« Los fieles laicos de ningún modo pueden abdicar de la participación en la « política », es decir, de la multiforme y variada acción económica, social, legislativa, administrativa y cultural, destinada a promover orgánica e institucionalmente el bien común.  Como repetidamente han afirmado los Padres sinodales, todos y cada uno tienen el derecho y el deber de participar en la política, si bien con diversidad y complementariedad de formas, niveles, tareas y responsabilidades.  Juan Pablo II. Christifideles laici.

Conviene profundizar en la espiritualidad de Luis Even y de su Obra, porque en efecto, sin esa fe sólida en Dios y sin su inmenso amor al prójimo, Luis Even jamás habría emprendido esa obra de educación integral al pueblo de Dios.

Algunos conceptos  Cliford Hugh Douglas, inventor del Crédito Social era un ingeniero y razonaba lógicamente: veía el problema de la sociedad –la falta crónica del poder de compra entre las manos de los consumidores—y establecía la solución para llegar a la meta buscada. Luis Even tenía el mismo espíritu lógico y supo interpretar claramente el pensamiento de Douglas, expresándole con palabras simples, comprensibles para todos.

En su lógica, Luis Even sabía establecer la diferencia entre los fines y los medios, el dinero no es un fin, la verdadera riqueza, sino un signo, un medio de procurarse los productos. El empleo no es un fin, sino más bien un medio para fabricar los productos (si los productos pueden ser fabricados con menos empleo, tanto mejor).

Luis Even no retuvo allí su lógica, más bien llegó hasta las cuestiones esenciales como cuál es la finalidad de la vida. La respuesta es evidente para los que viven su fe:

Para qué fuimos creados por Dios?

Dios nos ha creado para que le conociéramos, le amáramos y fuéramos felices con Él en el cielo por toda la eternidad.

Algunas personas desearían que la revista SAN MIGUEL escribiera artículos solo de reforma monetaria, sin religión y otros querrían que la revista no hablara sino de religión, sin reforma monetaria. Cabe recordar en relación a este dilema que, todos tenemos un cuerpo y un alma, y aún si estamos de paso por esta tierra material, necesitamos los bienes. Recordemos que nuestro destino verdadero es espiritual, es decir, vivir en unión con Dios en el cielo, por toda la eternidad. Los bienes materiales son un medio; el verdadero fin es Dios. La razón de ser de toda la creación es la de dar gloria a Dios.

Además, las palabras "crédito social" significan la confianza que uno pone en vivir en la sociedad; de que existe un mínimo de orden que nos permite intercambiar productos y circular libremente, sin riesgo de ser atacados en la calle, o de dejarse robar por sus vecinos. Sin respeto al orden moral, —sin religión—toda vida en sociedad es imposible, aún con un policía en cada lado de la calle. Es el desorden, la revolución y la anarquía.

Sin embargo, aún si nuestra verdadera meta es espiritual, no hay que olvidar que es sobre el amor al prójimo, sobre lo que seremos juzgados. Recordemos las palabras de nuestro Señor: "Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber; estaba de paso, y no me alojaron; desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y no me visitaron." Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo." (San Mateo 25, 31-45)

Distinguir entre fines y medios, es reconocer que somos criaturas y que Dios es el Creador, que nosotros tenemos necesidad de la ayuda de Dios, y que no puede haber justicia sin Dios: "Si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los albañiles" (Salmo 127, 1). Sin Mí, nada pueden hacer.  (San Juan 15, 5).

Esto quiere decir también que si no se está en estado de gracia, en estado de amistad con Dios, nada puede hacerse de bueno, y Luis Even tenía plena conciencia de eso.  Es por eso que los Peregrinos del Arcángel SAN MIGUEL, a través de sus publicaciones, no dudan en denunciar a todo lo que pueda separar al hombre de Dios y de hacerle caer en el pecado y le señala los medios para santificarse: frecuentación de los sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía, de la oración, del apostolado, de la protección con los sacramentos, etc.

Los bienes materiales, por ellos mismos, no pueden aportar al hombre la felicidad, porque Dios tiene dentro del corazón del hombre una sed de lo infinito, que solo un ser infinito –Dios—puede llenar: "El hombre no vive solamente de pan, sino de todo lo que sale de la boca del Señor." (Deuteronomio 8, 3). San Agustín, después de haber vanamente buscado la felicidad entre los placeres de ese mundo, fue finalmente tocado por la gracia –entre otras gracias– por las oraciones de su santa madre Mónica.. y pudo declarar con conocimiento de causa: "Nos has hecho para ti, Señor, y nuestro corazón estará inquieto hasta que no descanse en Ti."

