! Tened valor, estoy entre vosotros.
Cuidad de los animales en esos días. Soy el Creador y preservador de todos los animales, así como del hombre. Os daré de antemano algunos signos para que en ese tiempo pongáis más alimento delante de los animales. Preservaré la propiedad del escogido, incluyendo los animales, pues ellos necesitarán sustento después. Que nadie atraviese los recintos ni salga incluso para alimentar a los animales. El que dé un paso fuera perecerá. Cubrid las ventanas cuidadosamente. Mi escogido no deberá ver Mi ira. Tened confianza en Mí. Yo seré vuestra protección. Vuestra confianza me obliga a ir en vuestra ayuda. La hora de Mi llegada está cerca, pero mostraré misericordia. Los tiempos serán testigos de los más terribles castigos. Mis ángeles, que serán los ejecutores de este trabajo, están preparados con sus afiladas espadas. Tendrán especial cuidado en aniquilar a todos aquellos que se burlan de Mí y no creen en mis revelaciones. Huracanes de fuego se derramarán a través de las nubes y se extenderán por toda la tierra durante dos días ; una lluvia ininterrumpida de fuego tendrá lugar. Empezará durante una noche muy fría, y todo esto para probar que Dios es el dueño de la creación. A aquellos que estén en estado de gracia no les sucederá ningún mal, ni tampoco a los que busquen la protección de Mi bendita Madre María Santísima.
Para que estéis preparados para estas visitas os daré los siguientes signos e instrucciones : -La noche será muy fría. El viento rugirá y a continuación se oirán rayos y centellas. Cerrad vuestras puertas y ventanas, y no habléis a nadie fuera de la casa. -Arrodillaos delante de un crucifijo, arrepentíos de vuestros pecados y pedid la protección de Mi bendita Madre María Santísima. No miréis durante el terremoto porque la cólera de Dios es Santa.
El viento traerá consigo gases envenenados que serán difundidos sobre la tierra entera. Aquellos que sufran y mueran inocentemente serán mártires y estarán conmigo en Mi Reino. Satanás triunfará, pero al cabo de tres noches el terremoto y el fuego cesarán. Después de estos días el sol volverá a brillar y los ángeles descenderán del cielo y extenderán el espíritu de paz sobre la tierra. Un sentimiento de inmensa gratitud tomará posesión de aquellos que sobrevivan a ésta terrible prueba, el inminente castigo con que Dios haya visitado la tierra desde la creación.
Con que indiferencia miran los hombres estas cosas que tan pronto caerán sobre ellos, contrariamente a lo que esperaban. Con que indiferencia se preparan para estos inauditos hechos por los cuales tendrán que pasar en breve. El peso de la Divina balanza ha alcanzado la tierra. La ira de Mi Padre se derrama sobre el mundo entero. Estoy de nuevo avisando al mundo a través vuestro, como a menudo he hecho en otros tiempos. Los pecados de los hombres se han multiplicado sin medida ; las irreverencias en la Iglesia, orgullo pecaminoso cometido en fingidas actividades religiosas, falta de amor fraterno… ¡El mundo está lleno de iniquidades !
Rezar el Rosario, pero orar bien, para que vuestras oraciones puedan alcanzar el Cielo. Mi querida Madre María Santísima, San José, Santa Isabel, San Conrado, San Miguel, San Pedro, Santa Teresa y vuestros ángeles custodios serán vuestros intercesores, implorad su ayuda. Valientes soldados de Cristo, a la vuelta de la luz, dad cada uno gracias a la Santísima Trinidad por su protección. La devastación será grande, muy grande, pero Yo vuestro Dios habré purificado la tierra. Estoy con vosotros, tened confianza en Mí. Pensad, el tiempo es breve. Sí, pensad que esto es para que cambiéis, para que vuestra vida sea amor. Pensad que podéis morir dentro de un momento. Que tal vez muchos de vosotros que leéis estas líneas no amaneceréis…
Tomad todo esto como misericordia y amor del Dios que es amor y por amor ya no permitirá que os perdáis más. ¡Cambiad ! No penséis más en lo vano, pensad en lo eterno, que para eso fuisteis creados, para vivir eternamente. Rogad, sí, para que se os conceda la gracia de tener el alma preparada para recibir la muerte en gracia de Dios. ¡Esto es lo más importante ! ".
La epístola, atribuida al Padre Pío, es bastante larga llena de mensajes. A continuación resumimos con 12 puntos tomados del libro de Renzo Baschera "I grandi profeti" :
El mundo está andando en ruinas. Los hombres han abandonado el camino correcto para aventurarse en caminos que terminan en el desierto de la violencia… Si no vuelven a beber de la fuente de la humildad, la caridad y el amor, será una catástrofe.
Cosas terribles vendrán. Ya no puedo interceder por los hombres. La piedad divina está a punto de terminar. El hombre había sido creado para amar la vida, y terminó destruyendo la vida …
Cuando el mundo fue confiado al hombre, era un jardín. El hombre lo ha convertido en una atmósfera llena de venenos. Nada sirve ahora para purificar la casa del hombre. Es necesario un trabajo profundo, que sólo puede venir del cielo.
Prepárense para vivir tres días en total oscuridad. Estos tres días están muy cerca… Y en estos días permanecerán como muertos sin comer ni beber. Luego la luz volverá. Pero muchos serán los hombres que no la verán más.
Mucha gente escapará asustada. Correrá sin tener una meta. Dirán que hay salvación al oriente y la gente correrá hacia el oriente, pero caerá en un acantilado. Dirán que al occidente hay salvación y la gente correrá al occidente, pero caerán en un horno.
La tierra temblará y el pánico será grande… La Tierra está enferma. El terremoto será como una serpiente : lo sentirán arrastrarse por todos lados. Y muchas piedras caerán. Y muchos hombres perecerán.
Vosotros sois como hormigas, porque vendrá el tiempo en que los hombres se quitarán los ojos por una miga de pan. Los negocios serán saqueados, los almacenes serán tomados en asalto y destruidos. Pobre será aquel que en esos días oscuros se encontrará sin una vela, sin una jarra de agua y sin el necesario por tres meses.
Una tierra va a desaparecer… una gran tierra. Un país será borrado para siempre de los mapas geográficos… Y con él será arrastrado en el fango la historia, la riqueza y los hombres.
El amor del hombre por el hombre se ha convertido en una palabra vacía. ¿Cómo puedes esperar que Jesús te ame, si ni siquiera amas a los que comen en tu propia mesa ? … De la ira de Dios no serán perdonados los hombres de ciencia, sino los hombres de corazón.
Estoy desesperado… No sé qué hacer para que la humanidad se arrepienta. Si continúa por este camino, la tremenda ira de Dios se desencadenará como un tremendo rayo.
Un meteorito caerá sobre la tierra y todo brillará. Será un desastre, mucho peor que una guerra. Muchas cosas serán canceladas. Y este será uno de los signos …
Los hombres vivirán una experiencia trágica. Muchos serán abrumados por el río, muchos serán quemados por el fuego, muchos serán enterrados por los venenos… Pero me mantendré cerca de los puros de corazón.
Realmente para pensarlo y meditarlo, pero ¿cuándo sucederá este día ? La clave está en la misma Biblia 2 carta de San Pedro III, 2-13
Y a estar atentos, porque el Señor vendrá como un ladrón…