H: ¿Es necesario que en el mundo actual tenga que haber crisis económicas?

M: Sí, casi todos los economistas de prestigio han reconocido que las crisis periódicas son una parte inherente al sistema. Desde 2006, se han publicado una serie de estudios y análisis detallados que apuntan a las causas de la crisis. Estos estudios son sólidos, profundos y bien documentados. Pero siempre terminan expresando la total impotencia de la ciencia para señalar los caminos para el futuro.

H: ¿Qué conclusión se puede sacar de eso?

M: Es el momento de aplicar el principio del crédito social de Douglas.

H: He leído tres estudios sobre esta teoría, pero todavía no la entiendo del todo. ¿Podrías plantearlo de una manera más elemental?

M: Douglas observó que la suma de los salarios de los trabajadores es siempre menor que la suma del valor de los productos que llegan al mercado como resultado de su trabajo. Simplificando las cosas, voy a explicártelo a través de un ejemplo.

En un mes, una fábrica de zapatos ha elaborado productos por un valor de 500.000 zł. Al mismo tiempo, una fábrica textil ha producido abrigos cuyo valor era de 800.000 zł. Los salarios de todos los empleados implicados en la producción y la distribución alcanzaron los 1.000.000 zł. Por lo tanto, llegaron al mercado productos valorados en 1,3 millones zł y no hay dinero (nóminas de los trabajadores) suficiente para comprarlos. Douglas se dio cuenta de que este fenómeno era constante. Llegó a la conclusión de que hay productos que permanecerán sin vender en el mercado o que serán comprados a través de un préstamo, es decir, con los salarios que el consumidor va a recibir en el futuro. Douglas creía que este crecimiento continuo de la producción es el resultado del desarrollo tecnológico constante, es decir, de los avances, descubrimientos e invenciones científicas y tecnológicas. Opinaba que el desarrollo de la civilización, debido a que la oferta en el mercado es cada vez mayor, pertenece a toda la humanidad. Por lo tanto, todos deben participar en el reparto de estos bienes producidos adicionalmente

H: ¿Es que eso significa que antes de la implementación, por ejemplo, de la línea de montaje, la misma gente y con el mismo salario producía 1000 pares de zapatos y  que después de la implantación de la mejora, su productividad aumentó hasta 1500?

M: Hay que entenderlo más o menos así. Por supuesto, es una simplificación muy grande, pero has entendido bien la teoría de Douglas y por eso ahora me podrás contestar a la siguiente pregunta. ¿Quién tiene derecho a adquirir estos 500 pares de zapatos?

H: Como los resultados del avance son la propiedad de toda la nación, entonces toda la nación debería tener derecho a disfrutar de ellos.

M: Sí, es lo que Douglas llamó el dividendo social. Este exceso en la producción debería comprometer a una oficina no gubernamental, si no de la sociedad,  a la emisión de dinero adicional de la manera que los ciudadanos pudieran comprar estos productos.

La división de este dinero habría de llevarse a cabo de una manera justa y se distribuiría entre todos los ciudadanos, desde los recién nacidos hasta los ancianos.

H: Eso significa que Douglas separó por un lado la propiedad del dinero y por otro, la fuente que lo producía personificada en el trabajo. Si he entendido bien, ese economista opinaba que la totalidad de mercancías debería tener su equivalencia en el dinero, de forma que los productos pudieran adquirirse sin necesidad de pedir un crédito.

M: Exactamente. En lugar de paridad oro, habría paridad de poder adquisitivo. Eso significa que debería haber suficiente dinero para poder cambiarlo por los productos o servicios deseados en cualquier momento.

H: Eso es fantástico. Un mundo sin créditos al consumo (crédito corriente) y con una garantía económica para cada ciudadano. Tal vez entonces me decidiera a tener cuatro hijos, porque así entrarían cinco dividendos en mi cuenta.

M: Exactamente, y tu marido podría sentarse en el garaje las 24 horas del día y trabajar en su perpetuum mobile.

H: Y hemos vuelto a soñar. Un mundo sin la obligación de trabajar, sino en lo que te guste.

M: Por supuesto, con el fin de poner en práctica los principios del crédito social, debe cumplirse una condición básica: el emisor de dinero no puede ser independiente del sujeto que dirige la economía, es decir, del gobierno. Tampoco puede depender de la élite financiera internacional debido a que los dividendos se pagarían siempre con una nueva emisión. De acuerdo con el principio: los avances tecnológicos permiten la multiplicación de los bienes, pero junto con la multiplicación de los bienes tiene que surgir dinero adicional en el mercado para poder adquirirlos.

H: ¿Se ha puesto en práctica la teoría de Douglas?

M: Sí, se llevó a cabo en Japón antes de la Segunda Guerra Mundial.