Luis Even a tenido no solamente el genio para explicar el Crédito Social, sino también el corazón para hacerlo conocer a los otros. En efecto, él ponía ya entonces, en práctica la enseñanza de la Iglesia sobre el papel de los fieles laicos, treinta años antes de que este papel sea definido por el Concilio Vaticano II, de renovar todo el orden temporal, para que esté conforme al evangelio; al orden establecido por Dios.

Luis Even era un gran católico, que provenía de una familia excepcional, era el número catorce en una familia de dieciséis hijos; seis de sus hermanos se hicieron religiosos, y él mismo se hizo Hermano de una Orden Cristiana en 1902, a la edad de 17 años.

Luis Even llega al Canadá en 1903, cuando los religiosos fueron expulsados de Francia por un gobierno anticlerical.  Enseña en Montana, Estados Unidos, después en la región de Montreal, hasta 1920, cuando fue relevado de sus votos porque se volvió sordo, y en esos tiempos no había los aparatos de hoy en día.

Pero Dios tenía sus designios sobre Luis Even, el iba a ser el fundador de una Obra, única en el mundo, los "Peregrinos de San Miguel" y sus enseñanzas se extenderían a los cuatro rincones del mundo, a través de sus periódicos y revistas que se imprimen por millones, traducidos al momento a más de ocho idiomas.

Luis Even murió el 27 de septiembre de 1974 (fiesta de San Vicente de Paul, patrón de las obras de la caridad), pero sus escritos son tan luminosos que siempre están de actualidad a cuarenta años de su muerte. Siempre lo estarán porque el Crédito Social se aplica a toda situación económica posible, y sus principios permanecen válidos en todo tiempo.

La evangelización

Los escritos de Luis Even son tan luminosos que llevan a la gente a su conversión. 

Nuestro Señor había dicho en 1938 a Sor Faustina (religiosa polaca beatificada por Juan Pablo II): "Deseo que se funde un periódico con palabras nuevas para convertir a los ateos y materialistas, para hacerles ver a Dios a través de las maravillas de su creación" y he aquí la importancia de este material.

Dios ha creado al hombre con necesidades materiales, pero también ha puesto en la tierra todo lo necesario para satisfacer sus necesidades. Si millones de seres humanos no tienen con qué nutrirse, vestirse, o en dónde vivir, no es para nada culpa de Dios, sino de un mal sistema financiero y de los que lo controlan—que no permiten una justa distribución de los bienes creados por Dios para todos los hombres.

Toda persona de buena voluntad aprecia la justicia y dentro de un orden justo como el Crédito Social, todos podrán darse cuenta de cuán bueno es Dios. Por ejemplo, los musulmanes aprecian la posición de la Revista San Miguel, en lo concerniente a los intereses sobre el dinero creado, porque el interés es condenado por Dios, según el Corán, el libro santo de los musulmanes.  El interés también está condenado en la Biblia de los cristianos, pero lamentablemente, muchos no toman este punto tan en serio.

Dos grandes Santos en la vida de Louis Even  Dos grandes santos pueden ser relacionados con la vida y obra de Luis Even: San Luis María Grignion de Montfort y san Maximiliano Kolbe.

Luis Even nació el 23 de marzo de 1885, en Montfort-sur Meu, en Francia y en el bautismo recibió el nombre de Luis María en honor de San Luis María Grignion de Montfort, nacido también en Montfort-sur-Meu, en 1673.  En su "Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen", san Luis María de Montfort nos dice que la devoción a María, lejos de alejarnos de Cristo, nos debe acercar a Él, que en lugar de ser un desvío es un atajo. Luis Even heredó esta devoción de su santo patrono a la Virgen María, y esta consagración a la Madre de Dios ha marcado toda su vida.

