Les cuento que hoy mi hija se ha sentido bastante conmocionada por encontrar en las redes sociales una abrumadora cantidad de "contactos" que creía con sentido común, arrastrada por los argumentos sensibleros de la masa, en las "marchas" del día…

El aire hiede a violencia, sangre y odio en una nueva celebración de la izquierdosa efemérides del "Día de la Mujer".

Se ha dado cita en numerosas ciudades del mundo la flor y nata de cuanto de más execrable y degenerado hay en nuestra sociedad, con la excusa de la defensa de los derechos de las mujeres. Excusa pueril ésta, pues por una parte abominan de su naturaleza - porque su empeño es ir contra ella, en todos los órdenes - y entonces no se comprende quién sería el sujeto de derecho, si "la mujer" es un mero constructo social, y por otra, pisotean todo otro derecho, sea del varón, del vecino o de los niños no nacidos, al que parecen odiar como si fuesen la viva encarnación de los demonios, viendo en aquellos la figura del Emmanuel.

Quien todavía tenga ojos, y se siga empeñando en defender un feminismo "inocente", que eche un vistazo a los "festejos" de hoy, que se asemejan cada vez más a las hordas libertarias de la Revolución Francesa.

En el umbral de la legalización del infanticidio en nuestra patria, entre la tristeza y la náusea no encuentro demasiadas palabras, pero me llega esta concisa reflexión y desahogo de nuestro amigo Mario Caponnetto, que comparto fraternalmente con nuestros lectores.

Y personalmente, cuando me hablan del día de la Mujer, prefiero el 8 de DICIEMBRE para levantar el corazón, en vez del puño. Ma. Virginia Olivera.

¡ No al feminismo filicida y contranatural !

Pondré enemistad entre tí y la mujer, entre tu linaje y el suyo (Gen. 3, 15)

Este Día Internacional de la Mujer es sólo una excusa para que el feminismo radical, abortista, filicida y promotor de la contranatura desfogue todo su odio contra Dios, contra la creación, la naturaleza y, en definitiva, contra la misma mujer a la que dice defender pero a la que ataca en su misma esencia pues pretende reducirla de creatura predilecta de Dios llamada a corredimir al género humano al esperpento de los marimachos y de los trans propuestos como los nuevos "estereotipos de género".

El feminismo es una ideología y como toda ideología se apoya en algún aspecto real al que se lo reduce, tergiversa y descontextualiza a fin de que sirva de sustento a una mera construcción mental por completo ajena a lo real.

También como toda ideología es un arma de poder puesta al servicio de concretos intereses y de no menos concretos objetivos.

Nadie niega que a las mujeres, como a los varones, se les ha de reconocer sus legítimos derechos y se les ha de dar un trato conforme con su dignidad de personas humanas y de hijos de Dios. Nadie niega, tampoco, que muy a menudo las mujeres se han visto y se ven privadas de esos derechos y constreñidas a padecer situaciones de grave injusticia contrarias a su dignidad de mujeres. Tampoco se puede ignorar la escalada de violencia criminal y asesina que se cobra tantas vidas de mujeres.

Pero a la ideología feminista poco le interesan esas situaciones concretas.

Lo que se esconde detrás del discurso feminista es el horrible crimen del aborto, la perversa ideología de género y la promoción de todas las aberraciones contrarias al orden natural como la homosexualidad y demás desviaciones de este tipo.

El feminismo es diabólico. Es la venganza del demonio contra la mujer, contra aquella que aplastó su cabeza (Génesis 3, 15).

Es necesario oponerse con todas nuestras fuerzas a esta avanzada del mal.

Luchemos por la dignidad y los legítimos derechos de nuestras mujeres, pero digamos firmemente ¡NO ! a este feminismo filicida y contranatura.


«EL FEMINISMO ESTA MEZCLADO CON LA IDEA TAN ABSURDA DE QUE LA MUJER ES LIBRE SI SIRVE A SU JEFE Y ESCLAVA SI AYUDA A SU MARIDO»  Gilbert K. Chesterton