En los años treinta del siglo XX, tuvo lugar un rápido desarrollo industrial en Japón, mientras que el resto del mundo, a excepción de Alemania, se quedó atrás. En 1941, Japón se convirtió en la principal fuerza económica de Asia Oriental, y su creciente exportación estaba suplantando la producción local de Estados Unidos e Inglaterra. Sin embargo, Japón tenía muy pocos recursos naturales. ¿Cuál era el secreto de su éxito?

En 1929, Japón decidió implementar el modelo financiero de Douglas, relativo a la creación de un sistema monetario honesto, basado en la emisión de dinero y en la concesión de crédito sin intereses por parte del gobierno, que fue recibido con entusiasmo por los industriales japoneses y el gobierno.

Desde la fundación del Banco de Japón (Nippon Ginko) en 1882, su mayor accionista fue la Corte Imperial Japonesa. La transformación de Nippon Ginko en un banco nacional, realizada con el único propósito de servir a los intereses nacionales, se produjo en 1932. La reforma del banco central culminó en febrero de 1942, cuando se declaró que el banco era una corporación especial de carácter nacional, y que asumía la tarea de controlar la moneda y las finanzas para asegurar la plena utilización del potencial nacional. El banco fue autorizado a dar préstamos ilimitados al gobierno, así como a la suscripción y la absorción de los bonos del gobierno. Se ratificó legalmente el sistema de limitar la emisión de billetes. De esta manera el banco pudo gestionar las emisiones de dinero conforme a las necesidades de la industria armamentística y del gobierno. Por otro lado, aumentó el control del banco por parte del gobierno. El gobierno pudo nombrar al presidente, así como a los gerentes del banco y darles instrucciones y decidir sobre una amplia gama de asuntos bancarios, incluidos los cambios en los tipos de los intereses, la emisión de billetes y la regulación de cuentas bancarias.

Cuando Japón se liberó del yugo de la usura, se comenzó a desarrollar económicamente. Desde 1931 a 1941 la producción de las fábricas y de la industria creció a su vez en un 140% y un 136% respectivamente, mientras que los ingresos nacionales y el PIB crecieron un 241% y 259%, respectivamente. Este increíble crecimiento superó de manera significativa el desarrollo económico del resto del mundo industrializado. En el mercado laboral, el desempleo disminuyó de 5,3% en 1930 al 3% en 1938.

Por supuesto, este modelo de desarrollo en Japón no era conveniente para los EE. UU. y para su Reserva Federal que generaba dinero en forma de deuda aumentada por la suma de los intereses. De ahí, las sanciones económicas a Japón, y después, su participación en la Segunda Guerra Mundial, con sus trágicas consecuencias. Por supuesto, el sistema monetario de posguerra en Japón, de acuerdo a los deseos de la élite financiera mundial, se cimentó en la deuda.

H: Es realmente una lástima, pero me gustaría saber aún más acerca de la teoría de crédito social. ¿Se podría aplicar actualmente la teoría de Douglas sin cambios, al igual que en Japón?

M: En mi opinión, no. Las condiciones económicas han cambiado en el mundo. Se ha implementado la utilización del dinero de plástico.  La información sobre  los recursos de las personas (ahorro) y sobre el valor de la producción es significativamente más completa y se puede obtener de forma casi instantánea. Douglas posponía el pago de dividendos al final de cada año, después de presentar el balance financiero. En las condiciones actuales, eso podría suceder mensualmente. Douglas previó el pago de dividendos no sólo mediante un abono en las cuentas, sino también a través de un descuento sobre los productos en venta (a precios reducidos). No voy a describir esta forma de pago ya que creo que hoy en día todo ese juego con descuentos no es necesario.

El dividendo habría de aparecer en la cuenta de todos los ciudadanos cada mes. Su cantidad dependería solamente del incremento en el valor de los bienes, que es posible adquirir, es decir bienes que satisfacen las necesidades reales. No sería posible meter dentro de estos bienes la producción que supera el nivel de satisfacción de las necesidades. Por ejemplo, la producción adicional de 1000 barras de pan al día en una ciudad donde habitan 100 personas, es sin duda una producción sobrante, es decir innecesaria.

H: Claro, nadie comerá más de lo que puede. Pero, ¿qué pasa por ejemplo con los zapatos? ¿La codicia humana tiene límites? ¿Crees que Douglas tuvo en consideración la esfera psicológica de todo ese problema?

M: ¿Por qué tienes tantos zapatos? Debido a los cambios en las tendencias. Pero al final usas tus cinco pares favoritos. La posibilidad de satisfacer una necesidad determinada en cualquier tiempo, reduce el impulso de poseer. ¿O tal vez no? Implementemos el crédito social y veremos. Recuerda, sin embargo, que la teoría de Douglas no quiere limitar el consumo. Si hay personas que quieren adquirir productos, estos productos aparecerán en el mercado y el emisor suministrará el dinero para su compra. Parece que así la gente frenará su avaricia por sí misma.