El otro santo relacionado con la vida de Luis Even, es San Maximiliano Kolbe—otro gran devoto de María—franciscano polaco que funda en 1917—el mismo año de las apariciones de Fátima, y el mismo año de la creación del Crédito Social por Clifford Hugh Douglas – la Milicia de la Inmaculada Concepción, para convertir a los francmasones. San Maximiliano funda también el periódico "Los Caballeros de la Inmaculada", que fue cerrado en septiembre de 1939, cuando el ejército nazi invade Polonia. El mismo mes, el primer número del periódico SAN MIGUEL aparece en Canadá, como si todo estuviera hecho para relevar en este combate, el triunfo de la Inmaculada. Ya que la consigna de Luis Even igualmente era "Construir el Reino de la Inmaculada."

El Padre Kolbe, que murió mártir en 1941, en el campo de concentración de Auschwitz, había fundado la Ciudad de la Inmaculada, con más de 600 hermanos que trabajaban en la difusión de las publicaciones editadas por él, para hacer conocer y amar a la Inmaculada. El Padre Kolbe les inculcaba la mística de la subscripción y a través de esto logra aumentar a cerca de un millón la circulación de su revista, cuando la Ciudad de la Inmaculada fue obligada a cerrar en 1939.

Hacer conocer a María  En diciembre de 1964, a la edad de 79 años, Luis Even cae gravemente enfermo, a tal punto que se creía que ya iba a morir, pero se repone, contra todo pronóstico y manifiesta: "He obtenido un sobretiempo; se me ha dado una oportunidad. He amado mucho a la Santísima Virgen María, durante toda mi vida, pero tal vez no la he amado lo suficiente." Desde el inicio del movimiento de los Peregrinos, el señor Even iniciaba todas las asambleas con la recitación del Santo Rosario. Pero durante los diez últimos años de su vida, de 1964 a 1974, hizo aún más: en lugar de continuar escribiendo sobre el Crédito Social, escribió numerosos artículos sobre las diferentes apariciones de la Santísima Virgen, a través del mundo, recalcando la insistencia de la Virgen María sobre la importancia y la urgencia de que todos Sus hijos, se conviertan y regresen a Dios a través del rezo del Santo Rosario. Así los Peregrinos de San Miguel  añadieron el rezo de una decena del Santo Rosario en sus visitas a las familias, comenzando la "Cruzada del Rosario."

Testimonio de la verdad

Jesús dijo a Pilatos: He venido a la tierra para dar testimonio de la verdad. Nuestro papel como católicos es exactamente el mismo: dar testimonio de la verdad.

Juan Pablo II decía a los obreros de Sao Paulo, Brasil, el 3 de julio de 1980:  "Una condición esencial es la de dar a la economía un sentido y una lógica humanas. Es preciso liberar los diferentes campos de la existencia, de la dictadura de un economicismo esclavizante. Nadie está dispensado de colaborar en esa tarea… Cristianos, asuman, donde quiera que estén, su parte de responsabilidad en este inmenso esfuerzo de reorganización humana de la ciudad. La fe hace de esto un deber."

"La Isla de los Náufragos" fue uno de los primeros escritos de Louis Even, y es actualmente uno de los más populares, ya que hace comprender con sencillez la creación del dinero. Está disponible en inglés, español, italiano, alemán, polaco, portugués y árabe.

El señor Even tenía el don excepcional de correlacionar los principios del Crédito Social, del Evangelio y de la enseñanza de los Papas. Así escribía sobre el tema de otra parábola concerniente a los impuestos:

"Es otra ocasión, menos citada y por lo tanto bien interesante, cuando Jesús tuvo que ver con los impuestos. Y esa vez no se trataba de un tributo a un banquero, sino de un impuesto establecido por la misma nación judía (San Mateo 17, 24-36). Los cobradores de este impuesto preguntaron a San Pedro: "¿El Maestro de ustedes no paga el impuesto?".

Jesús dijo a Pedro: "[...] ve al lago, echa el anzuelo, toma el primer pez que salga y ábrele la boca. Encontrarás en ella una moneda de plata: tómala, y paga por mí y por ti". Pedro, pescador de oficio, se encarga de hacer muy bien lo que se le ha pedido.  Esta vez, el dinero no tuvo que ver con la producción. 

El gobierno no puede hacer milagros, pero puede, ordenar el sistema monetario de tal forma que el dinero se base en la producción, de acuerdo con la producción.

Wyacheslav Molotov, ministro de Relaciones Exteriores de Rusia de 1939 a 1956,  dijo al doctor Hewlett Johnson, Arzobispo de Canterbury:  "Nosotros conocemos perfectamente el Crédito Social.  Es la única teoría del mundo a la que tememos."