La Iglesia Madre y Maestra
SEGURIDAD ECONÓMICA PARA TODO SER HUMANO
« Los bienes creados por Dios han sido creados para todos los hombres »
En este artículo, voy a hablarles de la seguridad económica. Seguridad, quiere decir estar al abrigo, estar en un lugar seguro. Seguridad política por ejemplo, resguarda nuestra nación de las intrusiones de los países extranjeros, y protege a nuestros ciudadanos de los ladrones y delincuentes.
Ahora, hablemos sobre seguridad económica: cuando se habla de lo económico, se habla de la satisfacción de las necesidades materiales. La seguridad económica significa, pues, que no necesitamos preocuparnos respecto a lo necesario para la vida, que no debemos temer a la escasez de las necesidades básicas de vida.
Obviamente, la ausencia de preocupación por lo material no quiere decir que no debamos de ocuparnos de las cosas materiales, ni tampoco que no produzcamos lo necesario para la vida. ¡Por supuesto que no! Significa que debemos hacer lo que podamos, con los medios de producción a nuestra disposición, que deben asegurar, que por lo menos tengamos cubiertas las necesidades básicas de la vida, sobre todo cuando los productos para cubrir estas necesidades no están faltando, y están lejos de faltar.
Es un hecho que los productos para cubrir las necesidades de la vida no faltan hoy en día, ni en nuestro país, ni en el mundo entero. Podría haber algunas naciones en angustia, pero hay también entonces otras naciones con una superabundancia de bienes.
Por consiguiente, nosotros no debemos preocuparnos por las necesidades de la vida. ¿Por qué no seguimos el consejo dado a nosotros por Nuestro Señor? " Por eso les digo: No se inquieten por su vida, pensando qué van a comer, ni por su cuerpo, pensando con qué se van a vestir. ¿No vale acaso más la vida que la comida y el cuerpo más que el vestido? Miren los pájaros del cielo: ellos no siembran ni cosechan, ni acumulan en graneros, y sin embargo, el Padre que está en el cielo los alimenta. ¿No valen ustedes acaso más que ellos? ¿Quién de ustedes, por mucho que se inquiete, puede añadir un solo instante al tiempo de su vida? ¿Y por qué se inquietan por el vestido? Miren los lirios del campo, cómo van creciendo sin fatigarse ni tejer. Yo les aseguro que ni Salomón, en el esplendor de su gloria, se vistió como uno de ellos. Si Dios viste así la hierba de los campos, que hoy existe y mañana será echada al fuego, ¡cuánto más hará por ustedes, hombres de poca fe! No se inquieten entonces, diciendo: "¿Qué comeremos, qué beberemos, o con qué nos vestiremos?". Son los paganos los que van detrás de estas cosas. El Padre que está en el cielo sabe bien que ustedes las necesitan.. (San Mateo 6:25-32.)
¡Exactamente! Nuestro Padre celestial, quién es nuestro Creador, ha puesto en la tierra todo lo que se necesita para satisfacer las necesidades de toda la humanidad, de cada ser humano. Esto no significa que Dios ha puesto todas estas cosas en un solo lugar o país, sino globalmente, en toda la superficie de la tierra. Dios ha puesto suficientes bienes y recursos naturales en la tierra, en el subsuelo, en los mares, en los bosques, en todas partes, para satisfacer las necesidades normales de la humanidad a través de los siglos.
Nosotros sabemos eso; nadie puede negarlo. Sin embargo ¿para quien creó Dios todas estas cosas? Ya que Él es el Padre de todos los seres humanos, los ha creado para todos los seres humanos.
Los bienes terrenales han sido creados para todos los seres humanos. Esto es algo que necesita ser repetido a aquéllos que se olvidan de ello, a los gobiernos, a las varias asociaciones, a los grupos e individuos. El Papa Pío XII nos recordó esta verdad en su intervención radial de Pentecostés del 1 de junio de 1941: "Los bienes materiales han sido creados por Dios, para satisfacer las necesidades de todos los hombres, y debe estar a la disposición de todos ellos."
