Hija: Volvamos al tema de la separación del dinero y del trabajo. Eso suena a utopía. Y levanta una objeción moral.

Madre: No separamos el dinero del trabajo. Seguiremos recibiendo salario por nuestro trabajo. Incluso hoy en día hay personas que no trabajan y tienen mucho dinero. No sólo gracias a los intereses, sino también a los dividendos, es decir a los beneficios de las empresas.

El mundo no pertenece a nadie. Nosotros sólo lo arrendamos y lo utilizamos. Las minas, el agua, el aire no tienen un propietario determinado. Pertenecen a la humanidad, o a una nación. Los descubrimientos, los inventos, la ciencia son la herencia de toda la humanidad, nos pertenecen a todos  nosotros.  Si  toda  la  producción  y  gran parte  de  los  servicios  se  automatizase  y  nos sustituyesen las maquinas,  tendríamos que recibir dinero para  poder  disfrutar  de los bienes producidos. El creador de la teoría del crédito social, Douglas lo ha llamado el "dividiendo social". El derecho a este dividiendo lo tiene cada humano que habita la tierra: desde los recién nacidos hasta los ancianos. Todos deberíamos recibir cada semana nuestra parte de esa fortuna. Los que van a trabajar recibirían además un sueldo por su trabajo.

H: Entonces nadie querrá trabajar.

M: Eso no es verdad. Hazte a ti misma y a tus amigos esta pregunta: ¿si dejásemos de cobrar, seguiríamos haciendo lo mismo? Las personas realizadas, las que aman su oficio responderían que si tuvieran otra fuente de ingresos, trabajarían de todos los modos. Todos ejercerían el trabajo que les apasiona y donde se sienten socialmente útiles.

H: ¿Y qué pasa con los empleos que nadie quiere ejercer?

M: Ese tipo de trabajo se pagaría de acuerdo con el principio de la oferta y la demanda, o sea, con unos sueldos muy altos. Las personas que buscan algo mejor (desando tener su propia casa) se dedicarían temporalmente a este tipo de trabajos.

H: Estás fantaseando un poco, pero me gusta. La gente que tiene una misión o con pocas necesidades podrían por fin, teniendo dividendos, trabajar sobre sus inventos en el garaje, escribir poemas, aprender a tocar la guitarra etc. Las familias, sin miedo al futuro, tendrían muchos hijos. Nadie tendría miedo "de los tiempos de las vacas flacas". Soñemos un momento con un mundo como ése.

M: Acuéstate teniendo presente este sueño y verás que es bastante posible. Además, la teoría de Douglas ha sido implementada con éxito en varias ocasiones.

H: ¿Entonces por qué no la aplicamos?

M: No vivimos en una isla desierta. Si introducimos cambios que no estén apoyados por la élite financiera, nos cerrarán el acceso al petróleo ya que el petróleo, siendo la principal fuente de energía, domina el mundo.

H: ¿No podemos ser autosuficientes?

M: De momento no. Mira cómo se critica al primer ministro de Hungría (Victor Orbán) por pensar de otra manera.

H: ¿Por qué las sociedades se dividen cada vez más? Cada día aparecen más pobres, la clase media está desapareciendo mientras los ricos se hacen cada vez más ricos. En condiciones de libre competencia, de regímenes democráticos, de respeto a los derechos humanos y con ideas de igualdad, el mundo debería ser distinto.

M: Has mencionado cuatro condiciones. Ninguna se está cumpliendo. La libre competencia está siendo sustituida por los monopolios y cárteles escondidos bajo el nombre de diversas empresas (personas jurídicas). Dichos monopolios y cárteles usan el seudónimo, conocido comúnmente de corporaciones.

La democracia no existe ya que la democracia sólo puede funcionar si los votantes están siendo informados de una manera real y objetiva sobre la actividad del gobierno, y cuando en el parlamento no exista una disciplina de partidos.

Los votantes no pueden ser informados abiertamente cuando los archivos de la cúpula política están llenos de documentos "clasificados", o bajo "alto secreto"  y los agentes de seguridad funcionan fuera de cualquier control. Cuando hay espacio para el chantaje, la difamación, la provocación, la corrupción y los lobbies (grupos de presión) en la vida pública.

H: ¿Te has desahogado ya? Volvamos al tema de la estratificación social.

M: Bien. La razón de la estratificación es el flujo continuado y cada vez más veloz del dinero de las carteras de la sociedad hacia los bolsillos de unos pocos. Cada vez más dinero sale del mercado. Asimismo sube la oferta bancaria. En el flujo del dinero funciona el sistema basado en la idea de los vasos comunicantes. Aquí va un ejemplo: compro un coche que cuesta 50 000 zł. Pido un préstamo a cinco años. Con mis futuros ingresos pagaré 70 000 zł: 50 000 zł recibirá el fabricante, 20 000 zł- el banco. Después de los cinco años necesitaré comprar otro coche.

¿Son sólo los intereses lo que se me cobra? No. El precio del coche incluye también los intereses que el fabricante de los coches paga del crédito rotativo, es decir el dinero que recibe prestado con el fin de desarrollar la actividad económica. La doctrina (ciencia) económica actual dice que los activos fijos (máquinas, edificios) deberían proceder de los fondos de la empresa (comprados con los medios de la empresa), mientras que los gastos corrientes (compra de materia prima, sueldos de los trabajadores) deben ser financiados con préstamos.

De esa manera, el flujo constante de dinero (de los intereses) circula desde los bolsillos de los prestatarios hacia los bolsillos de los propietarios de los bancos.

