Una vez más, como en todos los números de San Miguel, querido lector, usted podrá encontrar una amplia variedad de artículos sobre todos los temas de actualidad, y especialmente sobre la cuestión económica, que es la preocupación diaria de casi todos los ciudadanos.
Por ejemplo, recordar el propósito de la economía, que es bastante simple: producir los bienes y servicios que las personas necesitan, y garantizar que estos bienes lleguen a las personas que los necesitan (ver página 6).
Desafortunadamente, a menudo sucede que lo que se consideran dogmas económicos no corresponden en absoluto con la realidad, e incluso producen un efecto contrario a lo que se pretende. Por ejemplo, uno de estos falsos dogmas es que debemos luchar contra la inflación actual aumentando las tasas de interés, mientras que cada vez más personas se dan cuenta de que es precisamente el aumento de las tasas de interés lo que eleva los precios y el costo de vida.
Lo que la revista San Miguel pretende con la democracia económica es una civilización de hombres financieramente libres (ver página 30). Si la suficiencia de los bienes materiales no necesariamente hace al hombre virtuoso, la ausencia de bienes materiales hace imposible la práctica de toda virtud. Los productos existen, sólo falta el dinero, los medios para obtenerlos. Y cuando falta dinero, no se logra arreglar el sistema financiero, la única solución que se les queda a muchos jóvenes, especialmente, es exiliarse en países más ricos, con la esperanza de encontrar un futuro mejor, mientras muchos de ellos mueren en el camino por el mar antes de llegar allí.
Es lo que denuncian los obispos de África Central, se dan cuenta de que la causa de la emigración de los jóvenes es esencialmente económica, razón por la cual han invitado al Instituto Louis Even a participar en su coloquio, para explicar la Democracia Económica (ver página 28).
Para que la Democracia Económica sea una realidad, necesitamos una verdadera democracia política, es decir, que los ciudadanos puedan obtener resultados de sus representantes electos, para que éstos dejen de ceder a las presiones de los financieros y se pongan al servicio de los intereses del pueblo. Esto se conseguirá educando a la gente, para formar una opinión pública lo suficientemente poderosa, como para que la gente escuche a sus representantes electos.
Todos nos damos cuenta de que los tiempos actuales son preocupantes, no solo desde el punto de vista económico, sino también desde el punto de vista moral, y podemos agregar a esto, los riesgos de la guerra mundial, pero la Virgen María nos recuerda que, para obtener la paz, es necesario rezar el Rosario, hacer penitencia, acercarse a los sacramentos, y hacer obras de caridad, para evitar grandes castigos (ver página 18).
La Iglesia nos ofrece los sacramentos, especialmente y el más importante, "La Santa Misa" (ver página 25) en la que, si realmente entendiéramos lo que sucede, haríamos un esfuerzo para participar no solo todos los domingos, sino también todos los días si es posible.
Así mismo, nuestra madre la santa Iglesia, nos exhorta a seguir el ejemplo de los santos. Los santos son protectores nuestros que nos guían y nos enseñan a vivir siempre detrás de Jesús.
Cuando leemos la vida de algún santo, como por ejemplo Santa María MacKillop (ver página 14) podremos descubrir la capacidad que tenemos con la gracia de Dios de seguir sus huellas, en entrega total y generosa por la salvación de las almas. ¡Feliz lectura!