Esto está claro. "Para satisfacer las necesidades de todos los hombres," manifestó el Papa. El hombre es una persona, una persona social que vive en sociedad. El hombre debe poder por consiguiente florecer en sociedad. La sociedad no debe sofocar al hombre, sino enriquecerlo. Semejantemente, cuando una persona florece, enriquece más a la sociedad. La sociedad ayuda al individuo, y el individuo ayuda a la sociedad.
Esto es lo que normalmente pasa cuando no hay ningún estorbo, ni ningún obstáculo. ¿Pero qué vemos nosotros hoy? Incluso dentro de los países desarrollados como Canadá, los Estados Unidos de América, o naciones de Europa Occidental, uno nota que hay una abundancia de productos en las tiendas, pero al mismo tiempo muchos casos de pobreza, familias que tratan de sobrevivir sin las necesidades básicas de la vida, quienes son obligados a mendigar, o a pedir ayuda de los gobiernos lo que sólo viene esporádicamente.
Uno puede ver que el hombre es excelente en producir cosas hoy; podemos tener cualquier cosa que queramos en lo que tiene que ver con la producción - con esto no digo que tenemos estos productos en nuestras casas, pero existe todo lo que queremos en el mercado. Por ejemplo, si solicitamos un baúl, nosotros conseguimos un baúl; si pedimos un automóvil, conseguimos un automóvil; si pedimos pan, conseguimos pan, con tal de que tengamos los medios eficaces para comprar los productos en el mundo de hoy. Este medio se llama dinero.
Hay un obstáculo precisamente en relación al dinero, y hablaremos después sobre eso.
Si el hombre posee una gran capacidad para producir bienes, falla lastimosamente distribuyendo estos mismos bienes. ¿Por qué? Porque los hombres hemos escogido imponernos regulaciones - regulaciones artificiales - para la distribución de estos bienes. Estas regulaciones son gobernadas por las Finanzas. Es decir son reglas financieras.
Es imposible de obtener bienes que uno mismo no produjo, a menos que uno pague por ellos. La mayoría de las personas no puede producir bienes porque ellos no poseen los medios de producción. Incluso aquéllos que son empleados en la producción, no saben por cuánto tiempo ellos estarán empleados; ellos pueden ser despedidos o pueden perder su empleo cualquier día. Ellos no deciden nada sobre el trabajo que ellos hacen; su trabajo depende de circunstancias que ellos no controlan - no son circunstancias naturales, pero artificiales, creadas por los directores financieros.
Esto es muy bien conocido por todos: uno puede producir todos los tipos de bienes, pero si algunos bienes no se producen, es porque el dinero no está ahí para financiar su producción. Es más, cuando los bienes se producen pero no llegan a las familias que los necesitan, es porque estas familias no tienen el dinero para comprar aquéllos bienes.
El Objetivo de la Producción
La multiplicación de los panes y de los peces
Algunas personas dirán que la producción existe para ser vendida, para ser comprada. Éste no es el propósito de la producción. La producción existe para satisfacer las necesidades humanas, o no tendría ninguna razón de ser. Hay un sistema de compras y ventas que se ha establecido por supuesto; no negamos que probablemente sea una cosa buena porque permite a aquéllos que tienen algún dinero el escoger, de entre la producción ofrecida en el mercado, lo que necesiten. Y cuando compran lo que quieren, lo que los satisface, el sistema de la producción hace más bienes similares, si existe una demanda por estos productos.
Las personas saben mejor lo que necesitan, así que el presente sistema de compras y ventas, por medio de dinero, es un sistema bueno por sí mismo, con tal de que permita a los productos llegar a todos los seres humanos, cumplir con el objetivo de la producción, el plan del Creador: Los bienes materiales han sido creados por Dios para satisfacer las necesidades de todos los hombres. Cualquiera que sea el método usado, debe lograr este resultado. Si no lo logra, es malo o está viciado. Entonces debe cambiarse o debe corregirse; no podemos escapar de él.
Uno no debe olvidarse que el objetivo de la economía es producir bienes, y hacer que los bienes lleguen a aquéllos que los necesitan, nada más. Aquí está un ejemplo del objetivo de la economía - y yo no usaré la jerga técnica usada por los economistas ortodoxos: crisis financiera, fluctuaciones económicas, etc.; toda esta charla incoherente no nos lleva a ninguna parte.
