Hija: Tal vez sería mejor volver a la conversación sobre el dinero, y sobre el hecho de que no es una mercancía. Antes el dinero eran las monedas de oro. Su valor se basaba en la cantidad de metal precioso en ellos. No me irás a decir que el oro no es una mercancía, ¿no?
Madre: El oro es una mercancía, sí. Podemos decir que una moneda de oro es un producto. Cuando sólo había monedas de oro, no existía tal cosa como el comercio con un intermediario de cambio (dinero moderno). Esto se debe a que en realidad aún existía el trueque: una vaca → oro, oro → dos ovejas. El oro, que era una mercancía especial, se utilizó en cada transacción. No se trataba de transacciones de compra-venta, sino simplemente consistían en el intercambio de un producto por otro.
H: Sin embargo, todo el mundo estaba acostumbrado a la idea de que el dinero debe tener una cobertura en oro.
M: Tienes razón, pero el oro no es lo esencial, es algo que nos hace confiar en el dinero. El papel que circula en el mercado (billetes) puede ser cambiado por cualquier tipo de mercancía sólo por una razón: porque el vendedor tiene seguridad de que va a poder cambiar ese papel a su vez por otra mercancía. Por lo tanto, la clave para los intercambios fáciles y eficaces de los productos reside en que todos los participantes del mercado tengan confianza en el dinero.
La seguridad de que el dinero puede cambiarse en cualquier momento por oro hizo que el mercado (las personas) confiara en los billetes. Sin embargo, ahora la intercambiabilidad total de la moneda por oro es imposible. No todo el dinero en circulación puede cubrirse con las reservas de oro, ya que éstas no son suficientes. Recientemente, leí en la revista "Polityka" que, si se hiciese un cubito con todo el oro extraído en la historia, uno de sus lados tendría 20 metros de largo.
Alguien que toma parte en el mercado tiene que confiar en el emisor (imprenta, editor) de dinero. El príncipe que acuñaba su propio dinero fue también el garante de su valor. La base de la confianza fueron los metales preciosos.
Hoy en día, esta confianza tiene que construirse sobre un principio distinto de la paridad oro, es decir, sobre la fiabilidad hacia los emisores de papel moneda; de todo tipo de dinero intercambiable. Si el emisor, por ejemplo el NBP, deja de tener miedo a la inflación y pone una cantidad suficiente de dinero en circulación ("suficiente" significa aquí la cantidad exacta para cubrir todas las mercancías), sin la mediación de los bancos comerciales, la economía va a revivir. Se estabilizará la confianza con respecto al dinero, será estable en el mercado gracias a la certeza de que, a pesar de que nuestros billetes no se pueden cambiar por oro de inversión, siempre se podrán conseguir los productos o servicios que deseamos, o pagar los impuestos, etc.
El dinero (billete) volverá a cumplir su función original como intermediario en el intercambio. El rol del símbolo de las cosas. Aunque no es una mercancía en sí mismo, el dinero representará la propiedad potencial de los bienes.
Por lo tanto, la confianza en el dinero puede construirse sin oro, si se cumplen estas cuatro condiciones:
- Los que toman las decisiones (el gobierno, el emisor de dinero) influirán en la estabilidad de los precios a través de una política de emisión prudente;
- El dinero en curso tendrá una cobertura total con respecto a productos básicos, y el dinero acumulado (ahorrado) estará cubierto por bienes de inversión como: el sector inmobiliario, de infraestructuras etc.;
- El dinero dejará de multiplicarse a través de la deuda (intereses), porque los instrumentos monetarios que derivan de las deudas serán cubiertos por las mercancías que se producirán en el futuro;
- La moneda nacional ya no dependerá de otras divisas, debido a la limitación del principio neoliberal del flujo libre del capital.
H: Entonces, ¿qué es el flujo libre del capital?
M: En el pasado queríamos que el złoty fuese intercambiable. Ahora, podemos comprar cualquier moneda del mundo con él, pero ha aparecido un problema nuevo: el precio del złoty puede ser manipulado.
Las dos recordamos muy bien la simplicidad de la época comunista. Ello se debía a que las esferas de la vida, coloridas y modernas, eran inaccesibles. Los vaqueros y los Beatles no estaban disponibles. ¿Por qué fue así? Porque el złoty no era intercambiable.
