Cuando nos disponíamos a escribir este número, el Papa Francisco anunció oficialmente, durante el Ángelus del 21 de enero de 2024, domingo de la Palabra de Dios, el inicio de un año de oración para preparar espiritualmente el Año Santo, o Gran Jubileo, que tendrá lugar en Roma en 2025. Según el Santo Padre, este año debe dedicarse a "redescubrir el gran valor y la absoluta necesidad de la oración. Os pido que intensifiquéis vuestra oración para vivir este tiempo de gracia".

El Catecismo de la Iglesia Católica tiene toda una sección sobre la oración, y he aquí algunos extractos para ayudarnos a comprender su importancia : La oración es la elevación del alma a Dios o la petición a Dios de bienes convenientes (San Juan Damasceno). La oración es lo que nos une a Dios, y el medio de obtener sus gracias, porque nos permite reconocer humildemente que necesitamos su ayuda y su perdón, y que sin Él no podemos hacer nada.

Hay oraciones de alabanza, oraciones de acción de gracias, oraciones para dar gracias a Dios, pero la oración fundamental es la oración de petición. "Pedid y recibiréis", nos dice Jesús. Sin embargo, además de pedir favores para nosotros mismos, también podemos -y debemos- pedir ayuda para los demás : la paz en el mundo, la conversión de los pecadores, la liberación de las almas del purgatorio, etc. A esto se le llama oración de intercesión. Esto se conoce como oración de intercesión.

La gracia de Dios puede obtenerse también a través de los sacramentos, pero incluso en ausencia de un sacerdote, la oración es accesible a todos, en cualquier momento y en cualquier lugar. San Juan Crisóstomo escribió : « Conviene que el hombre ore atentamente, bien estando en la plaza o mientras da un paseo : igualmente el que está sentado ante su mesa de trabajo o el que dedica su tiempo a otras labores, que levante su alma a Dios : conviene también que el siervo alborotador o que anda yendo de un lado para otro, o el que se encuentra sirviendo en la cocina [...], intenten elevar la súplica desde lo más hondo de su corazón » Rezar es una necesidad vital, San Alfonso de Ligorio llegó a decir : "Quien reza, ciertamente se salvará ; quien no reza, ciertamente se condenará."

Aunque no conozcamos fórmulas prefabricadas, basta con ponerse a hablar con Dios, decirle "Te quiero" o "¡Ayúdame, ven en mi ayuda ! Como decía santa Teresa del Niño Jesús, "para mí, la oración es un impulso del corazón, es una simple mirada lanzada hacia el cielo, es un grito de gratitud y de amor tanto en medio de la prueba como en medio de la alegría". Incluso diciendo, por ejemplo, Señor no sé rezar... ya estamos rezando.

Un día, cuando Jesús terminó de orar, uno de sus discípulos le pidió : "Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos" (Lc 11,1). Fue entonces cuando Jesús confió a sus discípulos y a su Iglesia la oración del Padre Nuestro, que contiene siete peticiones, entre ellas que se haga su voluntad (saber, por ejemplo, cuál es nuestra vocación, qué quiere Dios que hagamos), que nos dé el pan de cada día, que nos perdone como nosotros perdonamos a los demás, etc.

Hay varias formas de oración recomendadas por la Iglesia, entre ellas la lectura de los salmos o la liturgia de las horas (Laudes y Vísperas), pero la forma más accesible, la que incluso recomienda la Santísima Virgen María en todas sus apariciones, es el Rosario, o Rosario de la Virgen María donde, en cada decena del "Ave María" que acompaña al "Padre Nuestro", meditamos sobre los misterios de la vida de Jesús y de María. En estos tiempos, esta oración es más necesaria que nunca.

En este número, seguimos meditando sobre los diferentes aspectos de la vida de Louis Even, fundador de la revista San Miguel, fallecido hace 50 años. Toda la tierra pertenece al Señor, y si Jesús reina en nuestros corazones, Satanás no tendrá cabida en ella, y la justicia de Dios se cumplirá en nuestras acciones y en la vida en sociedad. Esto es lo que explica Louis Even meditando sobre el himno "Queremos a Dios" (ver página 4).

El propio Louis Even nació en una familia de santos. El amor a Jesús y al prójimo es lo que inspiró a Louis Even a fundar la obra de San Miguel (La espiritualidad de :Louis Even), y a indignarse ante la injusticia (La única ira deseable), denunciando lo que se opone al plan de Dios, en primer lugar el sistema financiero actual, que crea dinero en forma de deudas impagables, aportando la solución del Crédito Social, o Democracia Económica, para que los bienes de la tierra lleguen a todos los seres humanos. Dios está siempre en acción, dispuesto a ayudarnos si rezamos y se lo pedimos. Es lo que nos muestran las vidas de los santos, como la de Santa María de la Encarnación. ¡Feliz lectura !