La multiplicación de los panes
El ejemplo que voy a citar es tomado del Evangelio. Algunas personas dirán: "Oh! ¿Puede uno citar el Evangelio para un cuestión material"? Bien, escuche. No digo que éste es el único significado que uno puede dar a este pasaje del Evangelio, pero uno puede extraer este significado ciertamente de él. ¿Cuál es este pasaje? Es el milagro de la multiplicación de los panes y de los peces, como consta en el evangelio de San Mateo 14:13-21, en donde Jesús alimentó una multitud, para que ellos no se desmayaran - qué de hecho es una preocupación material:
"Jesús se alejó en una barca a un lugar desierto para estar a solas. Apenas lo supo la gente, dejó las ciudades y lo siguió a pie. Cuando desembarcó, Jesús vio una gran muchedumbre y, compadeciéndose de ella, curó a los enfermos. Al atardecer, los discípulos se acercaron y le dijeron: Este es un lugar desierto y ya se hace tarde; despide a la multitud para que vaya a las ciudades a comprarse alimentos. Pero Jesús les dijo: No es necesario que se vayan, denles de comer ustedes mismos. Ellos respondieron: Aquí no tenemos más que cinco panes y dos pescados. Tráiganmelos aquí, les dijo. Y después de ordenar a la multitud que se sentara sobre el pasto, tomó los cinco panes y los dos pescados, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes, los dio a sus discípulos, y ellos los distribuyeron entre la multitud. Todos comieron hasta saciarse y con los pedazos que sobraron se llenaron doce canastas. Los que comieron fueron unos cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños".
Jesús tomó los panes y pescados, los bendijo, y dijo a Sus discípulos: Distribúyanlos. Y cuando recogieron los pedazos, había más pan al final que al principio. Fue de hecho un milagro, un milagro de producción. Este milagro fue hecho por Nuestro Señor Jesucristo.
Y entonces ¡la distribución tuvo lugar! ¡El pan ni fue vendido ni fue comprado! Y además, el pan llegó a todos aquéllos que tenían hambre. Nuestro Señor dijo a los Apóstoles: "Distribuyan". No es difícil cuando la producción ya existe; los Apóstoles hicieron la parte fácil.
Hoy, no hay necesidad de milagros para multiplicar el pan; la producción moderna se encarga de eso, con todo el progreso que ha sido acumulado durante los últimos siglos. Hoy hay producción suficiente: es la cosa más difícil lo que realmente se hace. Sin embargo, la cosa más fácil de hacer; distribuir esta producción, no puede lograrse hoy.
¿Por qué? debido al presente sistema financiero que los hombres decidieron imponerse. Los seres humanos deben tener prioridad antes que las Finanzas, la persona humana debe ser antes que el dinero, y los gobiernos, o naciones, deben establecer un orden que permita que la producción de bienes llegue a aquéllos que la necesitan. Esto es lo que el Papa Pío XII dijo, en el mismo programa de radio mencionado anteriormente: "Cada hombre de hecho, como un ser dotado de razón, tiene, de naturaleza, el derecho fundamental para hacer uso de los bienes materiales de la tierra, aunque se reserva a la voluntad del ser humano y a las formas jurídicas de las gentes, regular con más detalle, la realización práctica de ese derecho."
"De naturaleza," dijo el Papa, o debido al simple hecho de que una persona nace. No porque esta persona este empleada, o sea inteligente, o alta, o rica, etc. Cada hombre, el Papa dijo, tiene este derecho, y viene de naturaleza. No es por consiguiente un derecho que puede concederse o puede ser negado por el gobierno o el sistema financiero, ya que cada hombre posee ya este derecho desde su nacimiento.
Sin embargo, para ejercer este derecho el Papa nos recordó que "se reserva al deseo humano y a las formas jurídicas de las gentes, regular con más detalle, la realización práctica de ese derecho". Formas Jurídicas, un orden social o político que permitirá a la producción llegar a todos aquéllos que la necesitan.
¿Tenemos este orden hoy? ¡No! ¿Y Por qué? ¿Acaso los gobiernos y las personas no tienen el poder para establecer semejante orden? Sí, pero no lo aplican. Hay algunas personas que tienen al menos lo mínimo para cubrir las necesidades de la vida, pero incluso no es seguro que ellos lo disfrutarán para siempre.