El principio del flujo libre del capital, que en la práctica fue limitado al principio del flujo libre de capitales dinerarios, supone la intercambiabilidad de las monedas nacionales. En realidad, significa la posibilidad de comprar y vender la moneda de un país por la moneda de otro país. Suena bien, y estaría bien si las monedas nacionales no se comprasen y se vendiesen y se intercambiasen de acuerdo a determinadas tasas. Antes bien, las tasas de cambio están sujetas al libre arbitrio del mercado, lo que favorece la especulación.
En la actualidad, el principio del flujo libre de capital es de tal forma que puede llegar a darse el siguiente escenario:
1. El Banco de Inglaterra obtiene una cantidad determinada del złoty del NBP (Banco Nacional Polaco) y paga por ello en libras de acuerdo a una tasa de cambio determinada.
2. Para completar esta transacción, el NBP tiene que emitir (crear) dinero nuevo y convertirlo a libras. Esta obligación surge del principio del flujo libre del capital.
3. El Banco de Inglaterra compra el złoty, porque le sale rentable depositarlo en los bancos polacos. Recordarás los tiempos en que se pagaba un 20% de interés sobre los depósitos en Polonia (que fue cuando el presidente del NBP tuvo como objetivo principal acumular la mayor cantidad de libras posible en las reservas del NBP).
4. Los intereses de las cuentas de depósito en los bancos polacos caen.
5. El Banco de Inglaterra cambia de vuelta a libras los intereses ganados de złoty y de los depósitos en sí, vendiendo los złoty en los mercados financieros.
6. Las cantidades de dinero generadas por los intereses y las diferencias de los tipos de cambio producidas en el período entre la compra y la venta de los złoty, han circulado de Polonia a Inglaterra.
7. El mercado polaco ha sufrido un drenaje agudo. ¿Quién lo pagó? El Banco de Inglaterra se enriqueció a costa de los contribuyentes polacos.
La circulación (compra-venta) de moneda está sujeta a la ley de la oferta y de la demanda, lo cual significa que el drenaje de los países más pequeños y de las economías más débiles resulta fácil y legal.
H: Claro, mientras se trate a las monedas como mercancía, se especulará sobre ellas como tal.
¿Quién gana con este proceso y quién pierde?
M: Ganan los peces gordos y pierde la economía del país cuyo dinero constituye el objeto de la especulación.
H: ¿Me puedes dar un ejemplo concreto de este tipo de actividad?
M: Te contaré lo que pasó en Polonia en 2011:
1. Los bancos mundiales y fondos obtienen una gran cantidad de instrumentos monetarios polacos.
2. Las agencias de calificación anuncian una falta de confianza en la economía polaca. Ellos cuestionan nuestra solvencia. El złoty se debilita.
3. Los que poseen los instrumentos monetarios polacos los venden en los mercados internacionales. Nadie quiere comprarlos. El złoty se debilita aún más, debido a la ley de la oferta y de la demanda.
4. El NBP lleva a cabo una intervención monetaria, deshaciéndose de las reservas de moneda extranjera.
5. Dos intentos de intervención monetaria no producen efectos deseados. En octubre de 2011 el cambio del zloty cae un 20%.
6. Nada cambió en la economía polaca aparte de los índices económicos. La deuda pública, expresada en el euro, creció. El porcentaje del PIB, expresado en dólares ha disminuido. Los precios de los bienes importados aumentaron. Apareció la inflación, cuyos orígenes podemos encontrar en la situación externa del país. Ni el gobierno ni el NBP pueden influir en eso.
Varios factores externos han conducido a la creación de una espiral:
Un aumento en los precios de los productos (inflación) → una caída del consumo → una caída de la producción → un aumento en desempleo → un descenso en el consumo etc.
La aceptación y la adaptación de los principios neoliberales del flujo libre de capital en su forma actual son perjudiciales. Frenan el desarrollo económico y lo hacen dependiente de las actividades especulativas de los círculos financieros internacionales (que juegan con el aumento o la caída del precio de la moneda polaca). Lo hacen vulnerable también a causa de unos factores irracionales, como son las opiniones de las agencias de calificación o los estados de ánimo en los mercados financieros a raíz de rumores o de falta de información.