El aumento de los beneficios u otros ingresos no alcanza a cubrir las pérdidas de dinero. Nos hacemos cada vez más pobres y más endeudados.

H: ¿Eso afecta solamente a los individuos?

M: No. Esa situación afecta a todas las sociedades y países, quienes se endeudan con los bancos comerciales y con el Banco Mundial o con  el Fondo Monetario Internacional.

H: Cuando los gobiernos se vuelven insolventes ya que los impuestos no cubren los intereses pendientes del pago, ¿qué pasa entonces?

M: En ese momento, las grandes corporaciones compran la riqueza nacional por ejemplo: las minas de uranio o de oro. El país sigue pagando sus deudas pero ya no posee nada. Se convierte en una colonia económica.

H: ¿Pasa eso en el mundo real?

M: Sí, por ejemplo los americanos ocupan los países del Golfo Pérsico, los países de África y de América del Sur ricos en recursos naturales. Las grandes corporaciones son los propietarios no sólo de las minas sino también por ejemplo de los cultivos de plátanos. De esas corporaciones depende entonces si hay trabajo para los ciudadanos y si la población compra los plátanos de propietarios extranjeros.

H: Cambiemos del tema. Hablemos sobre la segunda gran dolencia de nuestros tiempos- el desempleo. ¿Cómo se puede garantizar trabajo para todos?

M: Creo que no te refieres al trabajo sino a los medios de subsistencia, es decir el dinero. Al final no automatizamos la producción para trabajar. Son las máquinas las que deben trabajar. Nos liberamos del trabajo y después lloramos porque no lo tenemos. Absurdo.

H: ¿Entonces cómo se debe dividir el dinero?

M: La teoría del crédito social de Douglas, la cual yo prefiero llamar teoría de la confianza social, soluciona muy bien ese problema.

Igual que Gaddafi en Libia, Douglas consideró que cada ciudadano debe recibir los dividendos- participaciones en los beneficios de la propiedad nacional compartida. Gaddafi dividía los beneficios del petróleo entre los ciudadanos. Cada uno de ellos tenía su cuenta bancaria donde él ordenó transferir cantidades que cubrían sus gastos cotidianos. Este dinero no se podía heredar. Douglas propone que los beneficios de toda la producción nacional se compartan entre los ciudadanos.

H: ¿Cual es la base para obtener esos beneficios?

M: Ante todo los logros científicos y tecnológicos, o sea, las patentes, los inventos, los descubrimientos, todo aquello que contribuya a la sabiduría recogida por las generaciones anteriores. Podemos llamarlo en términos generales- información. Siendo un bien inmaterial y multiplicable, la información no debería ser limitada. Debería ser accesible y gratuita. Es un logro de la humanidad y su apropiación es inmoral.

 H: ¿Pero por qué quieres regalar el dinero?

M: Porque vivimos en la era de la abundancia. Cada persona debería tener acceso a los bienes multiplicables. Si este acceso sólo se puede asegurar a través del dinero, entonces todos deberíamos tenerlo.

Le ley de la oferta y de la demanda que estaba en vigor durante los tiempos de escasez, funciona ahora de una manera muy diferente.

En la era de la escasez, por ejemplo de zapatos, el acceso a estos bienes debía ser regulado. Ese factor era el precio que influía sobre la demanda. Si la población era de doscientas personas y había cien pares de zapatos, entonces alguien tenía que andar descalzo.

Hoy en día podemos producir los bienes multiplicables de una forma ilimitada. La oferta (producción) puede regularse solamente a raíz de la voluntad de comprar (demanda). Si todos quieren andar con zapatos hay que entregarles a todos los medios adecuados (dinero). Si no lo hacemos, seguiremos produciendo cien pares de zapatos aunque podamos producir miles de zapatos.

H: Tienes razón. Si hay suficiente pan en el mundo por qué alguien debe morirse de hambre.

M: Si a pesar de la abundancia o incluso del exceso de los bienes, alguien tiene derecho a repartirlo, entonces esta persona tiene un gran poder.

H: ¿Al final se trata del poder?

M: Sí. Dividiendo el dinero, es decir, el acceso a los bienes, uno tiene un gran poder. Y el poder es la droga más fuerte de entre todas las que conocemos nosotros, "las ovejas".

Ese poder viene de la distribución (reparto) del dinero. El mundo está gobernado no por dinero sino por quién lo reparte. Quién es el repartidor, lo saben muy pocas personas. Es  la eminencia gris. No busca ni popularidad ni fama. No se preocupa ni siquiera del dinero. Lo único que quiere es poder.

H: ¿Estás proclamando algún tipo de teoría de la conspiración?

M: No. Yo no personifico a este repartidor. Puede ser que sea solamente un mecanismo. Un mecanismo defectuoso y perjudicial.

H: Mejor volvamos al tema de la distribución del dinero sin trabajo.

M: No sin trabajo, sino independientemente del empleo. Ahora se habla constantemente sobre la creación de puestos de trabajo. ¿Para qué? Ese es un lema de la época de escasez. Ahora para vender el exceso de zapatos, es decir para entregar dinero al consumidor, se usan tres métodos: 1ero. se crean puestos de trabajo que no son necesarios (por ejemplo en la administración pública); 2do. se conceden subsidios (parados, discapacitados, ayudas sociales etc.); 3ero. se genera beneficencia.

Estos tres métodos menoscaban la dignidad de nuestra humanidad. A través de ellos, el gobierno nos da "amablemente" lo que nos corresponde legítimamente de todos modos- el sueldo que hubieran recibido las máquinas.

H: ¿Qué máquinas?

M: Las que trabajan por nosotros.