En la misma intervención, el Papa continúa y dice: "La economía nacional debe tender a asegurar, sin interrupción, las condiciones materiales en las que la vida individual de los ciudadanos pueda desarrollarse totalmente". Nosotros estamos hablando aquí, por consiguiente, sobre seguridad económica personal.
Algunas personas dirán: ¿No reconocen nuestros gobiernos ya este derecho con sus leyes del seguro social? Sí, hay tales leyes hoy, como las pensiones para las personas de tercera edad, las concesiones familiares, seguro de desempleo, etc. Pero esta ayuda financiera se concede a las personas de poquito en poquito, y es basada en la capacidad del país de imponer contribuciones, en lugar de la capacidad del país de producir. Hay el aspecto mendicante, para aquéllos que reciben estos beneficios, y el aspecto de curiosidad por parte de las secciones gubernamentales.
Estos aspectos negativos deben eliminarse, y nosotros debemos ir progresivamente hacia otro sistema que mantenga la dignidad humana. ¿Qué sistema? El presentado por las propuestas del Crédito Social que se explicarán en otros artículos, ya que éste, está bastante largo ya. La seguridad económica es ciertamente parte de un mundo mejor, un mundo que sería mejor para todos.
DICCIONARIO SOCIAL DE LOS PADRES DE LA IGLESIA
ABUNDANCIA continuación
5. La abundancia no existe en este mundo.
« Dije, en mi abundancia, no seré jamás conmovido ». ¿A qué abundancia se refiere cuando dice: « No seré jamás conmovido »? Entendemos, hermanos, que se refiere a la del hombre humilde. Pues ¿quién abunda en este mundo? Nadie. ¿Cuál es la verdadera herencia del hombre? Las tribulaciones y calamidades. Pero entonces los ricos, ¿no viven en la abundancia? Su indigencia es mayor cuanto mas poseen, porque son turbados por sus deseos, disipados por sus pasiones, atormentados por el temor y consumidos por la tristeza. ¿Dónde está, pues, su abundancia? Entonces gozaba de abundancia el hombre, cuando fue constituido en el paraíso, donde nada le faltaba y podía disfrutar de Dios (S. Agustín, Sal 29, n. 17).
6. Sé misericordioso.
Si quieres que el Señor sea misericordioso contigo, sé tú misericordioso antes que venga. Si algún bien se te ha encomendado, difúndelo; da de aquello en que abundas. ¿Y de quién es lo que das sino de Él? Si dieras de lo tuyo, sería liberalidad; pero como das de lo suyo, es devolución. « Qué tienes que no hayas recibido » (1 Co 4, 7). Éstas son las ofrendas gratísimas a Dios: misericordia, humildad, confesión, paz, caridad (S. Agustín, Sal 95, n. 15).
7. Finalidad de la abundancia.
Para esto quiere Dios que tú abundes: para que por tu medio otro no pase necesidad y para que por el ministerio de tus obras buenas el pobre sea librado de la carga de la indigencia y tú de la multitud de tus pecados. ¡Oh providencia y bondad admirables del Creador, que quiere que se beneficien dos a la vez de una sola obra! (S. León Magno, se. 6).
8. No es feliz la abundancia de los que no ayudan a los pobres.
Aunque sea laudable huir de la intemperancia y evitar los daños de la torpe voluptuosidad y ver que se desprecian muchas y magníficas riquezas y que los que abundan en ellas no se horrorizan de la escasez vil y mísera, sin embargo, no es feliz la abundancia de estos tales ni se debe aprobar su frugalidad si se sirven ellos solos de sus propias riquezas, si no ayudan con sus bienes a ningún pobre ni asisten a ningún enfermo; si de la gran abundancia de sus bienes no recibe el cautivo redención; el peregrino, refrigerio; ni el emigrante, auxilio. Semejantes ricos son más pobres que todos los indigentes. Pierden las ganancias eternas que podían alcanzar, y mientras guardan avariciosamente para un uso breve y no siempre libre, no se alimentan con ningún manjar de justicia ni con la suavidad de la misericordia; por de fuera espléndidos, interiormente en tinieblas; abundantes en bienes temporales, necesitados de los eternos (S. León Magno, se. 10, 2).