Rezar el Santo Rosario diariamente y visitar al Santísimo Sacramento

El Mundo nunca ha estado en una situación más peligrosa y nunca ha necesitado de conversión más que en la actualidad. En varios países, especialmente aquellos de tradición cristiana, sus gobiernos a través de las leyes están atacando abiertamente instituciones y personas católicas; la industria del entretenimiento glorifica y fomenta activamente el estilo de vida y la moral más inmoral; el mercado favorece los instintos más bajos y más viles para vender todo tipo de productos imaginables; y el sistema educativo en todos los niveles está adoctrinando a los niños de nuestras naciones en una cosmovisión atea relativista; y la familia es atacada sin cesar.

Pidamos por el próximo Sínodo sobre la Familia que se celebrará en el Vaticano del 5 al 19 de octubre próximo.

Unámonos en una filial súplica al Papa, para que reafirme categóricamente las enseñanzas de la Iglesia de que los católicos divorciados y vueltos a casar civilmente no pueden recibir la comunión y de que las uniones homosexuales son contrarias a la ley divina y a la ley natural. A través de la Virgen  el Señor derramará abundantes gracias sobre la Iglesia y la sociedad civil. Animemos a todo el mundo con urgencia a:

  1. Rezar el rosario diariamente
  2. Organizar a otros en su familia y parroquia a rezar el Rosario
  3. Asistir a las Capillas de
  4. Adoración Perpetua
  5. Animar a los sacerdotes y obispos a predicar una Cruzada del Rosario y de Adoración al Santísimo

Al Señor tu Dios adorarás y sólo a Él darás culto (Mt 4, 10)

"Santísima Trinidad -Padre, Hijo y Espíritu Santo- os adoro profundamente y os ofrezco el preciosísimo cuerpo, sangre, alma y divinidad de nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los sagrarios de la tierra, en reparación de los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que Él mismo es ofendido; y por los méritos infinitos de su Sacratísimo Corazón y del Corazón Inmaculado de María, os pido la conversión de los pobres pecadores." (Oración de reparación e intercesión enseñada por el Ángel a los niños de Fátima).